viernes, febrero 10, 2012

Obituario / Sergio Larraín

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Sergio Larraín, retratado en Londres en 1958. (Foto: Jean Mouniq)

C iudad Juárez, Chihuahua, 8 de febrero 2012. (RanchoNEWS).- Sergio Larraín ,el fotógrafo chileno más reputado, exmiembro de Magnum, falleció el martes a los 81 años en su casa de Tulahuén, Chile. Había dado la espalda a la fotografía de primera línea al inicio de los 70, tras adquirir su prestigio en tan solo dos décadas. Su obra, acogida en museos como el MoMa, está enmarcada en temas como la injusticia social y en retratos a personajes claves de su época, como Pablo Neruda y Pelé. Una nota de Mokhtar Atitar para El País:

«El juego es partir a la aventura, como un velero, soltar velas», escribió a su sobrino Sebastián Donoso en una carta datada en 1982 sobre cómo trabajaba, hoy citada por el periódico chileno La Tercera. «Vagar y vagar por partes desconocidas, y sentarse cuando uno está cansado bajo un árbol, comprar un plátano o unos panes y así tomar un tren, ir a una parte que a uno le tinque, y mirar, dibujar también, y mirar. Salirse del mundo conocido, entrar en lo que nunca has visto, dejarse llevar por el gusto, mucho ir de una parte a otra, por donde te vaya tincando. De a poco vas encontrando cosas y te van viniendo imágenes, como apariciones las tomas». La misiva es hoy reproducida en muchos blogs y foros de fotografía, como testimonio en primera persona de alguien que se retiró del mundo.

Larraín nace en Santiago de Chile en 1931, dentro de una familia acomodada. Pudo estudiar ingeniería forestal en Universidad de Berckley, California. Una cámara Leica le hace romper con sus estudios. «Lo primero de todo es tener una máquina que a uno le guste, la que más le guste a uno», confiesa a su sobrino en esa carta «porque se trata de estar contento con el cuerpo, con lo que uno tiene en las manos y el instrumento es clave para el que hace un oficio, y que sea el mínimo, lo indispensable y nada más». Las injusticias sociales serán un tema recurrente en su obra. Su fotografía tiene un marcado estilo desde su primer gran reportaje, sobre niños marginales que viven a orillas del Río Mapocho. El fotógrafo se hace invisible. Los retratados no parecen cambiar su actitud por tener a un hombre con una cámara en la mano, que encuadra de manera poco convencional, con planos contrapicados, a nivel de suelo.


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