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Uno de los bocetos trazados por el arquitecto Teodoro González de León, incluido en la exposición que se abrirá en el Centro de las Artes de San Agustín Etla, Oaxaca. (Foto: Alondra Flores)
C iudad Juárez, Chihuahua, 21 de marzo 2012. (RanchoNEWS).- Una ciudad flotante se erige en la galería del Centro de las Artes de San Agustín Etla (CaSa). Una nota de Alondra Flores para La Jornada:
Se trata de la exposición Croquis y maquetas: Teodoro González de León, que reúne un centenar de maquetas de edificios diseñados por el arquitecto, además de bocetos, que será inaugurada el sábado 24 en ese recinto fundado por Francisco Toledo el 21 de marzo de 2006.
A la apertura de su exposición asistirá el reconocido arquitecto mexicano, nacido en 1926.
Dos días después, el lunes, González de León encabezará una mesa de reflexión sobre la arquitectura contemporánea, de la que ha sido uno de los protagonistas en el país.
Al respecto, Patricia Álvarez, museógrafa de la muestra, explica: «la idea curatorial es mostrar la parte creativa y artística de la arquitectura, no solamente la parte técnica.
«Es una exposición poco común», adelanta. No es una retrospectiva y no hay un orden cronológico en términos museográficos. La propuesta es admirar la obra del arquitecto desde un punto de vista escultórico y dibujístico, «dar una visión de la arquitectura menos formal, porque por lo regular en las exposiciones de esta disciplina hay planos y fotografías de la estructura terminada».
La muestra, que se presenta en el contexto del sexto aniversario del CaSa, inaugurará en ese centro de formación el módulo dedicado a la arquitectura. También es acompañada de un catálogo impreso en colaboración con la revista Arquine.
Muchos edificios cotidianos en la ciudad de México se han desplazado a Oaxaca: el Centro Cultural del Bosque, El Colegio de México, el complejo Reforma 222 o la Torre Arcos Bosques, llamada «el pantalón», en total 52 maquetas.
Algunas no cristalizaron en colosos de concreto, por ejemplo una propuesta para el Museo del Niño, un proyecto alternativo del museo Rufino Tamayo, o una capilla sin muros en lo alto de una colina, solicitado por un grupo de monjas que después nunca apareció.
El público podrá circular entre los colosos suspendidos por hilos, rodearlos, observar desde cualquiera de sus ángulos y hasta entrar gracias a unos periscopios. Tener conciencia del espacio y el volumen que regularmente no se perciben al estar dentro del edificio real u observar la maqueta colocada sobre mesas, lo que provoca en ocasiones que sólo se aprecien los techos.
La forma de distribución de las piezas en la galería surge a partir de la observación de la obra de González de León, de los pasillos interiores de sus construcciones y una perspectiva de los patios, que lo han influenciado, por ejemplo los prehispánicos. «Hay una reflexión sobre las calles interiores; entonces colgué las piezas de tal manera que pareciera que vas caminando en medio de una ciudad flotante con una calle interior», explica la curadora.
Asimismo, sobre los muros de la sala se exhiben 241 croquis que fueron seleccionados después de una revisión de más de 2 mil bocetos del gran número de obras de la autoría de quien trabajó durante largo tiempo al lado de Abraham Zabludovsky.
A decir de la museógrafa del CaSa, los dibujos son impresionantes porque hacen percibir la esencia del arquitecto, ver una faceta de dibujante que con sólo seis líneas transmiten la fachada original, como en el caso del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) de la Universidad Nacional Autónoma de México. «Es una capacidad de observación del espacio y precisión, una facultad muy marcada para la escultura que no hay en todos los arquitectos».
Para Teodoro González de León la realización de los bocetos es muy interesante, una forma muy estética de trabajar, un proceso creativo en otros artistas, como el de un pintor, en opinión de Patricia Álvarez. «Al visitar los grandes edificios se perciben tan perfectos; sientes el peso del concreto y hasta parecieran fríos. Hay espacios de 20 metros sin ninguna columna. Entonces, al ver los dibujos que precedieron esa construcción, se expresa la esencia del arquitecto, en una especie de radiografía emocional de la obra», expresa.
«El día que conocí a González de León, de 86 años, reconocí que los edificios son idénticos a su personalidad: perfecto e impecable; que hay una gran coherencia». Entonces surgió la idea de indagar qué hay en el fondo de esa masa arquitectónica construida por este icono de la arquitectura mexicana, alguien que además trabajó con el legendario Le Corbusier en París, en los años 40 del siglo pasado.
Es conocer al mismo Teodoro González de León que un día se paró frente a la puerta del artífice francés de la arquitectura moderna, tocó el timbre y dijo: «soy pasante de arquitectura» y le dieron trabajo. Hoy, a sus 86 años, es uno de los forjadores de la arquitectura contemporánea del país.
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