martes, septiembre 30, 2014

Obituario / Luis Nishizawa

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La obra del artista mexicano puede apreciarse en espacios como el CCU, Museo de Arte Moderno, Museo Carrillo Gil, entre otros. (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 29 de septiembre de 2014. (RanchoNEWS).- Referir a la obra de Luis Nishizawa (1918-2014) es trazar un recorrido por distintas técnicas de la pintura; desde el dibujo y el grabado, el óleo y el fresco, hasta la cerámica y el temple en las que están contenidos por igual costumbres de la herencia cultural mexicana que la experimentación moderna del arte. Una nota de Sonia Ávila para Excélsior:

Fue, pues, un artesano de las técnicas y un alquimista de los materiales pictóricos. Por ello, su muerte, ocurrida ayer por la mañana a los 96 años de edad, representa la pérdida de uno de los pintores mexicanos más prolíficos no sólo por su producción, sino por su influencia como docente de varias generaciones, en las que intervino desde distintos aspectos.

«Yo lo admiraba mucho porque él hacía cosas que yo no me atrevía. Como era el mayor de la generación, era un hermano mayor al que podíamos consultarle cuando teníamos algún problema de cómo preparar un barniz o cosas», recordó Manuel Felguérez sobre Nishizawa, con quien compartió el aula de la Academia de Artes como alumno, y después la de la Academia San Carlos como maestro.

«Era muy admirado y muy útil para todas las generaciones, porque era el gran maestro; sabía todo y todo lo compartía», añadió el escultor y pintor.

En ello coincidieron la crítica de arte Teresa del Conde, los artistas Gabriel Macotela y Arnaldo Coen, el coleccionista Andrés Blaisten y la especialista en muralismo mexicano Guillermina Guadarrama, quienes –en entrevista por separado– destacaron las facetas del artista fallecido por causas naturales. La mañana de hoy será velado en la funeraría Gayosso, de Félix Cuevas.

De su producción pictórica, caracterizada por la constante experimentación, Cohen y Blaisten refirieron que es el paisaje su género por excelencia al plasmar de manera simultánea una atmósfera típica mexicana con elementos de la técnica japonesa, que a la mirada del espectador se presenta como una búsqueda de lenguajes y procesos nuevos.

«Fue un artista que manejó dos mundos; uno tradicional, en el sentido de ser un gran paisajista y manejar una atmósfera que supo adaptar muy bien esa frescura de la acuarela japonesa y aplicarla a un paisaje de clara identidad mexicana; al mismo tiempo experimentó en el uso de nuevos materiales, en nuevas formas de expresarse y combinó lo que era las texturas», destalló Coen al recordar al Premio Nacional de Ciencias y Artes 1996 como un «maestro generoso».

Así, las pinturas del también galardonado con la Medalla Bellas Artes 2013 son un juego entre la abstracción y lo figurativo, entre elementos orientales y mexicanos, entre materias primas tradicionales y experimentales. «Dos mundos opuestos que se complementan en una sola obra».

Piezas que consiguió en cierta medida por su condición de alquimista de materiales para pintar, pues pronto dejó el óleo y acrílico para hurgar en barnices, ceras, resinas e incluso la yema de huevo con agua.

«Formó a mucha gente con respecto a técnica de materiales; es decir, lo que es, propiamente hablando, en la cocina pictórica, creo que es de sus principales aportes dentro del campo de la docencia», resaltó Del Conde. «Su pintura no podría describirse en breve porque tiene muchos vaivenes, muchos caminos», añadió.

En este sentido, para la historiadora de arte Nishizawa –alumno de José Chávez Morado y Alfredo Zalce– debe entenderse como uno de los maestros por excelencia, tarea a la que dedicó más de cuatro décadas en la entonces Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM, y después en su Taller-Museo Luis Nishizawa, fundado en 1992 en Toluca, Estado de México.

Un muralista desconocido

Para la especialista Guillermina Guadarrama, el trabajo de Nishizawa como muralista es poco conocido y valorado, aun cuando realizó obras que rebasaron la frontera del fresco tanto en México como en Japón.

«No se encasilló en una técnica, sino que siempre fue diferente y trató de no quedarse en un solo estilo; rompió un poco con la tradición del arte, pero tampoco se quedó en la línea de la abstracción», señaló.

Relató que uno de sus murales, El aire es vida, ubicado en el vestíbulo del Centro Médico Siglo XXI, es una suerte de síntesis de su producción pictórica, en la que hay una narrativa histórica con técnicas de la época.

«Luego encontramos su mural en la Biblioteca Iberoamericana de la Secretaría de Educación Púbica hecho en cerámica que nada tiene que ver con el pasado», agrega.

«Fue un artista muy completo al abordar cualquier área de la pintura, y el muralismo no fue la excepción, donde tuvo encargos importantes, aunque creo que su fundamental contribución a la plástica y la historia del arte de México es su paisaje», consideró Blaisten, quien en su colección resguarda tres pinturas del artista plástico fallecido ayer.

Nishizawa, de padre japonés y madre mexicana, se formó en la Academia de San Carlos y desde su obra temprana se observa su búsqueda por expresar temas nacionalistas al tiempo que mezclarse con el «abstraccionismo absoluto». Ello le mereció reconocimientos como Creador Emérito del Sistema Nacional de Creadores de Arte, Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional Autónoma de México y fue miembro de número de la Academia de Artes.

Su obra forma parte de colecciones como la del Museo de Arte Moderno, del de la Estampa Mexicana, de las Bellas Artes en Toluca, la Colección de Bancomer y del Museo de Arte Moderno Kioto. Aunque el grueso de su pintura y escultura se encuentra en el recinto de Toluca, donde hay un acervo documental.

«Hace tiempo que no hay una retrospectiva de Nishizawa, su obra está presente en muchas exposiciones, pero no una individual; esperemos que para honrar su memoria pueda lograrse una», concluyó Del Conde.


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