viernes, enero 23, 2015

Artes Plásticas / México: Presentaran el libro «Sólo a fuerza de pintar» de Francisco Javier Vázquez

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El pintor mexicano, una especie de inventor de «sonidos visuales», reúne en un libro 40 años de labor creativa. (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 23 de enero de 2015. (RanchoNEWS).- «Cuando uno es joven se puede tener pinceladas o brochazos que sobran, como el escritor que puede tener palabras de más, pero en la medida que se avanza las obras se hacen más puras», confiesa el pintor Francisco Javier Vázquez (Irapuato, 1951), luego de mirar en retrospectiva su obra de más de 40 años. Reporta desde la ciudad de México para Excélsior Sonia Ávila.

Si bien, continúa el creador, sus óleos y esculturas mantienen un espíritu rebelde como común denominador desde la década de los 70, reconoce que las más recientes se diferencian por una madurez en la que su trazo, hasta cierta medida, hace su pintura más verídica.

«Al final parece que en estos últimos años uno tiene más coherencia, y es indiscutible que hay una madurez que la da el tiempo, pero no sólo el tiempo de vida, sino el tiempo experiencia y en ese sentido mi pincelada está más cerca de la verdad, más madura», refiere en entrevista quien adoptó en 1974 el apodo Jazzamoart, por su pasión al jazz y el arte.

La reflexión sobre su obra es a propósito de Sólo a fuerza de pintar, una publicación que compila 200 obras, entre pintura y escultura, a manera de retrospectiva donde se revela «su espíritu revolucionario» como guía de un trabajo que transita entre la abstracción y la figuración; la realidad y la ilusión; el jazz y los toros.

Con este libro, que se presentará el próximo lunes en el Palacio de Bellas Artes, quien fuera alumno de Gilberto Aceves Navarro festeja cuatro décadas de trayectoria. «Dicen que son 40 años, pero yo diría que son más si contamos que empecé a pintar desde los cinco años de edad».

Jazzamoart, a quien alguna vez definieron como «inventor de ruidos visuales», recuerda que un Día de Reyes recibió de regalo un «taller miniatura» —una pequeña mesa, pinturas y cuadernos en blanco—, el cual definió su vocación artística que luego profesionalizó en la Academia de San Carlos, con Manuel Herrera Cartalla, José Luis Cuevas y Alberto Gironella.

Para inicios de la década de los 70 presentó su primera exposición individual en una galería de la Ciudad de México, y en 1982 participó en la primera Bienal Rufino Tamayo; sin embargo, confiesa haber dudado de dedicarse a la pintura: «Ahora pienso que el arte es una carrera de resistencia», acota quien ha expuesto en el Bronx Museo de Arte de Nueva York, en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y en el Museo de Arte de América Latina de California.

Músico de nacimiento

Tal vez por el ambiente bohemio en su casa cuando niño es que el artista avivó un gusto por la música, en particular el jazz, que incluso, afirma, si tuviera otra vida la dedicaría íntegra a este género. Por ahora pinta los sonidos; da color y forma a las notas de un saxofón, de una trompeta o de un cantante.

«En la escuela de pintura yo estaba desorientado en cuanto al estilo, a encontrarme con uno mismo, entonces me ponía a pintar y me parecía a todos los que admiraba, principalmente a (Gilberto) Aceves Navarro, y con la intención de ser diferente tomé la música y pensé que era una gran puerta, porque no sólo pinté la música y los músicos sino todas sus atmósferas, y empecé a desarrollar un lenguaje particular, y el gran pretexto fue el jazz».

Si bien no es el primer pintor interesado en las melodías, señala que, más allá de retratar músicos, busca el espíritu de sus composiciones. Entonces se imagina cuál sería la forma, el color, la textura de un sonido; cómo vería una nota si pudiera congelarla para palparla.

A ello responde la serie La vida es un saxofón, integrada por óleos como Saxofonista (2009), en la que se visualiza la silueta de un intérprete en tonos ocre, e incluso se adivina su mirada en medio de un fondo naranja. También El sax de Tapies (2011), que juega con la figura del instrumento musical.

Algo similar sucede en la serie Para mirar el ruido y otros cachivaches, compuesta por esculturas y arte objeto vinculados al sonido como Batería (2012), una pieza de metal y ácido, o Quinteto de músicos de juguete (2014), pequeñas figuras de madera tallada.

El miembro del Sistema Nacional de Creadores explica que para crear se basa en la técnica de la foto en movimiento, y produce la pintura como si fuera una secuencia de instantáneas en cámara lenta para generar un juego con el ojo humano.

De las obras también destaca las interpretaciones a pinturas de Rembrandt, Van Gogh o Pablo Picasso que Jazzamoart realiza como un robo virtual de los originales. Son lecturas que hace de obras como Lección de anatomía del Dr. Nicolaes Tulp, de Rembrandt.

«Se me ocurrió cuando tuve la oportunidad de viajar y conocer museos y obras que únicamente había visto en fotografías y libros, y ver obras de todos los admirados me hizo pensar en la travesura de ‘robármelas’, pero como no puedo, entonces me los llevo con los ojos y los transformo en otra historia.

«Pero es también un estudio; por ejemplo, pintar un cuadro inspirado en la forma en que lo hacía Rembrandt es una manera de estudiarlo, y recrear la historia de la pintura es un pretexto para pintar y también divertirme; invento historias del tipo ‘qué pasaría si Rembrandt, Van Gogh y Picasso se aparecieran en mi taller y vieran cómo trabajo sobre su obra, qué pasaría’», reflexiona quien también pinta sobre cantinas, futbol, toros y también plasma desnudos.



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