viernes, marzo 09, 2012

Música / España: 25 años de «The Joshua Tree» de U2

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Portada del disco con la mítica foto de Anton Corbijn. (Foto: Archivo)


C iudad Juárez, Chihuahua, 9 de marzo 2012. (RanchoNEWS).- El 9 de marzo de 1987 salió a la venta The Joshua Tree, el disco que catapultaría a U2 al Olimpo del rock de estadios. Han pasado 25 años y muchos todavía hoy celebran aquella grabación como el advenimiento de una nueva era. La mezcla imposible entre éxito masivo y experimentación. El rock mesiánico. «La última megabanda» (The New York Times dixit). A la hora de hablar de Bono y sus chicos no hay término medio: o grandioso o patético. ¿Es para tanto? Una nota de José Fajardo para El País:

Tres factores fueron determinantes en el resultado final del álbum. Uno: la gira «A conspiracy of hope», una suerte de cruzada solidaria organizada por Amnistía Internacional en junio de 1986 en Estados Unidos en la que participaron Sting, Bryan Adams, Peter Gabriel y U2, entre otros. Bono descubrió las luces y sombras del sueño americano y se apresuró a retratar en su música «la desolación y la codicia de la nación de Ronald Reagan». Dos: la muerte accidental de Greg Carroll, el asistente personal del cantante, que despertaría su vena más lacrimógena. Y tres: un viaje junto a su esposa por Nicaragua y El Salvador, detonante de su cruzada en defensa de los desfavorecidos. La pareja de productores Brian Eno y Daniel Lanois (que ya habían trabajado con el grupo en su anterior álbum, The unforgettable fire) se centró en exprimir el poderío teatralizado de la voz de Bono y los loquísimos solos del guitarrista The Edge.

Hitos de una época


«Dicen que nos tomamos demasiado en serio. Es cierto, mejor dicho, nos tomamos nuestra música en serio». Incapaz de sacudirse ese halo de trascendencia que le acompañó desde sus comienzos en 1976, Bono no escatimó a la hora de citar los referentes culturales que enriquecieron su quinto disco. Desde la obra literaria de Norman Mailer, Flannery O’Connor y Raymond Carver hasta las canciones de Bob Dylan, Bruce Springsteen y Lou Reed. ¿El resultado? Letras que denuncian la represión de las dictaduras latinoamericanas (Mothers of the disapeared), acordes impregnados de iconografía cristiana (With or without you, I still haven’t found what I’m looking for), un retrato de las huelgas de mineros británicos en los 80 (Red Hill Mining Town) e incluso otro sobre la adicción a la heroína (Running to stand still). ¿La respuesta del público y la crítica? Número uno en 20 países, dos premios Grammy y 25 millones de copias despachadas. Incluso la influyente revista Time les reservó su portada en 1987. Bono (voz, guitarra), The Edge (guitarra), Larry Mullen (bajo) y Adam Clayton (batería) parecían superhéroes ante una minúscula imagen del líder soviético Mijáil Gorbachov.

Iconografía para epatar

El reputado artista Anton Corbijn realizó una sesión fotográfica en blanco y negro del cuarteto que pasaría a la Historia. Aquellos cuatro irlandeses de clase media baja aparecían en medio del desierto estadounidense, como trovadores de una nueva fe en un mundo sediento de líderes. Tampoco fue casual la elección de Joshua Tree, un majestuoso e inhóspito parque nacional de California, donde acuden algunos jóvenes a tener experiencias alucinógenas y algunos músicos a encontrar la inspiración. Un símbolo perfecto para aglutinar las poesías automáticas de Bono (se ha dicho que aquel disco lo compuso a la manera de los poetas de la generación beat, anotando las ideas que iban invadiendo su mente) y esa inconfundible mezcla de rock musculoso con pasajes de folk y blues.

Su influencia en la cultura popular

No cabe duda de que la monstruosa máquina de rock que es hoy U2 nunca hubiera existido de no ser por The Joshua Tree. Posiblemente, Bono nunca hubiera jugado con Obama (o tantos otros líderes políticos) a salvar el mundo, no hubiera aparecido en Los Simpsons, ni siquiera en Muchachada Nui. Pero lo cierto es que U2 sigue siendo, le pese a quien le pese, quizá el único grupo guitarrero capaz de movilizar una maquinaria tan potente. No hay más que ver sus últimas giras (ese grotesco espectáculo megalómano que es el «Tour 360» que llevó al Camp Nou en 2009) o el continuo debate sobre su sucesor (¿Radiohead? ¿Coldplay?). Algo distinto sería hablar de los riesgos creativos que la banda ha asumido en estos últimos 25 años... Pero ésa es otra historia.


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