miércoles, abril 23, 2014

Literatura / México: Carmen Boullosa, Jaime Labastida y Eduardo Antonio Parra recuerdan a Emmanuel Carballo

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El crítico literario mexicano. (Foto: El Universal)

C iudad Juárez, Chihuahua. 22 de abril de 2014. (RanchoNEWS).- Poetas y narradores de distintas generaciones coincidieron ayer en exaltar los aportes de Emmanuel Carballo a la historia de las letras en México, escribe Alida Piñón para El Universal.

Carmen Boullosa: «No hay generación sin crítico literario y sin editor. No hay mundo literario sin la figura del crítico. El texto sin ese lector agudo no puede alcanzar su verdadera dimensión. Emmanuel Carballo hizo ese papel, sobresaliente, como lo es su generación. Sin él habrían sido incomprensibles, invisibles. A mi generación también la formó –las autobiografías tempranas que él generó fueron capitales, su ojo irritable también. Tenía la perfecta combinación de generosidad y capacidad de rechazo o desagrado. Le vivo en deuda, como cualquier escritor y lector mexicano».

Jaime Labastida: «Se nos han muerto en fechas recientes no solamente grandes escritores, sino también grandes críticos literarios, específicamente tres: José Luis Martínez, Miguel Capistrán y ahora Emmanuel Carballo, y no veo manera de remplazarlos. Ellos eran una especie muy especial, entraban en archivos, estaban atentos a todo lo que se producía en el país, hacían grandes resúmenes. La primera entrevista radiofónica que se hizo al grupo de poetas al que pertenecía, La espiga amotinada, la hizo él, así que nuestra amistad data de hace 55 años, por eso lo lamento profundamente. Si se revisa la antología de Poesía en Movimiento, sólo quedamos nueve de los que fueron incluidos ahí, no es que me guste hacer investigaciones necrofílicas, pero es que estoy aterrado de verlos morir a todos».

Eduardo Antonio Parra: «Fue un escritor que se convirtió, muy pronto, en un crítico profesional. Emmanuel Carballo fue un hombre que decía exactamente lo que pensaba, sus opiniones nunca las limitó por amistad o corrección política, ni por cortesía, eso es admirable. En sus últimos años lo leí más bien como un historiador de la literatura, pero en el ámbito de los escritores fue de los pocos maestros con los que tuve contacto cuando yo vivía en Monterrey, por eso le agradecí las enseñanzas y consejos que me brindó en ese momento. Emmanuel no deja una escuela de críticos, pero sí una actitud que debería servir de ejemplo. Dio el ejemplo de que la crítica sí se puede profesionalizar».


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