jueves, enero 29, 2015

Obituario / Amparo Baró

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La actriz española. (Foto: Gtres)

C iudad Juárez, Chihuahua. 29 de enero de 2015. (RanchoNEWS).- La trayectoria de Amparo Baró (que ha fallecido este jueves a los 77 años) en el mundo de la interpretación surgió de manera casual. Esta catalana era estudiante de Filosofía y Letras cuando vio actuar a Asunción Sancho, que la marcó de por vida arrastrándola hasta la que fue su amada profesión sobre los escenarios, informa A. Vasco desde Madrid para El Confidencial.

Comenzando como aficionada, Amparo Baró se adentró en el teatro participando en grupos amateur, y en 1957 debutó por primera vez con «El burlador de Sevilla y convidado de piedra». Ese mismo año, las grandes compañías empezaron a interesarse por esa chica que dejó la universidad por amor al arte, y fue contratada por la compañía del teatro Windsor de la Ciudad Condal.

De nuevo, un fortuito revés de la vida propició que Amparo Baró siguiera ascendiendo hacia la fama. Amparo Soler Leal, primera actriz de su compañía, sufrió una apendicitis que le impidió actuar. Su tocaya, Baró, fue la encargada de sustituirla en «Harvey», donde compartió tablas con personajes tan relevantes como Adolfo Marsillach.

Su llegada a Madrid coincidió con un repunte en su trayectoria. Ya había compartido experiencias con José Luis López Vázquez o Luis Morris, y dos años después de su anexión al Windsor, realizó su primera gira por Sudamérica con tan sólo 20 años.

Su físico, determinante en sus papeles

El tono de voz de Amparo Baró y su aspecto físico hicieron que le otorgaran papeles muy parecidos en cuanto al estereotipo de los personajes, como por ejemplo sucedió en «Tengo 17 años» o «Margarita se llama mi amor».

Después vinieron un gran número de películas, en los que la catalana siguió destacando por su alto nivel interpretativo. «El bosque animado», «Las cosas del querer», «Boca a boca» o «Siete mesas de billar francés» se encuentran entre su filmografía. De hecho, esta última (dirigida por Gracia Querejeta, supuso el primer gran éxito reconocido de Baró: consiguió el Premio Goya a la mejor interpretación femenina de reparto en 2007.

Del escenario, a la televisión

Si su desarrollo en el mundo del teatro estuvo repleto de buenas críticas hacia Amparo Baró, sus inicios en la televisión no fueron demasiado exitosos. En 1995 trabajó en «Juntas, pero no revueltas», la versión española de las populares «Chicas de Oro» americanas, pero un año más tarde el proyecto se acabó. En 1997 trabajó con Alfredo Landa en «En plena forma», pero tampoco cosechó grandes triunfos.

Aunque el número de apariciones cinematográficas de Amparo Baró es extenso (más de 30), la actriz es muy recordada por interpretar a Soledad Huete (más conocida como Sole) en la serie de televisión «7 vidas». Los más de 200 capítulos que compartió con actores de la talla de Javier Cámara (quien ha mostrado su tristeza por la noticia en su cuenta de Twitter), Paz Vega o Blanca Portillo le otorgaron más premios que en toda su carrera. En 2013, incluso, llegó a recibir de manos de la por entonces Princesa Letizia la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes.

Siete años trabajó Baró en «7 vidas», quien después de pasar por Telecinco acabó aterrizando en Antena 3 para pasar tres años en la serie «El Internado», donde consiguió el TP de Oro a la mejor actriz. Su etapa con esta cadena terminó en 2010, pero en 2011 volvió a subirse a los escenarios después de 12 años de sequía teatral (aunque ya había colaborado como monologuista en 'El Club de la Comedia'). Lo hizo para protagonizar «Agosto», una obra de la Pulitzer Tracy Letts dirigida por Gerardo Vega, en la que compartió escenario con Alicia Borrachero e Irene Escolar, que le susupo ampliar sus premios al conseguir el Valle Inclán de Teatro y el Premio Ceres así como un exitosa vuelta a los escenarios.

Su último papel, como prostituta

La pasada Navidad, Amparo Baró y Carmen Machi comenzaron a rodar «La puerta abierta», una película de Marina Seresesky en la que ambas interpretaban a una hija y una madre prostitutas, acompañadas en sus desventuras por Lupita, una transexual a la que da vida Asier Etxeandía. «Es la vida natural de dos prostitutas, madre e hija, que viven en una corrala. Es una película muy dura pero muy bonita», explicaba a finales del año pasado Machi. La actriz da vida a Rosa, una prostituta como su madre, Antonia, que ha perdido la cabeza y se cree Sara Montiel. La directora del filme, además, candidata al Goya al mejor cortometraje en 2012 con La boda y Biznaga de Plata en Málaga, ya estuvo con ellas en el escenario en Agosto.


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