domingo, febrero 03, 2013

Literatura / Cuba: Declaran desierto el Premio Literario Casa de las Américas para novela

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El poeta Cortiñas.  (Foto: Página/12)

C iudad Juárez, Chihuahua. 1 de febrero de 2013. (RanchoNEWS).- El joven Gabriel Cortiñas se llevó por unanimidad el Premio de Poesía con su obra Pujato, mientras que La sombra del tío, del ensayista Nicolás Doljanin, ganó por unanimidad en Literatura Testimonial, rubro en el que compitieron 55 textos. Una nota de Silvina Friera desde La Habana para Página/12:

Al mal tiempo, buena cara. Un frente frío entró a La Habana. La ciudad parecía un largo lagarto gris «con ojos de piedra y agua». El viento chiflaba con ganas. La lluvia se demoraba, pero llegaría. El clima no podía arruinar la fiesta. En la sala Che Guevara, Roberto Fernández Retamar y Jorge Fornet anunciaron ayer por la tarde los ganadores de la 54ª edición del Premio Literario Casa de las Américas. Hay dos argentinos: el joven poeta Gabriel Cortiñas y el ensayista Nicolás Doljanin. El jurado de Poesía integrado por Fernando Balseca (Ecuador), Arturo Carrera (Argentina), Rafael Courtoisie (Uruguay), Joserramón Melendes (Puerto Rico) y Teresa Melo (Cuba) eligió por unanimidad el poemario Pujato, de Cortiñas, obra en la que se destaca «un decir poético comunicativo y una vena narrativa que nos conduce a una épica menor, cotidiana, sobre la extrañeza del trabajo de los foqueros australes». El caballito de batalla del mercado editorial mundial se quedó sin premiado. Hubo asombro cuando se confirmó que el rubro novela quedó vacante. Carlos Garayar de Lillo (Perú), Sergio Missana (Chile), Liza Josefina Porcelli Piussi (Argentina), Yasmín Ross (México) y Alberto Guerra Naranjo (Cuba), después de haber discutido «amplia y detenidamente» las 172 obras presentadas, lo declararon desierto por mayoría. «Ninguna de las novelas alcanza el nivel requerido como para ser merecedora de este reconocimiento», argumentaron.

«Me gusta la idea de pensar Pujato como una pregunta, al libro entero como una pregunta. Creo que es aquello que me interroga, en este caso, lo que me sirvió de base para escribir», dice Cortiñas a Página/12. «Un grupo de hombres tiene una convicción: el desafío de construir una ciudad desde cero, o casi desde cero, en la superficie del hielo polar antártico. Esa sería la foto: una tarea colectiva en pleno proceso, con todas las complicaciones y contradicciones que eso implica –explica el poeta que no puede creer todavía que haya ganado–. Aquello abierto o sin resolver también está ligado a la incertidumbre de la llamada ‘soberanía polar’; ya que toda soberanía es en sí un desafío, y transitar esa incertidumbre es lo mejor que nos puede pasar». Cortiñas revela que el título del poemario ganador remite al general y explorador antártico Hernán Pujato. «Lamentablemente aún es desconocida para muchas personas la vida de este hombre como lo era para mí. Los que habían ganado la pulseada histórica a fuerza de sangre, los liberales –hoy por suerte en retaguardia–, se encargaron de borrar su nombre, de ocultar o minimizar el tamaño mayúsculo de su tarea. Pero, ¿qué tiene esto que ver con un libro de poesía?» Cortiñas deja el enigma en el aire y repasa cómo surgió el poemario. «Soy docente y una mañana de octubre del 2009 me tocó acompañar al curso que tenía a cargo a una excursión, que en ese momento entendía poco feliz, al Comando Antártico. Ahí supe de la existencia de Hernán Pujato, ese día me encontré con una obsesión, ese día vi cómo un buzo polar de unos treinta y cinco años se emocionaba mientras les contaba a los chicos la historia de ese hombre. Volví y empecé a escribir, ese fue el comienzo. Sin embargo, el libro no es –obviamente– un relato histórico. La Antártida, Hernán Pujato, los andinistas, los trineos, como otros tantos motivos que aparecen en el texto, fueron la materia prima con la que empecé a hacer la mezcla. Después pasaron tres años, y a eso que quedó me gusta pensarlo como una pregunta».

La sombra del tío, de Nicolás Doljanin (Argentina), ganó por unanimidad en Literatura Testimonial, rubro en el que compitieron 55 textos. El libro ganador es un testimonio del devenir de un puñado de personajes que circulan por el amplio universo de la lucha contra el imperialismo, en un periplo que, a partir de la Argentina previa a la última dictadura, pasa por México, Nicaragua y se centra en El Salvador. «La obra tiene el valor de ser a un tiempo –al igual que la posta del guerrillero– el lugar de máxima exposición pública y el de mayor intimidad –planteó el jurado integrado por Edda Fabbri (Uruguay), Juan Carlos Volnovich (Argentina) y Félix Julio Alfonso López (Cuba)–. El texto, de estructura compleja y no lineal, abarca desde el soliloquio reflexivo hasta la crítica despiadada, siempre fiel al esfuerzo sostenido por no mentirse. ‘Toda jerga se enarbola contra un poder’, escribe el autor, y esta literatura tensa, esta palabra suya que no se entrega al sosiego, nace de ese espacio que el escritor conquista: el de su libertad».

Cuba y los cubanoamericanos. Un análisis de la emigración cubana, de Jesús Arboleya Cervera (Cuba), elegida por unanimidad en la categoría Ensayo de tema Histórico-Social –en la que concursaron 43 obras– reconstruye en forma detallada, con un sólido respaldo documental, el tema de las relaciones entre los Estados Unidos y la Revolución Cubana desde la perspectiva de las políticas migratorias de ambos países. «La claridad y fluidez expositiva permiten que la obra sea accesible a todo tipo de lectores, sin restarle rigor ni profundidad analítica. Desmitifica una problemática de mucha actualidad que ha sido objeto de diversas interpretaciones», fundamentaron Salim Lamrani (Francia), Renán Vega Cantor (Colombia) y Sergio Vilaboy (Cuba), los miembros del jurado. El escritor Luiz Ruffato –publicado en Argentina por la editorial Eterna Cadencia– obtuvo por unanimidad el Premio en Literatura Brasileña con Domingos sem Deus (Domingos sin Dios), obra que retrata el día a día del proletariado brasileño, realidad poco visible en las narrativas contemporáneas. «La novela presenta diversos episodios independientes que se entrelazan, formando el mosaico de un Brasil esencial, aunque olvidado. Para dar voz a los que nunca la tuvieron, Ruffato utiliza un lenguaje único, llevando al límite los patrones de la lengua normativa y creando una puntuación y un ritmo propios. Domingos... cierra la pentalogía Infierno Provisorio, en la cual Ruffato creó un universo ficcional, cuyo desarrollo estético y ético lo coloca entre los grandes nombres de la literatura brasileña», afirmaron los miembros del jurado Marcelino Freire, Carola Saavedra y Suzana Vargas.

El Premio Extraordinario de Estudios sobre las Culturas Originarias de América quedó en manos de la chilena Lucía Guerra, autora de La ciudad ajena: subjetividades de origen mapuche en el espacio urbano, «una contribución importante a los emergentes estudios indígenas en el continente americano», aseguró el jurado integrado por Ticio Escobar (Paraguay), Esteban Ticona Alejo (Bolivia) y Emilio del Valle Escalante (Guatemala). La obra ganadora visibiliza «los distintos procesos de actividad cultural y políticas mapuche –e indígenas– desde la época colonial hasta el presente, mostrando experiencias de confrontación y negociación entre lo propio y lo ajeno que han posibilitado, continuado y empoderado una voz mapuche propia». Entre los premios honoríficos que entrega Casa de las Américas, Lectores insurgentes. La formación de la crítica literaria hispanoamericana (1810-1870), de Víctor Barrera Enderle, se quedó con el Premio de Ensayo Ezequiel Martínez Estrada. Chico Buarque se alzó con el Premio de Narrativa José María Arguedas con su novela Leche derramada, y el uruguayo Rafael Courtoisie con el Premio de Poesía José Lezama Lima por Tiranos temblad. En el cóctel de despedida, alguien recordó los versos de «Adiós a La Habana», de Retamar: «Ciudad agrietada cada día por el sol/ Y rehecha en silencio/ Desde el atardecer/ Para que la mañana la encuentre de nuevo intacta,/con sólo algunos papeles y muchos besos de más».

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