miércoles, marzo 06, 2013

Fotografía / México: Rogelio Cuéllar lleva parte de su vasto quehacer retratístico al centro Villaurrutia

.
Los retratos de Rogelio Cuéllar, de 50 mujeres, se podrán admirar en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia, ubicado en la avenida Nuevo León 91, colonia Hipódromo Condesa.  (Foto: La Jornada)

C iudad Juárez, Chihuahua. 6 de marzo de 2013. (RanchoNEWS).- El fotógrafo Rogelio Cuéllar inaugura una nueva exposición. Se trata de Hacedoras de historias y poesía: el rostro femenino de las letras, que se presentó el año pasado en la Universidad Autónoma de Nuevo León, y a partir del jueves podrá verse en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia. Una nota de Ericka Montaño Garfias para La Jornada:

Entrevistar a Rogelio Cuéllar en su estudio se convierte en el retrato de una serie de anécdotas, de hacer malabares con las cajas que comienza a sacar del montón para mostrar fotografías de Vicente Rojo, Elena Poniatowska, algunas que se encuentran recargadas en la pared con retratos de Carlos Monsiváis o Fernando Benítez. Tomar café es un deporte de alto riesgo ante el temor de que la taza vuelque sobre alguna de las imágenes. Es mejor dejar el líquido tranquilo y recorrer la historia detrás de algunas de sus fotografías emblemáticas, como la de Octavio Paz abriendo la puerta de su estudio.

En esta ocasión los malabares son para hablar de la exposición Hacedoras de historias y poesía: son 50 retratos que pertenecen a la colección de la Dirección de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), de escritoras como Rosario Castellanos, Elena Poniatowska, Griselda Álvarez, Pita Amor, Amaranta Leyva, Natalia Toledo, Enzia Verduchi y Verónica Volkow, entre otras.

Las imágenes, captadas entre 1972 y 2012, están ordenadas en forma alfabética, no cronológica.

Son cuatro décadas, pero esta es una exposición hueca, el catálogo está hueco, dice el fotógrafo en entrevista: «está hueco, porque no están los que tienen que estar». Apenas es una pequeña parte de quienes ha fotografiado a lo largo de su carrera.

«En la exposición nada más se presentan 50. Esta es parte de la colección que tiene la Dirección de Literatura del INBA, que se comenzó a integrar desde que estaba Daniel Leyva, como titular; siguió Silvia Molina, se compró otra parte, y ahora con Stasia de la Garza, otra parte, me compran un retrato de cada quien. En el Centro de Documentación todavía no están todas las personas que he fotografiado, pero está el proyecto de dos libros con La Cabra Ediciones que incluya a todos.

«En el Centro de Documentación me da pena y pudor que hay muchas personas que he fotografiado y que no están en el catálogo, tampoco en la exposición todavía, pero trabajamos precisamente con La Cabra Ediciones el proyecto de dos libros que traigo en mente desde hace años, ya en libro grandote, cuadrado, que ya los incluye a todos.

«Van a entrar 110 o 120 pintores escritores, supongamos, aún así no están todos, será el tomo I, porque por ejemplo, a mediados de los años 90 se hizo una exposición en la galería del Centro Médico, era de pintores y escultores oaxaqueños. El catálogo era de 300, de los cuales fotografíe 150. Enloquece uno».



Parte de la memoria colectiva

Para hacer un retrato, Rogelio Cuéllar parte de tres premisas: la primera, admirar el trabajo de quien retrata; la segunda, el compromiso, y la tercera, la responsabilidad profesional.

«Trabajo mucho revisando mi archivo. El retrato es el registro de las personas que están haciendo algo que me significa en la época en que las conozco. Mis admirados, fundamentalmente. Es el sentido de acercarme a las personas que admiro, necesito conocer su trabajo y admirarlas».

En segundo lugar, «sí hay una conciencia de sentir que tengo una responsabilidad profesional con mi generación en el tiempo que me ha tocado ser fotógrafo. Comencé a trabajar este acercamiento de la siguiente manera: obviamente ir con los más importantes y con los más viejos.

«La parte del compromiso es saber que es un testimonio que se queda, que forma parte de la memoria colectiva, de saber quiénes somos, dónde estamos, cómo fuimos, quiénes estaban en una época determinada».

En el tercer punto habla de la responsabilidad profesional. Viendo la historia de los fotógrafos, de cualquier país, ya sea de moda, publicidad o de lo que sea han hecho retrato de sus contemporáneos. Es seguir esta tradición que en México la ha hecho Weston, Tina Modotti, Lola Álvarez Bravo, Héctor y María García, quienes retrataron a los creadores de su época.

Subraya que hacer un retrato no es fácil. «No se logra a la primera. Acabo de hacer fotos ayer mismo de Roger von Gunten, lo he fotografiado 20 mil veces. Sí hay una tensión, hay más conciencia del tiempo que les estoy quitando, del valioso tiempo que me conceden, ya el recibirme una hora sé que es muy importante».

Para lograr un retrato va de lo general a lo particular. «El espacio, el personaje, y me voy centrando hasta un close up de los ojos o de las manos. En las hojas de contacto ves la forma en la que vas descubriendo y estructurando hasta lograr lo que aspiras: a tener un retrato que sí los represente».

«El desafío es tener el retrato, que trascienda el momento, y la otra cosa es la importancia, la conciencia de saber que hoy es la noticia y mañana comienza a ser parte de la historia y se convierte en la memoria colectiva. Espero que existan siete imágenes mías que ya sean parte de esa memoria: Jaime Sabines, Octavio Paz, Rosario Castellanos o Francisco Toledo» a quien le tomó 25 años tomarle el retrato que buscaba.

REGRESAR A LA REVISTA