Ciudad Juárez, Chihuahua. 6 de agosto de 2014. (RanchoNEWS).- Yuri Buenaventura hizo bailar a la noche juarense con su extraordinaria salsa colombiana, en su presentación en la explanada del Centro Cultural Paso del Norte dentro de las actividades del X Festival Internacional Chihuahua.
La salsa de Yuri Buenaventura no sólo entretiene, sino que crea conciencia, ya que su letra contiene un clarísimo compromiso social.
Con un extraordinario grupo compuesto por batería, timbales y bongó, tres trompetas y un trombón, bajo, dos cantantes y el piano de Carlos Gálvez, director musical, Yuri encendió al público con su energía, siempre en movimiento, bailando con coreografías preparadas, dirigiendo a la agrupación, organizando solos, divertido y enorme.
Al comenzar rindió un tributo a la gente del desierto por el rigor del clima.
«Debe ser muy complejo construir una ciudad como Juárez desde sus orígenes frente a Estados Unidos», dijo.
«Nuestro arte es popular esta dedicado al pueblo y a la condición de nuestro, pueblo, sin demagogia», expresó al introducir Están quemando la caña.
Con gran sentido humor dijo que él y sus músicos eran chihuahuenses, porque en el trayecto de la ciudad de Chihuahua a Ciudad Juárez se enteraron de la existencia del poblado Buenaventura, homónimo del poblado colombiano de donde es oiundo Yuri y la mayoría de sus músicos.
Los colombianos residentes en la frontera se hicieron presentes con su bandera nacional y hubo bailarines de una escuela de salsa.
La fiesta comenzó con Herencia africana («Somos herencia africana, orgullo tengo en mi salsa... La libertad es algo que cuesta y por eso yo lo defiendo aquí »).
Luego seguirían Guajiro del monte, Plazos traicioneros, Romper la cadena, Camina y prende el fogón (que dedicaron a a Tito Gómez), Salsa, Están quemando la caña (a los cañeros de colombianos) y ¿Cuánto te debo?
Antes de interpretar No estoy contigo estuvo a punto de llorar al explicar que una mujer le pidió que hiciera una canción de los «secuestrados» por la FARC, a lo cual él se negó, pero la mujer le dijo que uno de los secuestrados era su hijo y entonces él aceptó pensando en negar el olvido.
Continuó con Negrito/ Ne me quite pas y terminó cantando «México te dedico un guaguancó»; y el encore fue Se formó la rumba.
Yuri se despidió externando su respeto a la cultura mexicana.
Entre 2 mil quinientos y 3 mil asistentes tuvieron el privilegio de escuchar a uno de los músico más importantes de nuestra América Latina.
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Fotos: Gabriel Cardona
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