viernes, junio 06, 2014

Ciencia y Salud / México: Buscan biomarcador molecular para diagnosticar cáncer gástrico

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Mortalidad es de 76% en el mundo y de casi 82% en México. (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 6 de junio de 2014. (RanchoNEWS).- En el mundo, la mortalidad por cáncer gástrico es de 76% (en el año 2012 hubo 952 mil enfermos, de los cuales fallecieron 723 mil); en México, de casi 82% (en 2012, la Agencia Internacional de Investigación en Cáncer, de la Organización Mundial de la Salud [IARC, WHO] registró 6 mil 281 muertes y una incidencia de 5.2 casos por cada 100 mil habitantes). Esta enfermedad representa la cuarta causa de muerte entre los hombres y la quinta entre las mujeres. La mayor incidencia por edad se encuentra entre los 50 y los 70 años. Una nota de Fernando Guzmán Aguilar para El Universal:

Entre los factores de riesgo asociados al cáncer gástrico destacan la infección por Helicobacter pylori, bacteria gramnegativa con la que nos infectamos desde la infancia, así como el tabaquismo, la ingesta alta de sal, el consumo de alimentos ahumados, el bajo consumo de frutas y verduras, y la obesidad.

Científicos de la Facultad de Medicina y los institutos de Matemáticas y de Investigaciones Biomédicas de la UNAM –en colaboración con el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición «Salvador Zubirán» y los hospitales General de México y ABC– estudian en pacientes mexicanos la progresión del cáncer gástrico, con el fin de hallar un biomarcador que permita desarrollar un método de detección temprana de esta enfermedad, la tercera causa de muerte por neoplasia a nivel mundial.

En países de Asia, con una alta incidencia de cáncer gástrico, se realiza una prueba de escrutinio para detectarlo en etapas tempranas. En Japón hay, desde los 20 años de edad, un seguimiento, vía endoscopia (técnica diagnóstica que consiste en la introducción de una cámara o lente dentro de un tubo o endoscopio a través de un orificio natural, una incisión quirúrgica o una lesión para la visualización de un órgano hueco o cavidad corporal) y, si se detecta cáncer, se practica una rescisión gástrica (es decir, se corta el estómago), con lo que se logra una buena sobrevivencia.

En México no se practica la endoscopia en sujetos jóvenes, lo que complica la detección temprana de esta enfermedad silente, cuya sintomatología es inespecífica.

«Un pequeño porcentaje de pacientes puede presentar síntomas de dispepsia (dolor gástrico, agruras, quemazón, sensación de saciedad), pero son inespecíficos; mientras que la presencia de síntomas de dispepsia y datos clínicos de alarma, tales como anemia y/o vómito persistente, pérdida de peso y masa abdominal palpable, entre otros, sugieren una enfermedad importante, por lo que habría que ver al médico. Ahora bien, 30% de la población tiene estos síntomas y sólo en 1 a 2% de los sujetos con dispepsia se ha encontrado cáncer gástrico durante una evaluación endoscópica», dice Gonzalo Castillo Rojas, investigador adscrito al Programa de Inmunología Molecular Microbiana de la Facultad de Medicina que forma parte del mencionado grupo.

Mayor sobrevida

Ante este problema de salud pública, Castillo Rojas y sus colaboradores buscan desarrollar, con base en un biomarcador, un método más sensible y no invasivo para detectar este padecimiento en sus etapas tempranas.

Los biomarcadores son sustancias que reportan los cambios medibles a nivel molecular, bioquímico o celular que puede haber en un organismo; en este caso, uno de ellos permitiría detectar la exposición al microorganismo y determinar las consecuencias biológicas de esta exposición.

«La idea es que un biomarcador ayude a detectar a los sujetos en riesgo de desarrollar cáncer gástrico; así, éstos recibirían un seguimiento médico oportuno y tendrían un buen pronóstico. En más de 40% de los casos, la sobrevida se elevaría a cinco años. En etapas avanzadas, la sobrevida es, hoy en día, de ocho a 11 meses».

Estudio con pacientes

El patólogo colombiano Pelayo Correa estableció que la gastritis crónica atrófica (hace que se pierda la función de las glándulas) es una de las primeras etapas precursoras de la neoplasia. Después se desarrolla la metaplasia intestinal (hace que cambie el epitelio) y de ahí progresa a displasia y cáncer gástrico en etapas tempranas y avanzadas.

El grupo de científicos de la UNAM estudia a pacientes de hospitales de México que pasan por esas diferentes etapas de la neoplasia, para determinar los perfiles de expresión génica y las alteraciones que se dan en cada una de ellas.

De esta manera pretenden establecer los patrones específicos de la enfermedad y saber si en ellos hay alguna molécula que pudiera ser un biomarcador que les indique el riesgo que corre una persona de padecer cáncer gástrico o la progresión de éste en etapas tempranas. Así podrían darle seguimiento o someterla a una intervención temprana para evitar que llegue a etapas avanzadas del padecimiento.

«El biomarcador que buscamos debe ser una molécula que se exprese en altos niveles en la superficie celular de la lesión tumoral de la mayoría de los sujetos enfermos (entre 80 y 90% de los casos) y en bajos niveles en tejido normal; además, la expresión elevada de esta molécula debe ocurrir en etapas tempranas y permanecer así, elevada, durante el proceso neoplásico», explica Castillo Rojas.

En su primera etapa

El proyecto está en su primera etapa. Gonzalo Castillo Rojas y sus colaboradores ya tienen probables perfiles de expresión génica, pero es necesario incrementar el número de pacientes participantes para establecer patrones específicos de cada fase de la progresión del cáncer gástrico. De ahí que su meta inmediata sea completar los grupos de estudio para luego hacer los análisis comparativos.

«Una vez que obtengamos algunas moléculas, deberemos hacer estudios para determinar su utilidad clínica. Lo ideal sería tener un biomarcador que pueda ser detectado en una muestra de suero», finaliza el investigador universitario.

Más información, en el siguiente correo electrónico:gcastillo55@hotmail.com


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