miércoles, julio 18, 2012

Poesía / Lilvia Soto: «de plata, de oro, de amor»

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And pluck till time and times are done
The silver apples of the moon,
The golden apples of the sun.

- William Butler Yeats,
The Song of Wandering Aengus


Separa los labios
forma una O.
Grande
ancha, como si fueras a decir Aaaaaa…

Prepárate para recibir
su roja esfera para tu pupila
su tersa piel para tu dedos
hecha para la rueda de tus labios.

Humedécelos.
Hinca los dientes.
Fuerte.
Más fuerte.

En la carne hecha para tu boca
para tu lengua
para tus labios.

Entrecierra los ojos.
Presiente su humedad
salpicando tu paladar
recorriendo tu barbilla
bajando por tu garganta.

No necesitas esperar la seducción de la serpiente.
No debes temer el engaño de la bruja
ni la traición de la madrastra.

Olfatea.
Aprisiona entre tus labios.
Acaricia con tu lengua.

Sin remordimientos
sin confesión
sin temor al exilio.

No hay exilio.
Estás en el centro
eres el centro.

Y al mordisquear la blancura de la manzana
al deleitarte con la suavidad de la chirimoya
al adorar la femineidad del higo
al embriagarte con la pasión de las uvas
al aspirar la sutileza del maracuyá
al inhalar la fragancia de la mandarina
no pecas.

No necesitas robarlos.
No tienes que ocultarte.
No son el fruto prohibido.

No los regaron los ríos de miel, de leche, de vino.
Los bañó la lluvia. Los acarició el sol. Los besó la luna.
Son una maravilla
te darán placer, mas no inmortalidad.

Pues sabrás que te mintieron.
Los escribas y los exégetas que quieren secreto y sólo para ellos
el árbol del placer
te engañaron.

Baja los párpados.
Humedece los labios.
Forma un círculo.

Exclama ¡Aleluya!

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