sábado, febrero 01, 2014

Textos / Rubén Moreno Valenzuela: «JEP, un recuerdo de 40 años»

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El escritor mexicano en una foto de 1972 publicada en Diorama. (Foto: RanchoNEWS)

C iudad Juárez, Chihuahua. 31 de enero de 2014. (RanchoNEWS).- Me duele la muerte de José Emilio Pacheco, pero no en la medida que celebro y agradezco su existencia tan fructífera y generosa. Desde 1973, sin su anuencia, se convertiría en mi maestro, a través de sus lecciones semanales que eran realmente para mí sus Inventarios.

El primero que conservo data del domingo 19 de agosto del año en mención y se encuentra en mi colección de Diorama (1972-1976), el suplemento cultural dominical que publicaba Excélsior en los tiempos que Julio Scherer era su director.

Del año 73 me faltan los ejemplares correspondientes a los domingos 29 de julio, 5 y 12 de agosto. En una de esas fechas comenzó Pacheco a colaborar con el suplemento que dirigía Ignacio Solares.

Fiel a su carácter modesto los primeros Inventarios no están firmados y después los signaría con las iniciales de su nombre: JEP.

Lo conocí en persona a principios de la década de los 80 en Ciudad Juárez, en el lobby de la antigua rectoría de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), estaba ahí –si mal no recuerdo– por un evento de su esposa, Cristina Pacheco.

–Este señor es José Emilio Pacheco –le dije a mi madre cuando se lo presenté a ella, que también era su lectora.

Él se sintió incómodo por la deferencia con que lo presenté y desde su timidez hizo un gesto como para invalidarla.

Después vendría, a principios de la década de los noventa, mi amistad con Francisco Javier Hernández, un devoto coleccionista de caricatura política mexicana, gran conocedor de la historia de nuestro país, en particular la del siglo pasado, y un fiel admirador de JEP, precisamente por sus Inventarios.

En una de nuestras conversaciones en la cantina El Recreo tuvo la idea de recopilar todos los Inventarios de su colección de la revista Proceso y obsequiármelos; además de elaborar un índice tan meticuloso que lo hizo también temático y onomástico, toda una proeza que le llevó años en concluir y que tuvo la oportunidad de enseñarle al propio Pacheco en Ciudad Juárez el domingo 9 de septiembre de 2007, durante el homenaje que le hizo el gobierno del Estado de Chihuahua en el primer encuentro de Literatura en el Bravo, organizado por Instituto Chihuahuense de la Cultura a iniciativa de Jorge Humberto Chávez.

Francisco hizo un viaje relámpago desde Nuevo Orleáns para presentarse con Pacheco y los organizadores de Literatura en el Bravo permitieron que el encuentro fuera público en el teatro experimental del Centro Cultural Paso del Norte. Existe un video de ese momento que me encargó grabar mi amigo, pero lamento confesar que no soy un buen camarógrafo.

Después del encuentro público, Francisco tuvo oportunidad de conversar con Pacheco a quien le pidió que me autografiara una copia de un poema suyo, El enemigo, que le había publicado en 1998 en mi sección cultural Circunvalación que publicaba en la revista juarense Semanario.

Tanto Francisco como Jorge Humberto Chávez me contaron que a Pacheco le gustó mucho la publicación y me quiso conocer, pero yo no me encontraba en el teatro en ese momento.

En 1998, el 7 de mayo, la Universidad de Texas en El Paso le hizo un homenaje a JEP en el Salón de Lectura de su Facultad de Geología.

En el evento participaron los profesores César Ferreira y Alberto Julio Pérez; y hubo una lectura bilingüe de su poesía en voz del autor y de David Lauer, su traductor al inglés; en base al libro City of Memory and Other Poems, que publicara en 1997 la prestigiada editorial City Lights de San Francisco.

Francisco y yo estuvimos sentados a su lado hasta que se levantó a leer. Recuerdo que le gustó mi carpeta tamaño esquela, forrada de piel de búfalo.

–Ya no se encuentran tan fácilmente –me dijo con un dejo de nostalgia.

Una vez terminado el evento le solicité –haciéndole conocer que sabía que no era afecto a las entrevistas– que me respondiera tres preguntas.

Aceptó pero no fueron tres preguntas sino siete y creo que la breve entrevista (publicada en el periódico Norte de Ciudad Juárez el 9 de mayo de ese año) es una de las pocas que concedió al menos en esa década.

Cuando le pregunté que si se reconocía como alumno de Octavio Paz (quien había fallecido ese año), me contestó:

«Absolutamente. Además tuve con él una relación amistosa y sobre todo de lectura durante 40 años».

En estos días me he dado cuenta que mi relación con JEP también tiene 40 años.

«... siempre viví en un mundo intelectual mexicano dominado por Paz, entonces, ¿cómo va a ser este mundo sin él?», me dijo en la entrevista y yo siento ahora también ese vacío que nos deja su muerte.

La última vez que lo vi fue en una charla que ofreció en la Biblioteca Central de la UACJ, el 9 de octubre de 2008, con motivo de la presentación del libro Sol, piedra y sombras: Veinte cuentistas mexicanos de la primera mitad del siglo XX (FCE, México, 2008).

La charla –que tuvo una duración de poco más de una hora– trató en su mayoría sobre el cuento como género literario y particularmente sobre el cuento mexicano.

En la revista Rancho Las Voces está registrado el audio íntegro de la charla. Esa vez tuve oportunidad de tomarle una serie de fotografías.

Luego, en la misma revista, iríamos documentando la impresionante cantidad de premios y homenajes que recibió. Hasta llegar al triste momento de su muerte.

Sus últimas palabras escritas, como en un juego de espejos, pudieran serles atribuidas.

Pacheco escribió:

«"Argentino hasta la muerte", Juan Gelman por sus veinte años de vida y de trabajo aquí, deja también en la poesía mexicana una huella radiante que no se borrará».

Y bien podría escribirse:

«"Mexicano hasta la muerte", José Emilio Pacheco por sus años de vida y de trabajo, deja en la poesía mexicana una huella radiante que no se borrará».

Francisco Javier Hernández me hizo comprender que para mi generación (y otras más jóvenes) JEP es nuestro Alfonso Reyes. No he hablado con mi amigo. Él está otra vez en Nuevo Orleáns. Solamente me ha enviado este mensaje a mi teléfono celular: «Lloviznan gotas de silencio (Pacheco)».

«Lloviznan», le contesté.

Poesía / José Emilio Pacheco: «El enemigo»

Literatura / «Siete preguntas para Pacheco», entrevista de Rubén Moreno Valenzuela (1998)

Literatura / Ciudad Juárez: Charla de José Emilio Pacheco (audio)



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