viernes, octubre 18, 2013

Música / Holanda: Amsterdam Dance Event

.
Una de las actuaciones del Amsterdam Dance Event. (Foto: Patrick van Beek)

C iudad Juárez, Chihuahua. 18 de octubre de 2013. (RanchoNEWS).- Imaginen un festival como el South By Southwest (SXSW) pero consagrado a los ritmos sintéticos. O un Sónar diseminado literalmente por toda la ciudad. Eso es el Amsterdam Dance Event, ADE de manera abreviada, que tiene lugar estos días y hasta el domingo 20 de octubre en la no tan pequeña metrópolis holandesa. Mitad conferencia para profesionales del mundo de la música electrónica, mitad festival urbano, esta cita cita nacida en 1996 convierte durante estos días a Amsterdam en la capital mundial de la electrónica. Ni más ni menos. Una nota de Igor López para El Mundo:

Y es que las cifras hablan por sí solas: 300.000 visitantes (entre ellos, 60.000 turistas); 2.000 artistas; 450 eventos distribuidos en más de 100 localizaciones diferentes (de ellas, 80 son clubs, bares y discotecas) y 5 días de actividades durante las 24 horas. Un maratón de electrónica non stop que cuenta en esta edición con cabezas de cartel como Carl Cox, Richie Hawtin, Tiësto, David Guetta, Calvin Harris, John Digweed o Laurent Garnier, además de productores 'Marca España' como Óscar Mulero o Cristian Varela.

La tarde del jueves comenzaba en el centro cultural Felix Meritis, epicentro del ADE diurno, con el superdeejay Tiga encabezando un debate junto a los productores estadounidenses Matthew Dear y Seth Troxler en la que se planteaba «cómo la música dance ha renovado los límites de edad y ha hecho de los 40 los nuevos 20 años mientras muchas estrellas de los platos que ya están en los 50 siguen haciendo dinero».

Allí el DJ canadiense ejercía de moderador y maestro de ceremonias: «Mira a David Guetta -comentaba-. Tiene 46 años y ahí sigue, en lo más alto. La electrónica no es una cuestión de edad. De hecho, el mundo de la música nunca se ha preocupado por esas cosas. En el pop o el soul gente como James Brown ha seguido actuando hasta el final de sus días y ofreciendo enormes conciertos». ¿El título de la conferencia de marras? 'World according to… Tiga' (o sea, 'El mundo según… Tiga'). Y es que en las cabinas de los clubs no pesan los años, pesan los egos.

Unas horas más tarde, Giorgio Moroder, que se tiró 15 minutos haciéndose fotos con los fans, dejaba lucir su legendario mostacho (que ya es todo canas, ay) en otra charla acerca de su figura en la sede de Konings & Keune, una empresa de promoción de eventos reciclada para la ocasión en miniauditorio. Productor de los grandes jitazos de Donna Summer de los años 70 (ese I Feel Love) y ganador de tres premios Oscar en las categorías de Mejor banda sonora y Mejor canción (sí, Flashdance... What A Feeling y Take My Breath Away son obras suyas), el italiano daba una lección de Historia sobre los gloriosos días de la música disco.

Y también sobre el presente de la electrónica, aunque aseguraba que ya casi no escucha música. «Cuando veo las giras de David Guetta, Calvin Harris, Skrillex o Tiësto, con 15 shows en un mes, no me lo puedo creer -afirmaba-. ¡Es una barbaridad! Y, además, pagan auténticas fortunas por sus shows. En mi época no era así. Pero claro, es que el disco dance es el pop del siglo XXI. Cuando enciendo la radio, cosa que sólo suelo hacer cuando estoy fuera pinchando, la mitad de lo que suena es herencia de este sonido, ya sea R&B o techno, algo que era inimaginable hace cuatro décadas. ¡Me encanta que haya ocurrido algo así!».

Lo mejor de Amsterdam Dance Event, al igual que en Sónar, suelen ser los eventos matinales (más finos que la cosa nocturna, bastante enfocada a un público masivo). Así, el jueves se podía ver pinchando a media tarde a Pete Tong, un habitual de las noches ibicencas y uno de los grandes reclamos de BBC Radio 1, en las mesas de «The Traktor», una escuela de cocina creativa de la ciudad, o al DJ sueco John Dahlbäck en el hall de diseñazo de The Dylan Hotel.

La madrugada comenzaba con una visita al club Escape, en el área de Rembrandtplein, a pocas calles del conocido Red Light District. Allí desembarcaba la tropa de Armada, la discográfica del holandés Armin van Buuren, que celebraba su décimo aniversario. DJs como Heatbeat, Andrew Rayal y el propio van Buuren daban a su público (más bien poligonero y entradito en años) lo que venía buscando: quintales de trance (a su alcance).

De allí, un salto a Melkweg, sin duda uno de los templos de la electrónica europea. En sus tres áreas había 'zapatilla' para todos los gustos: techno minimal oscurote de la mano de Dubka en Oude; burraquísimo hardcore digital con la firma de los locales Psyko Punkz en la sala Rabo (con perdón) y el habitual mix desprejuicidado de 2ManyDJs (en la zona The Max), que la volvieron a liar parda. Hubo quién aún tenía fuerzas para irse desde ahí a la otra punta de la ciudad para ver a Carl Cox en Gashouder. Y es que el tocinito de cielo mancuniano cerraba la noche en este antiguo complejo industrial del gas ya pasadas las ocho de la mañana. Mucha tela.



REGRESAR A LA REVISTA