sábado, julio 06, 2013

Fotografía / Argentina: Muestra anual de la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina

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Las más de 250 fotografías seleccionadas para esta 24ª edición, que se desarrolla en el Palais de Glace con entrada libre y gratuita, conforman un recorrido visual y narrativo apasionante. Un collage emocional que refleja el devenir de la vida misma.  (Foto: Daniel Jayo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 6 de julio de 2013. (RanchoNEWS).- Hay más de una misión detrás de la muestra anual de la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (Argra). Una de ellas es graficar en imágenes el pulso de la sociedad en 365 días, las emociones masivas, los temas de los que todo el mundo habló, tanto en los medios como en el almacén del barrio. Pero no sólo lo que es noticia se considera parte del latir social, y ese es un ítem destacado de la exposición; uno que, afortunadamente para reporteros gráficos y público, se acentúa cada año. Al presentar algunos trabajos que no ven la luz en los grandes medios, la muestra exhibe dos caras del fotógrafo: es, claro, un laburante más, pero también es un profesional movido por un deseo, una ideología, una empatía con tal o cual realidad. El jueves quedó inaugurada en el Palais de Glace (Posadas 1725) la edición número 24 de este evento con más de 250 fotografías, que conforman un recorrido visual y narrativo apasionante. Una nota de María Daniela Yaccar para Página/12:

Los fotógrafos siempre están detrás de la escena, y la Muestra Anual de Fotoperiodismo Argentino viene, de algún modo, a colocarlos en primer plano. A reivindicarlos, a alimentar, por qué no, un poquito su ego. «Todos esperamos el momento de mostrar nuestra foto», apunta Leo Mirvois, reportero gráfico de Perfil, de larga trayectoria, y así da cuenta de otro de los objetivos de la muestra, surgida en 1981. «Es mucho el material que se manda y cada año va en aumento. Estar presente en la exposición es un reconocimiento.» Este año, el jurado –integrado por Emiliano Lasalvia, José Luis Perrino, Natacha Pisarenko, Eduardo Grossman y Alejandro Guerrero– tuvo la difícil tarea de elegir entre 2700 fotografías. Se quedó con las más representativas en materia de actualidad, deportes, retratos, vida cotidiana, política, naturaleza, medio ambiente, arte y espectáculos, ocurridos en el país y en el mundo (se reciben trabajos de periodistas argentinos radicados en el exterior). Las fotos son todas de 2012.

La muestra de Argra coloca realidades muy distintas a un mismo nivel, en las mismas paredes. Seres públicos y anónimos, gente de la política, luchadores sociales, situaciones bizarras u horrorosas conforman el caleidoscopio que es la muestra. Un collage emocional que abarca desde una Cristina Fernández que mira desafiante a un Macri de rostro vil –los separa una silla vacía– hasta a un freak disfrazado de Capitán América que orina en el mingitorio de un baño paquete. Así de variopinta es la muestra, como lo es la realidad. Hay siempre una curva dramática, aristotélica, en las muestras de Argra: tensión ante los choques de trenes, incendios e inundaciones, equilibrio ante el delicado retrato de una figura admirada o la belleza de un acantilado marplatense. Pulsión de vida y de muerte, eros y thánatos, en fricción. Tal como es la vida.

Los criterios de noticiabilidad

Así como un dramaturgo ve teatro en la vida, un periodista halla notas todo el tiempo y un terapeuta puede correr el riesgo de psicoanalizar a quien se le cruce, el fotógrafo vive pensando en imágenes. A algunos el oficio los toma por completo. Los que Página/12 convocó para hablar de la exposición y de fotoperiodismo están, durante toda la charla, pendientes de la progresiva desaparición de la luz al caer la tarde. Dafne Gentinetta, de este diario y colaboradora de otros medios, llega a la entrevista en la Costanera con unas medias muy bonitas y llamativas, color mostaza, que son motivo de broma: la gastan con que se las puso para la foto. Leandro Teysseire, toma una, dos, diez... más de una veintena de fotografías. Se ve cómo lo disfruta. Que abran bien los ojos, les pide a sus fotografiados. Ellos no lo hacen. Sólo uno lo hace. Aunque suelen darlas, les cuesta obedecer órdenes. Después, los siete trepan una baranda y terminan posando entre las pajas que bordean la Reserva Ecológica.

Uno de los primeros temas que surge en la charla tiene que ver con los criterios de noticiabilidad, esos que aparecen en cualquier manual de periodismo gráfico para ordenarle al periodista la caótica realidad: se supone que para que un hecho pase a figurar en los medios debe estar protagonizado por alguien conocido, interesar a mucha gente, ser una rareza o tener cierto impacto, entre otras cosas. Desde ya que la muestra de Argra contiene las imágenes que fueron noticia en 2012. De hecho, en un acto de justicia ante la injusta realidad, la tapa del anuario –esto es, la foto que se considera más importante del año– es una imagen de Susana Trimarco tomada por el tucumano Jorge Sgrosso.

Dice el periodista y abogado de derechos humanos Pablo Llonto en el prólogo del anuario: «En cada fotografía están los mensajeros y las mensajeras. Informándonos que hay un rostro llamado Susana Trimarco. Y que hubo dolor y angustia por una condena que no fue. Y que el secuestro de Marita Verón debe vengarse con justicia para que sus asesinos no sonrían y fumen ante una Nikon o Canon, la maldita marca que sea».

Pero no siempre las fotos que son noticia representan un acto de justicia a través de la imagen. La semana pasada, el diario Muy, del grupo Clarín, publicó fotos del cadáver de Angeles Rawson que no aportaban nada a la investigación. Sobre esto reflexionaron los fotógrafos que expondrán en la muestra. Los entrevistados dicen que prefirieron no ver las imágenes. «Esto no es nuevo. Las secciones policiales de diarios en la Argentina tienen su historia, han publicado imágenes muy crueles», subraya Mirvois. «Pero Muy agotó la edición», agrega Gentinetta. «Tendríamos que ver qué pasa en la sociedad que consume eso. Los medios son empresas, ven que el tema funciona y por eso le dedican horas y páginas. El análisis debería ser sobre la sociedad y el morbo. Supera la cuestión fotográfica. En la Argentina hay cierto interés por las imágenes impactantes», desliza la fotógrafa. El hecho fue repudiado por Argra, así como también el ataque a la prensa en la represión del pasado 26 de abril en el Borda.

«Hay un libro de (Susan) Sontag que se llama Ante el dolor de los demás. Nos aconseja ir a la noticia con la ética, antes de empezar a trabajarla», aporta Pablo Piovano, de Página/12. «Todo el tiempo nos encontramos ante conflictos y el dolor de los demás. Muchas veces nos toca relatar eso. Lo interesante es ver dónde nos paramos, aunque lo que las editoriales hagan con nuestro trabajo nos puede superar. Pero podemos tejer más fino para no dejarles la carne expuesta», concluye.

Por todo esto, un plus de la muestra de Argra es que vean la luz trabajos que los reporteros gráficos desarrollaron por su cuenta. Esos que, por la cantidad de tiempo que demandan, los medios no están dispuestos a pagarles, o que precisan más espacio que una página para ser entendidos. Piovano, por ejemplo, es uno de los fotógrafos que presentó una historia, una secuencia fotográfica en la que se permiten hasta nueve tomas. Tomó fotos de gente que vivía en la calle y entabló una amistad con un hombre apodado El Chino. «Es un laburo de siete años», cuenta. «El día que conocí al loco me dio unos negativos, porque él hacía fotos. Quedamos en vernos y empezó una relación: era más lo que él me buscaba que lo que yo lo iba a buscar. Me iba a buscar al diario. El puente entre nosotros fue la cámara.»

El autor de la foto del Capitán América haciendo pis es Fabián Mattiazi, fotógrafo de Gente, que se copó al ver adultos disfrazados de personajes de comics y comenzó a visitarlos con frecuencia. Muchas fotos surgen así, del bichito de la curiosidad. Guadalupe Lombardo, también presente en la nota, ganó con una foto de un acantilado marplatense. Gentinetta estuvo con su cámara cuando desalojaron La Salada y presentó un retrato de Raúl Perrone. Mirvois cubrió la llegada a Ezeiza de los marinos de la Fragata Libertad, y mostrará algunas joyas no publicadas: el diario eligió las que mostraban a los familiares con carteles, «el color habitual», mientras que en la exposición se verán los abrazos de los marinos con sus parejas, «lo más afectivo» de aquel día. De José Luis García, de la web de Rock & Pop, se verá un retrato de Roger Waters. Teysseire estaba haciendo una nota en La Boca y registró, de casualidad, el incendio de un conventillo. «Quedó una foto mía de Domingo Cavallo esquiando en Las Leñas», cuenta Maximilano Vernazza (Gente). «Estaba haciendo temporada de invierno, me enteré que estaba descansando unos días. Apareció el tipo con su casco y su traje de nieve antiguo. No sabe esquiar muy bien, no tuvo tiempo para escaparse. Me miró y se quedó parado ahí.»

¿El fin del fotoperiodismo?

La muestra de Argra es específicamente de fotoperiodismo, un género que según sus hacedores está en riesgo de extinción. «A los medios les importa la inmediatez, tener las fotos lo más rápido posible. Y ahorrar dinero», coinciden los entrevistados. Este tema se abordó en el Encuentro Nacional de Reporteros Gráficos que se realizó en abril, en Córdoba. «Acaban de echar a veintidós fotógrafos de un periódico norteamericano, el Chicago Tribune», alerta Mirvois. «Proveyeron a los periodistas de IPhones para que hicieran fotos en los reportajes y los instruyeron para que filmen. El fotoperiodismo está al límite. Los medios están intentando prescindir de reporteros gráficos. Sostienen que los pueden reemplazar con un teléfono y con periodistas a los que les dan dos o tres instrucciones», protesta el reportero. Según él y sus compañeros, no hay situaciones similares a la del diario estadounidense que hayan sucedido aquí. Pero el peligro existe. Hoy cualquier persona toma una foto con un celular. Los fotógrafos entienden eso como una «democratización» de la imagen, hecho positivo, pero se detienen a pensar cómo las empresas comienzan a prescindir de los profesionales.

Aunque en el territorio nacional no ocurrió lo del Chicago Tribune, Lombardo asegura que «laboralmente está todo muy inestable»: «Estamos en paritarias (las primeras de prensa en 38 años), hay compañeros de La Nación que tienen abierto el retiro voluntario y colegas de Clarín a quienes se les termina en agosto la conciliación obligatoria», enumera. «El escape es hacer un laburo que te entusiasme, que te guste», se esperanza, al igual que Piovano. «Mientras tengamos algo para decir tendremos la posibilidad de hacerlo. Hay espacio para que contemos y hay una ley (la de medios) que estamos esperando. Eso sí: todavía no sabemos cómo ganar plata con los blogs.» «Cuando uno quiere contar siempre lo puede hacer», coincide Gentinetta. «Se puede fabricar una cámara con apenas una caja.»



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