viernes, febrero 03, 2012

Literatura / Argentina: Paul Auster y los periodistas encarcelados en Turquía

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Su novela más reciente, Diario de invierno, acaba de ser publicada en Turquía. (Foto: Arnaldo Pampillon)

C iudad Juárez, Chihuahua, 3 de febrero 2012.(RanchoNEWS).- Paul Auster cumple hoy 65 años con la voluntad firme de alentar el debate. En una entrevista con el diario turco Hürriyet, el escritor estadounidense confirmó que no viajará a Turquía, donde salió su última novela, Diario de invierno (Anagrama), mientras haya periodistas y escritores turcos presos, un tema que incrementa el malestar. Un número enciende la luz roja: se estima que hay más de cien periodistas encarcelados, una de las cifras más altas del mundo. «¿Cuántos son ahora? ¿Más de cien? Nosotros nos hemos liberado de los Bush. Nos hemos liberado de (el ex vicepresidente estadounidense Dick) Cheney, al que hay que juzgar como criminal de guerra. Pero ¿qué pasa en Turquía?», se preguntó Auster. Una nota de Silvina Friera para Página/12:

«No voy a países que no tienen leyes democráticas, aunque me inviten. Declino invitaciones de China. Protesto contra estos gobiernos», agregó el autor, admirador del fundador de la república, el general Mustafá Kemal Atatürk, a quien calificó como «uno de los líderes más importantes del siglo XX»; y devoto confeso del poeta turco Nazim Hikmet, muerto en los años ’60.

El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, respondió con una catarata de críticas hacia el autor de La trilogía de Nueva York. «Y si viene, ¿qué? Y si no viene, ¿qué? ¿Va a perder prestigio Turquía?», se burló Erdogan y cuestionó a Auster por haber estado en Israel en 2010. «Supuestamente Israel es un país democrático, laico, un país en el que la libertad de expresión y los derechos individuales no tienen límites. Qué ignorante es usted –insistió Erdogan–. ¿No son ellos los que arrojaron una lluvia de bombas sobre Gaza? Los que lanzaron bombas de fósforo y utilizaron armas químicas. ¿Cómo puede no ver esto?» La entonación excesivamente irónica del primer ministro turco continuó cuando aseguró que «este caballero (por Auster) no puede ver la represión y las violaciones de derechos de Israel». Como corresponde, el caballero cumpleañero no le dejó la última palabra a Erdogan. A través de un comunicado, el escritor norteamericano, Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2006, planteó que «sea lo que sea que el primer ministro piense del Estado de Israel, el hecho es que existe la libertad de expresión y no se encarcela a periodistas ni a escritores». En el fragmento final de su respuesta, Auster subrayó que «la libertad de expresarse y de publicar sin censura o amenaza de cárcel es un derecho sagrado para todos los hombres y mujeres».

Según datos del PEN Internacional, asociación mundial de escritores fundada en Londres en 1921, hay más de cien periodistas y escritores presos en Turquía, un triste record que supera a China e Irán. Las asociaciones de periodistas turcos, coordinadas bajo el paraguas de la Plataforma Libertad para Periodistas, estiman que las últimas detenciones han elevado a 101 el número de profesionales de la información en las cárceles. Quizá el caso más paradigmático sea el del prestigioso periodista y editor independiente Ragip Zarakolu, detenido en Ankara en octubre pasado, en una operación destinada a arrestar a supuestos «colaboradores» de la Unión de Comunidades del Kurdistán (KCK), una red de afiliados al proscrito Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). El gobierno turco suele esgrimir que no están encarcelados por sus actividades periodísticas sino por asesinatos, acosos o por haber participado en conspiraciones contra el Ejecutivo. Además de la espesura ominosa del encarcelamiento, los escritores turcos tienen que lidiar con la censura. Las tijeras están afiladas y dispuestas a expurgar los textos considerados «amorales». «En los últimos dos años, el censor ha retirado 30 libros y ha enviado a una veintena de editores ante el juez», explicó el editor Irfan Sanci, varias veces acusado de traducir y publicar libros «pornográficos».

Mientras tanto, el autor de La invención de la soledad celebra sus 65 años con una nueva novela y con su obra completa relanzada masivamente por Seix Barral en formato bolsillo. Auster aprovecha cada intersticio del espacio público para poner el dedo en la llaga turca.


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