lunes, julio 14, 2014

Textos / «Frida Kahlo, lienzos de pasión» por Saioa Camarzana

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La pintora mexicana. (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 11 de julio de 2014. (RanchoNEWS).- Se cumplen 60 años de su muerte y aprovechamos para rememorar la figura y el hechizo de la artista mexicana. Estrella de Diego y Victoria Combalía nos hablan de ella. Un texto de Saioa Camarzana para El Cultural:

Intentó ahogar sus dolores, pero ellos aprendieron a nadar. Puede que sea una de las citas más representativas y que mejor definen y resumen la vida de Frida Kahlo (Cayoacán 1907 - 1954). Nació en un momento convulso en Cayoacán (México) cuando la ciudadanía pedía profundos cambios sociales. La poliomielitis le acechó cuando tan solo tenía seis años y tuvo que lidiar con los cambios físicos que esta le acuciaba. Finalmente no pudo hacerle frente y ahora que se cumplen 60 años de su muerte rememoramos el hechizo de la pintora mexicana.

La vida de la joven Kahlo dio otro vuelco cuando volviendo a casa en el autobús que le llevaba del colegio les chocó un tranvía. Este accidente le dejó la columna rota en tres partes y pasó un largo periodo de convalecencia teniendo que ser sometida a varias intervenciones quirúrjicas. Tuvo que lidiar con el aburrimiento que le producía estar en la cama sin poder moverse. El corsé de yeso que le pusieron le impedía la movilidad por lo que mandó poner un espejo frente a la cama, desde donde se observaba a sí misma. Ya que su padre era fotógrafo no es de extrañar que desde pequeña estuviera expuesta al mirar que estos artistas cultivan de modo que extrapoló esta sabiduría y su reflejo a un nuevo nivel. Al terreno de la pintura.

Su trabajo dejaba perplejos a propios y extraños, entre ellos a su marido Diego Rivera, a León Trotski, a André Breton, a Julien Levy. Lo importante de su trabajo es que «quizás es una artista que no está tan considerada como debiera», apunta la investigadora Estrella de Diego. «En general los autorretratos que realiza, así como la serie de su nacimiento son muy impactantes, sorprende que no se le reconozca tanto por sus bestiales pinturas como por su categoría de celebritie», se apena. «Hay una clara referencia al arte popular y su mérito es el hecho de que introduce invenciones a nivel iconológico sobre los problemas femeninos y sobre sí misma», apunta la historiadora Victoria Combalía.

Kahlo se sumerge en la pintura e intenta ahogar sus penas en los autorretratos, llegando a decir que se pintaba a sí misma porque era la persona a la que mejor conocía. En sus obras se puede observar su más profundo ser, sus sentimientos, pensamientos, lo que le preocupaba. Cada lienzo es una pieza del puzzle que conforma su biografía. «Su main subject es ella misma pero dentro de esta descripción personal es original porque describe no solo sus desgracias sino sus pesares psicológicos», considera Combalía.

«Lo que tiene de interesante no es el aspecto exótico con el que se ve la figura de Kahlo sino que es una pintora muy preocupada por temas importantes y aporta un tipo de aproximación potente e interesante», opina De Diego. Y es que la joven Kahlo siempre estuvo interesada y ligada a los movimientos sociales que se gestaban en el México de los años 20-30. En el año 1927, exactamente, se une al grupo comunista en el que participaban Tina Modotti, íntima amiga de Diego Rivera, el gran muralista de la época. Ambos serán tan adeptos como críticos con la obra del otro. Se adentra en su pintura para pasar las largas horas en la cama que la tenían inmovilizada y su madre manda fabricar un caballete a tamaño para que no tuviera que moverse de la cama. En un principio comienza decorando su corsé, el aparato que la mantenía erguida, luego dibujaría pequeños lienzos. Más tarde, apoyada y animada por su marido pasa a engendrar su propio estilo: oscuro y personal con raíces en lo popular.

Su obra se puede circunscribir en lo político ya que criticaba la sociedad del momento a través de sus pinturas. En este sentido, su mayor aportación pasa por la «revisión del propio concepto de la subjetividad. Habla de muchos puntos de vista y aporta el concepto de máscara que tiene que ver con su historia personal y el México de los años 20-30, la mexicanidad y el muralismo», explica Estrella de Diego. Y es que la verdad en la que vivían los artistas de la época daba para hablar y criticar a través del arte. En el caso de Kahlo, la invención de la mexicanidad cobra un calibre importante. «Expresa su mexicanidad vistiendo con los trajes típicos y dentro del arte hay una parte muy interesante de ella que es el uso de los exvotos populares, las inscripciones con las que dota a sus obras», explica Combalía. «Le da una vuelta de tuerca y lo convierte en su máscara, su pintura y su personaje. La modernidad a fin de cuentas», concluye De Diego.

Hacia el año 1938 conoce a André Bretón, líder surrealista, quien cita a Kahlo como una de las grandes surrealistas del momento. Ella, tan suya, tan independiente, tan fuerte, contesta: «Yo no pinto sueños, pinto mi realidad». Asunto zanjado. Pero de esta comunicación llegó a conocer a Julien Levy quien le proporcionaría su primera exposición en Nueva York el año 1939. Poco después aterrizaría en París, convirtiéndose en la primera artista mexicana en exponer en el Louvre.

¿Qué queda hoy de Frida Kahlo?

Sorprende, pues, que los temarios de Historia del Arte no incluyan la obra de Frida Kahlo. A este respecto, opina De Diego que es algo que «pasa con casi todas las mujeres artistas de la historia». El mismo discurso emplea Victoria Combalía, quien hace un paralelismo con Dora Maar, afirmando que ambas quedaron relegadas al estatus de artista de sus maridos. Pero es mucho y, a su vez poco, lo que queda de ella. Por un lado sigue siendo una mujer misteriosa a la que no se ha conocido íntegramente, lo cual contribuye a ese halo de misterio que la sigue. Por el otro, «lo que queda es la popularidad, se convierte en celebritie con una vida fascinante. Kahlo interesaba incluso antes de la película protagonizada por Salma Hayek. Vivió un periodo fascinante en un país increíble», opina De Diego. «Cuando ella vivió tan solo era la mujer de Diego Rivera pero ahora ella es más conocida y en los últimos 20 años hay una fascinación por su personaje», anota Combalía. Y añade que es una leyenda idealizada porque encarna la voluntad de identidad femenina, el aquí estoy yo.

De modo que el personaje eclipsa a la pintora. Ese misticismo profundo que ella misma engendró la llenó de vida a pesar de todos los males que la acecharon. Fue una mujer audaz y valiente y esto se puede ver en uno de los últimos episodios de su vida. Cuando consigue realizar una exposición propia en una galería pero debido a su estado de salud los médicos le aconsejan no moverse de la cama. A lo cual responde apareciendo en la galería en su cama para estupor de todos los medios y asistentes. Colocaron la cama en mitad de la sala y desde un lugar privilegiado, la artista comió, bebió e hizo chistes.

Y es que Frida Kahlo ha calado en el imaginario no solo mexicano, sino que se ha convertido en la artista latina más laureada. Incluso en el año 2000 la casa de subastas Sotheby's vendió su cuadro Raíces por el precio de 6.000 dólares, convirtiéndose en la obra latina más cara. Kahlo fue una persona sufrida pero su arte ha traspasado todas las puertas y ha llegado al corazón de mucha gente con la profundidad de su pintura y con su manera especial de ver la vida desde la cama, de su propio yo y de su manera de llegar a la gente con esas pinceladas de pasión.

Pero, ¿qué pensaba ella de la vida? Esta es la respuesta: «Cada tic-tac es un segundo de la vida que pasa, huye, y no se repite. Y hay en ella tanta intensidad, tanto interés, que el problema es sólo saberla vivir. Que cada uno lo resuelva como pueda.»



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