jueves, mayo 31, 2012

Arquitectura / México: Francisco Javier Acuña opina sobre el premio otorgado al GDF

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La Avenida Madero en 1935. (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 27 de mayo de 2012. (RanchoNEWS).- El periódico Excélsior de la Ciudad de México publica hoy un artículo titulado Sismos y Premios (arquitectura en ruinas) de Francisco Javier Acuña, Eespecialista en derechos humanos, que trata sobre el VIII premio Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo (BIAU) que recibióel Gobierno del Dikstrito Federa, y que a continuación reproducimos:

Sismos y algunas «rehabilitaciones» arruinan espacios singulares.

Puede parecer una frivolidad lamentar los destrozos causados por el reciente sismo en los monumentos de poblados del norte de Italia (templos, conventos y castillos carcomidos en Módena y Ferrara), entre las tantas tragedias que estremecen a la humanidad como guerras, pandemias, genocidios…

El Gobierno del Distrito Federal celebra el premio internacional por el «embellecimiento» de la histórica Avenida Madero y de la Plaza de la República, en la que colocó un polémico ascensor de cristal en el Monumento a la Revolución y la penosa peatonalización de la Avenida Madero. Le robaron la atmósfera a la vía ancestral que fuera La Calle de Plateros, aquella que evoca el poeta Manuel Gutiérrez Nájera en La duquesa Job: «…Desde las puertas de La Sorpresa hasta la esquina del Jockey Club…» (La Sorpresa fue una tienda de ropa ubicada en la esquina de Plateros y Palma y el Jockey Club estaba en lo que hoy es el Sanborn’s de los Azulejos).

Un premio. Mientras no se ha resuelto el asunto de la destrucción de las 14 fachadas virreinales ante un INAH manco y mudo y ahora arruinan la Avenida Madero, le extirparon la pátina de sus baldosas y banquetas adoquinadas, rellenaron el arroyo vehicular con cemento pintado en tonos claros y le insertaron arbotantes de luz moderna en reemplazo de aquellos faroles colgados de fuste añejo; total, le expropiaron el toque vetusto a una arteria señorial, eso sí, dejaron intactos los espantosos y arbitrarios letreros de «centro joyero» que agolpan la mayoría de las fachadas…

En Italia, en 1997, a las tareas de restauración de la Basílica de San Francisco de Asís (por temblores) se les llamó: «El taller de la Utopía», la obra demoró casi diez años y hubo fondos comunitarios de la Unión Europea para una hazaña digna de encomio.

Tras el reciente sismo cabe temer que ante una coyuntura de apremios económicos en la eurozona, el gobierno italiano y las corrientes «progresistas» de restauración opten por consolidar las ruinas armonizando tales restos de lo que hubo con el paisaje histórico en pie. No faltarán quienes digan que así se fueron generando las formidables ruinas de los grandes edificios del ayer como el Coliseo y el Foro en la misma Roma. A nadie se le ocurriría a estas alturas proponer que se reconstruyeran tales conjuntos.

Si el premio al GDF es por «habilitar espacios» es un precedente más peligroso que el que, se vislumbra, impera en «el viejo mundo».


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