martes, marzo 26, 2013

Cine / Entrevista a Mike Newell

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El director británico. (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 26 de marzo de 2013. (RanchoNEWS).- A su modo, el británico Mike Newell (Hertfordshire, 1942) es como un vestigio de esos directores de la era dorada de los estudios que podían enfrentarse a cualquier tipo de filme, llevar a la pantalla cualquier guion y dejar todo gesto autoral de lado. Un rápido vistazo a la filmografía provoca el desconcierto, despierta la sensación de que el director británico esconde o bien muchos intereses o bien solo uno: trabajar con cualquier clase de historia. De Cuatro bodas y un funeral (1994) a Prince of Persia (2010), de Donnie Brasco (1997) a Harry Potter y el cáliz de fuego (2005)… cualquier intento clasificatorio representa todo un desafío para los aficionados a la taxonomía cinematográfica. Una entrevista de Carlos Reviriego para El Cultural:

Newell estrena ahora una nueva adaptación del clásico de Charles Dickens Grandes esperanzas, que presentó en el pasado Festival de Sevilla. Para cualquier clase de presentación, quizá lo mejor sea hacerse eco de sus propias palabras: «Todo lo que he creado es inconsistente. He hecho películas sobre chicas universitarias en América (La sonrisa de Mona Lisa), sobre infiltrados y gangsters (Donnie Brasco), sobre un niño que es un mago (Harry Potter y el cáliz de fuego), sobre un controlador aéreo (Fuera de control)… ¿Qué consistencia ahí en ello? Así que a veces me digo a mí mismo que no hay ninguna virtud en ser consistente, pero lo cierto es que para mí sí hay algo en común a todos esas películas. Todas tienen grandes y complejos personajes. Con un action heroe plano y sin complicaciones, no podría hacer nada».

¿Qué clase de personajes busca entonces para sus películas?

Se me dan bien los personajes con problemas y con una fuerte personalidad. Por ejemplo, el personaje de Hugh Grant en Cuatro bodas y un funeral era un buen tipo pero tenía un terrible problema emocional, lo mismo pasaba con Donnie Brasco… Los escojo de forma instintiva, y creo que esos personajes tan fuertes y carismáticos son los que dan cierta coherencia a mi filmografía.

En este sentido, ¿qué le atrae de Pip, el huérfano de Grandes esperanzas que se convierte en un hombre poderoso?

Él quiere ser un caballero, y por supuesto quiere serlo porque entonces tendría una oportunidad de conseguir a la chica que ama. Pero una vez que se ha convertido en un caballero se transforma en alguien egoísta, alguien distinto, de hecho, cuando vuelve a encontrarse con la chica, ya no es él mismo. Cuando tiene dinero y posición social siente que puede llevar las riendas de su vida, pero en verdad su vida ha cambiado tanto que no llega a reconocerse. Ha tenido que pagar un alto precio para conseguir sus sueños. Esa clase de complejidad siempre me ha interesado.

¿Encuentra todavía vigente la novela de Dickens?

Absoutamente. Todo es trasladable a nuestros tiempos. El dinero es inmensamente importante, diluye la moral y el jucio de las personas. Se pueden ver manifestaciones en la city de Londres, y arriba desde las ventanas de los edificios, los brokers y ejecutivos agitan en sus manos billetes de 50 libras. En otras palabras, están diciendo a los de abajo: «Somos mejores que vosotros porque tenemos el dinero». La juventud hoy en día no sabe si va a poder trabajar en el futuro y esto crea unos parámetros sociales de injusticia y de inestablidad que pueden traer efectos muy peligrosos. La situación ya se descontroló por entonces, a principios del siglo XIX, y la pregunta ahora es en qué momento se van a poner las cosas peligrosas. ¿Cuándo empezarán Madrid, Londres, Atenas a convertirse en ciudades peligrosas? Creo que hay tremendos paralelismos en la historia entre lo que ocurría entonces y lo que ocurre ahora. Y desde luego también en el personaje protagonista, que considero muy contemporáneo.

Para Grandes esperanzas ha contado con un reparto muy variado y arriesgado, haciendo convivir a Ralph Fiennes y Jeremy Irvine con Helena Bonham Carter. Chabrol decía que el casting es el 80% del trabajo de un director…

Estoy seguro de que eso es cierto. Lo noto en todas las películas que hago. Respecto a Helena Bonham Carter, me parece muy interesante, porque ella por virtud de lo que es, y por cómo siempre parece estar al borde del exceso emocional, consigue que su parte de la historia sea más perturbadora y más amenazadora y oscura, porque está al borde de la locura y su bloque se convierte en una especie de historia de fantasmas. Ella por sí misma trae una parte «burtoniana» a la historia. Eso es lo que buscaba.

Físicamente, el niño Pip se parece mucho al Oliver Twist de David Lean. ¿Fue algo intencionado?

No, fue un accidente. Era el mejor chico en el casting. Pero tiene razón. Parece que hay como una especie de imagen común del héroe dickensiano en el subconsciente británico. Debe ser algo así.

¿Se ha abstraído de todas las versiones cinematográficas anteriores del libro o de algún modo las ha tenido en cuenta?

Las he visto todas, pero en verdad solo hay dos realmente destacables. Hay una versión de los años treinta que da la sensación de que quisieron convertir en un musical pero a mitad de pelicula se arrepintieron y decidieron que no. Es un caso muy curioso. Las dos más imporantes son la versión de David Lean y la, más reciente, de Alfonso Cuarón. Conozco al director mexicano porque él también dirigió una franquicia de Harry Potter, y me comentó que para él había sido una experiencia terrible trasladar Grandes esperanzas a la pantalla. No fue desde luego un éxito de taquilla, pero la película era estupenda, de hecho le he robado un par de cosas. Y respecto al clásico de David Lean pues es como El Evangelio según San David, o sea, que da la sensación de que no puedes ponerle peros, pero los tiene, y muchos: las edades de los personajes, el cambio final demasiado optimismo, las caracterizaciones no son muy buenas… Pero aún así es una versión que se queda en la memoria del público, y eso me causa problemas.

¿Cree que si Dickens estuviera vivo escribiría para televisión?

De hecho lo hizo, porque escribía para publicaciones mensuales por entregas, que es el mismo concepto. Es algo extraordinario que en mi copia de trabajo de la novela están publicadas las notas, los apuntes de trabajo de Dickens, y lo cierto es que es apenas llenan una página y media, no se trata de un trabajo de arquitectura. Apenas hay unos apuntes sobre personajes, pero prácticamente todo estaba en su cabeza a medida que iba escribiendo. Y terminó la novela en un año, sin dudas ni desvíos. Su claridad y determinación era extraordinaria.

¿El tono de la película fue muy complicado de conseguir?

Busqué un tono principalmente oscuro y cruel, pero también debía ser energético y sentimental. Pensé que la cadencia de la película debía ser algo lenta, al menos en comparación con los cánones hollywoodenses. Pero también tienes que conseguir que los personajes tengan una sintonía entre ellos, que no parezcan salidos de películas distintas, y que, a su modo, todos sean carismáticos. Que los héros tengan tanta fuerza y tanto interés como los villanos, como mi personaje preferido que es Mr. Jaggers.

Su final es algo distinto al de la novela…

Dickens escribió dos finales y David Lean aportó un tercer final, y lo que yo quería era encontrar un término medio entre todos. Creo que la clave es la ambigüedad o, más bien, la necesidad de mantener el tono del relato, que principalmente es una historia sobre víctimas, pero sin renunciar a cierta esperanza.

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