domingo, mayo 12, 2013

Libros / México: «El hombre en la encrucijada. El mural de Diego Rivera en el Rockefeller Center»

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Momento de la creación del mural. (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 12 de mayo de 2013. (RanchoNEWS).- Cartas, recortes de periódicos, fotografías, apuntes y bocetos del mural El hombre en una encrucijada, que pintó Diego Rivera en el vestíbulo principal del Rockefeller Center, son los únicos testimonios que perviven de esa obra que fue destruida y que en este 2013 cumpliría 80 años. Una nota de Leticia Sánchez Medel para Milenio:

La polémica que se suscitó alrededor de esa obra entre el muralista mexicano y el magnate estadunidense Nelson Rockefeller, ha dado origen a decenas de artículos, reflexiones y publicaciones.

A ocho décadas de ese suceso, se edita el libro El hombre en la encrucijada. El mural de Diego Rivera en el Rockefeller Center.

La pretensión de los creadores de dicho ejemplar es reconstruir el proceso creativo de Diego Rivera en La Gran Manzana, con material inédito que por años estuvo guardado en el baño de Frida Kahlo, en la Casa Azul de Coyoacán.

Esta historia se basa en la correspondencia que sostuvieron Rockefeller y Rivera durante el proceso creativo del mural que estaría en el vestíbulo del edificio principal del Rockefeller Center, en el corazón de Manhattan, obra con la cual el artista mexicano dejaría huella en el centro de negocios más importante de Estados Unidos.

Todo iba muy bien hasta que a Rivera se le ocurrió pintar el retrato del líder soviético Vladimir Ilich Lenin en esta gran obra pagada por el máximo representante del capitalismo estadunidense. Por supuesto que Nelson Rockefeller le pidió a Rivera que quitara a Lenin del mural, a lo que el muralista se negó. De inmediato el magnate lo despidió, no sin antes pagarle 21 mil dólares por su obra.

Rivera hizo todo un escándalo y logró el apoyo de la comunidad artística, pero también el cuestionamiento de los grandes capitales. De hecho el museo Frida Kahlo guarda una carta que le envió nada más ni nada menos que Albert Einstein.

El mural El hombre en una encrucijada permaneció tapado, hasta que en febrero de 1934 Rockefeller dispuso su destrucción.

En el mismo año Rivera, apoyado por el gobierno mexicano, pintó una versión de esa obra en el Palacio de Bellas Artes con el título de El hombre en el cruce de caminos.

Desencuentro

Aprovechando que el Fideicomiso del Banco de México tiene bajo su resguardo los bocetos que son el único testimonio físico que queda del mural que pintó Diego Rivera en el Rockefeller Center, además de los documentos inéditos que revelan el pleito entre el muralista mexicano y el magnate estadunidense, en el 2013 se edita este libro, que reconstruye ese histórico momento.

En el museo Casa Azul de Frida Kahlo se resguardan fotos y documentos que fueron localizados entre más de seis mil 500 fotos y 28 mil documentos que estaban en un baúl en el baño de la artista. Aunque el museo Anahuacalli resguarda los bocetos y los dibujos preparatorios para el mural que pintó Rivera en el Rockefeller Center, estaban a punto de desaparecer, pero apenas han sido restaurados con el apoyo del Bank of America Merrill Lynch.

Aunque habían sido intervenidas en dos ocasiones, las piezas El hombre en el cruce de caminos —bocetos A y B—, El agua, origen de la vida y El hombre técnico, necesitaban de una urgente restauración dado que presentaban problemas de inestabilidad estructural, generados por grandes roturas, desprendimientos y faltantes en toda la superficie.

Reconciliación

A casi 80 años del desencuentro por la destrucción de El hombre en la encrucijada, David Rockefeller Jr. respondió a MILENIO (seis de marzo de 2012): «Sí se dio una reconciliación; casi ocurrió inmediatamente, desde nuestro punto de vista, porque nuestra familia continuó ayudando hasta cuando se removió el mural del Rockefeller Center, y casi de inmediato, mi familia dio más apoyos para que Rivera hiciera más arte».

El museo Frida Kahlo tiene una misiva de Diego Rivera a Nelson A. Rockefeller, fechada el seis de mayo de 1933: «Querido señor Rockefeller (...) deseo expresarle mis sentimientos acerca de las propuestas que usted me hizo, después de una profunda reflexión acerca de ellas.

«Me gustaría encontrar una solución aceptable para el problema de su propuesta, y poner en éste lugar el perfecto balance con la figura de Lenin, de igual de grandiosa que la histórica figura americana, así como Lincoln quien simboliza la unificación de la ciudad y la abolición de la esclavitud (…)

«Estoy seguro de que la solución que propongo aclarará el significado histórico de la figura del líder, representado por Lenin y Lincoln y ninguno será capaz de oponerse a ellos, sin oponerse a los sentimientos más fundamentales del amor humano y de la solidaridad y de las fuerzas sociales constructivas representadas por un hombre. Quedo de usted, Sinceramente (sin firma)».

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