C iudad Juárez, Chihuahua. 4 de agosto de 2014. (RanchoNEWS).- El micrófono lleno de flores adheridas la esperaba. Lila Downs en Juárez otra vez. Tercera participación en el Festival Internacional Chihuahua. Esta vez en la explanada del Centro Cultural Paso del Norte, ante doce mil personas.
Mismas que antes de terminar el recital, la escucharían decir, entre lágrimas:
«Muchísimas gracias, hermosísimo público de Ciudad Juárez, me inspira tanto venir a esta tierra, me da mucho sentimiento porque siento que paso de la mano con ustedes todas las cosas que han pasado.... Quisiera dedicarle este concierto a los difuntitos de estas tierras, ha sido bien difícil verlos a ustedes sentir orgullo para esta tierra, yo les pido un aplauso para Ciudad Juárez».
Y esta chamana del amor, esta guardiana de la cultura mexicana, más grande y alta su voz que ella, con su encantador y teatral baile y apoyada en su suerte de mariachi postmoderno, que lo mismo le funciona para una polca norteña, que para una cumbia o una de José Alfredo Jiménez, daría un concierto memorable de tan conmovedor.
«Estamos aquí entregando una ofrenda de música en esta noche, les traemos algunos pecados, algunos milagros y también un homenaje al mezcal y a las tradiciones de México, de la destilería de nuestra tradición», diría al escanciar sobre el escenario un poco de la crema de membrillo elaborado en el municipio del Valle de Allende y después beber un trago de la botella y se daría a interpretar Mezcalito.
Después continuó con su versión de Tu cárcel, de Marco Antonio Solís ‘El Buki’, con la cual bajó por primera vez del escenario.
«Gracias hermosísimo público de Ciudad Juárez. Hemos tenido el privilegio de cantar la música de nuestra tierra, el estado de Veracruz rinde tributo a la raíz mexicana, a la raíz indígena y a la raíz española», diría antes de interpretar Los pollos.
Luego prosiguió con Tren del cielo, con la cual recordó a La Bestia, en un tema dominado por un guitarra rockera y apoyada con un video alusivo al tema.
«Hemos tenido el privilegio de cantar la poesía de nuestros pueblos indígenas; yo vengo de un estado donde se hablan 16 idiomas que siguen vivos con mucho orgullo, ésta es una poesía de un poeta muy grande, Andrés Henestrosa», dijo previamente a interpretar La martiniana.
«¿Pa dónde vamos?, me digo, después de ver las noticias», comentó antes de entonar Patria madrina, donde se le escuchó cantar «Y al son que me toquen, yo bailo esa canción»; y concluir «Mi Patria es primero...Vicente Guerrero»
Continuó con una rockeada La madrugada y Fallaste corazón, la cual fue coreada por el público. Prosiguió con Mano negra y un emotivo bolero de su autoría Cuando me tocas tú.
Continuó con Vámonos, de José Alfredo Jiménez, que incluyó un baile con algunos de los asistentes, un dueto de acordeones, y la interrupción del trompetista con la tonada de
«que bonito es Chihuahua».
Siguió con la divertida Son de difuntos.
Luego, antes de entonar Cucurrucucú, dijo: «Tengo el orgullo de platicarles que este rebozo me lo han regalado en el estado de Michoacán. Es un trabajo de arte plumario que se hace en México y yo tengo el orgullo de decir que en nuestro país hay muchas mujeres que siguen creando, que siguen platicando con sus textiles la riqueza de nuestros ancestros, por eso les canto esta canción», misma que interpretó haciendo un gracioso movimiento de alas con los brazos.
Culminó con Zapata se queda, Cruz de olvido (dedicada a Chabela Vargas) y Comalito (dedicada a las mujeres que dijo son el pilar de México en estos tiempos)
El encore fue una coreada Paloma negra, luego la Tacha, para la cual se montó un sombrero norteño y finalizó con Cumbia del Mole, para la cual bajó del escenario y departió entre el público, mientras que uno de sus músicos cantaba «De Parral a Ciudad Juárez... De gente grande... ¡Que viva Chihuahua! ¡Que viva Ciudad Juárez!»
galería
Fotos: Gabriel Cardona
REGRESAR A LA REVISTA