viernes, septiembre 19, 2014

Tin Tan / Jaime Moreno Valenzuela: «El vuelo de Tin Tan»

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Después de 24 años vuela.  (Foto: Jaime Moreno Valenzuela)

C iudad Juárez, Chihuahua. 17 de septiembre de 2014. (RanchoNEWS/JMV).-Nadie le pidió permiso al Pachuco Mayor de ser removido de su pedestal en la calle Agustín Melgar a un costado del Mercado Juárez, sí aquel mercado lleno de anécdotas, de artesanías, donde los que mejor parlaban el inglés curiosero (dícese de los que podían hablar inglés rápido y mal pronunciado pero con una facilidad para envolver a los gabachos a la compra de souvenirs) hacían su día, muchos locatarios lo han abandonado, otros regresan cada mes otros hasta tres meses. Ahora un triste recuerdo de aquella bonanza turística, que empezó a funcionar en 1946.

Aunque el 18 de septiembre de 2013 el entonces alcalde Héctor Murgía había aceptado la solicitud de unos locatarios del mercado para mover la estatua al centro de la explanada del mercado, esto nunca ocurrió.

Y Don Germán Genaro Cipriano Valdés Castillo continúo con su mirada al oriente de la ciudad a dos cuadras donde vivió con su familia antes de casarse por primera vez. Su barrio, el Barrio Cuauhtémoc, lo mantiene vivo en su recuerdo con este homenaje que hiciera el escultor Guadalupe Díaz por encargo del C.P. Jesús Macias alcalde de esta ciudad en 1990. Y develada el 19 de septiembre el día de su natalicio. En la placa se leía «Germán Valdés ¨Tin Tan¨, homenaje del pueblo de Ciudad Juárez Chihuahua.» se leía ya que fue robada al igual que la pluma del tando (sombrero) del gran Pachuco, hace aproximadamente tres años.

El 27 de agosto de este año el director de Desarrollo Económico del municipio Juan Benavente anunciaba el cambio de lugar para que el 20 de septiembre se conmemorara el 99 aniversario de nuestro ídolo, un día después de la fecha de su nacimiento en 1915. Se nos había informado que el día de hoy se haría la reubicación y que a las nueve de la mañana llegaría la grúa para su reubicación.

Llegué pasada la hora asignada y me encontré con Jesús Rentería y José Luis Flores armados con sus martillos y un cincel ya tratando de descubrir la base de la estatua para moverla a unos sesenta metros al el centro de la explanada y que a las dos de la tarde llegaría el trompo y descargaría el cemento de su nuevo pedestal

Jesús y José que al final de la jornada terminaron siendo mis amigos, me informan que necesitan unos marros porque «está muy duro el cemento y está demasiado anclanda la estatua» y que sería mejor un rotomartillo para acabar en tiempo. En eso José se toma un tiempo en la sombra cuando pasa un joven levanta la voz y dice «Jesús creo que si nos dan una mila por este» el joven gira la cabeza y lo mira sobre el hombro sorprendido para ver la sonrisa sarcástica de José y solo le queda reírse.

 A eso de las diez de la mañana llega Alberto Vásquez y el jefe de la cuadrilla a quién se le informa de las necesidades de equipo y se va por ellos, alcanzo a escuchar al jefe de la cuadrilla pedirle las llaves a Beto de la camioneta y éste se las avienta y en un buen ambiente el jefe le dice «¿qué? ¿la lavo?» y Beto riéndose le dice «no, va a llover»

Once de la mañana ya han llegado las herramientas y Jesús y José siguen ufanos entre rotomartillo, marro, cincel y sonrisas, duro y duro. Para entonces su relación con Tin Tan ya había crecido y ahora se preguntaban el por qué de la fecha, el veinte de septiembre, les comento que el diecinueve es el cumpleaños y les doy el año. Los dos me prestan atención y siguen duro y duro trabajando a los pies de Tin Tan. Y me dice José «pregíuntale la fecha del nacimiento vas a ver que ya se le olvidó» y preguntó y a Jesús ya se le había olvidado, entonces le preguntó a José y tampoco la había retenido. Me voy a platicar con Beto al centro de la explanada que prepara el nuevo pedestal. Me comenta que el otro reportero traía una grabación de un evento en la explanada y me dice que se ve un fantasma «una mujer con chal vestida de negro, ha de ser una ex novia de Tin Tan» se ríe, mientras sigue haciendo los amarres en el pedestal, para luego decirme que a la presidencia llego un fax de una reportera que se acuerda que habían puesto una cápsula de tiempo dentro de la estatua y los locatarios y viejos juarenses que se dieron cita para convivir en este momento histórico esperaban con ansias que volara el Pachuco y que cayera del cielo la famosa capsula del tiempo.

 Las doce Jesús y José a duro y duro, la grúa después de rodear para llegar, muchos cables flojos alrededor no dejaban entrar con la grúa me dice el operador, más una familia que no está de acuerdo con el proyecto no movía su vehículo. Al final la rutina les obliga ir a sus deberes y se despeja el camino Me ve José y me recita la fecha, mientras Jesús me dice «desde que te fuiste está como Pepito, repite y repite: diecinueve de septiembre de mil novecientos quince»

Jesús y José se ven cansados pero su sonrisa se renueva, me dicen «con la grúa la levantamos y más fácil le vamos dando y ya». El operador con su experiencia se acerca toca la estatua y dice «esta hueca, yo no le doy así». Y regresamos al duro y duro. Nuestro público va y viene y Tin Tan no se mueve. Llega Antonio García en su bicicleta hombre serio con cachucha y me pide razones del acto, se las explico,  de respuesta me habla de las bondades de Tin Tan, el bato compartido que le daba crédito y espacio a su tropa de comediantes, nada que ver con el tal Cantinflas. Después me platica de su historia como maestro de ajedrez me enumera todas las escuelas donde ha enseñado. Me pregunta de qué medio soy, le informo, se despide y desparece rodando en su bicicleta.

Me reconoce un joven y me pregunta si me acuerdo de él me da todas las referencias y le digo si debimos de haber sido presentados. Me pregunta por Tin Tan y le ofrezco la información y me dice «qué él y Cantinflas no son lo mismo» sólo alcanzo a decir que no, cuando me pide que le tome una foto ya que su celular no toma buenas fotos. Se despide, tiene que ir al centro promete regresar ya que quiere ver volar a Tin Tan.

La una de la tarde se acerca Beto y me dice «bola de panistas amargados no quieren a Tin Tan, les dije que era un buen bato y se pusieron muy roñosos mejor me vine, son esos de aquella mesa al final». Es el otro bando, los locatarios que siempre han estado en contra de la explanada, creada para rescate el mercado. Para hacer la plaza se cerró una parte de la calle Agustín Melgar quitando la zona de estacionamientos y ése es su argumento.

Beto ahora hace trío con Jesús y José, sigue el duro y duro. Me entero por el jefe de la cuadrilla que se había cancelado el trompo de cemento y que viene un arquitecto del municipio a negociar con los inconformes, además que va a cambiar la ubicación del pedestal

Beto empieza a negociar con Tin Tan, no prospera en su intento, le digo qué es el fantasma que no quiere que se lo lleven, él ríe.

Las dos de la tarde, Tin Tan sigue amarrado de la cintura, la grúa mantiene tenso los cordones donde se levantara a volar. El operador me empieza a contar de sus anécdotas de la construcción de la X de Sebastían, de los accidentes, del viento que es increíble en esa zona al margen del Río Bravo de los problemas de cimentación, del arquitecto que por poco se desnuca, que alguna vez funciono el elevador, lo espectacular del paisaje urbano desde el mirador y coincidimos que vista desde la montaña Franklin marca el territorio mexicano en forma severa.

Jesús se soba los brazos mientras descansa en la sombra, ya no queremos calcular el tiempo para el vuelo de Tin Tan, en eso regresa el joven que me conoce pero yo no sé su nombre. Me pregunta si se tardó una hora en ir y venir del centro, asiento con la cabeza. nos ve a Jesús y a mí, mientras pregunta cuánto tiempo más y se contesta a sí mismo al montar en su bicicleta mientas me recuerda de la foto que le tomé. Otro más que no se pudo quedar a ver el vuelo de Tin Tan. Ya se había retirado Luis Torres un foto reportero con quién platique de pixeles de viejos fotógrafos, de cámaras de laboratorios, de amigos en común.

En eso se aproxima una señora y nos cuestiona a dónde se llevan a Tin Tan, «soy fan de él por aquí paso todos los días y le pido permiso para cruzar, no es de mi generación, no soy tan mayorcita, veo sus películas me gusta como trata a las mujeres. Mire lo que es el poder de la imaginación ya que vi la explanada y dije por qué no lo mueven para allá. Ah y esas pintura están muy feas hubieran hecho lo clásico, pintarle su trajecito» mientras nos da la espalda dice «lo que es la imaginación».

Las tres de la tarde, Beto ya le está prometiendo a Tin Tan un pastel por su cumpleaños y el Pachuco sigue aferrado, ya se tambalea los pocos se acercan mientras Jesús y José siguen duro y duro. Para entonces la pregunta es dónde dormirá Tin Tan esta noche. José continúa con su teoría de que tenemos hasta las diez de la noche, que no se apuren. Jesús ya lo tomo personal, empieza a dar órdenes al operador de la grúa muévalo un poco para que me de espacio con el pulidor. Se levanta, se mueve más, Jesús retoma fuerzas sigue duro y duro. José le grita «¿qué? ¿otros cinco minutos?» Se oye el «sí», afirmativo y rotundo de Jesús.

Las tres y media de la tarde, Tin Tan vuela, Tin Tan esta levitando, la grúa lo gira para ponerlo en la plataforma y llevárselo al taller donde pernoctara el Pachucote, no hay tiempo para vítores solo cámaras y sonrisas. Una vez acostado en la plataforma Jesús grita «ahora sí te voy a bolsear» y hace la mímica los pocos testigos ríen. No hubo cápsula de tiempo, sólo el tiempo que pasamos juntos en esta maniobra. Nos despedimos con la promesa de vernos mañana. Ahora tenemos más amigos todos.

Pasaron 24 años para reubicar la estatua de Tin Tan, esta maniobra me recordó aquel mítico traslado de hace 50 años, donde también hubo desacuerdos y jubilo. Me refiero a Tláloc que salió de San Miguel Coatlinchán, Texcoco, rumbo al Museo Nacional de Antropología donde ahora reposa el monolito. Para mi sorpresa y reafirmar lo anterior mientras escribía ésta crónica a las 8:15 PM en nuestra ciudad cayo una tromba de veinte minutos, suficientes para inundar la ciudad. Igual que las lluvias que acompañaron a Tláloc a su nueva casa. Nadie les pidió permiso para ser removidos.

Por cumplir cien años Tin Tan está por convertirse en un ser mítico. Ya mañana sabremos de sus nuevos alcances.


Fotografías: Jaime Moreno Valenzuela 

























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