miércoles, marzo 11, 2015

Arquitectura / España: Frei Otto: Premio Pritzker, laudatio y obituario en un día

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El arquitecto en Múnich, en 2005. (Foto: EFE)

C iudad Juárez, Chihuahua. 11 de marzo de 2015. (RanchoNEWS).- Una historia un poco enrevesada: el jurado del premio Pritzker, el más importante de la arquitectura en el mundo, ha precipitado dos semanas el anuncio de su fallo de este año ante la noticia de que su elegido, el arquitecto alemán Frei Otto, murió el lunes pasado en Nueva York a los 89 años. Por primera vez en la historia, el premio se entrega a título póstumo. Los artículos de 'laudatio' se mezclan con los obituarios. Reporta Luis Alemany para El Mundo.

Frei Otto fue uno de los pocos arquitectos de su generación que llegaron a ser reconocibles para el público que no se dedicaba a la arquitectura. ¿Todos tenemos en el cabeza el complejo olímpico de Múnich? ¿El escenario de los Juegos del atentado se Septiembre Negro y de las carreras de Mark Spitz? Pues ahí está la imagen que resumen el trabajo de Frei Otto. Ligereza, audacia constructiva, ausencia de énfasis, luz, cierto sentido de la alegría... En eso consistía Frei Otto.

Lo de la ligereza, la alegría y la falta de énfasis es fácil de explicar: el complejo de Múnich era muy poco complejo, muy poco pesado, era más bien un paisaje por el que iban apareciendo una especie de paraguas para alojar y resguardar a atletas y espectadores. Fuera la arquitectura, fuera los materiales pesados y dentro el los tejidos y las pieles translúcidas. Menos lugares y más paseos.

Luego, lo de la audacia remite a un formalismo, la doble curvatura, un camino por el que alguna vez entró Antoni Gaudí y que después desapareció de la arquitectura del siglo XX. Para los años 50 y 60, Frei Otto en Alemania y el español Félix Candela en México, redescubrieron la doble curvatura. El alemán, con tejidos y Candela con hormigón. A pesar de la complejidad de su dibujo, la doble curvatura funcionaba, no era difícil de construir, ni resultaba cara. Qué gran invento.

La historia no fue justa con Frei Otto. La generación de sus padres, los maestros de la arquitectura internacional, cuyo legado ampliaba y mejoraba, estaba viva y consevaba su prestigio cuando Otto llegó a su madurez. La mala suerte es que, casi en el acto, al final de los años 70, el sentido del momento dio un giro, llegó la arquitectura posmodernista y todos los valores que se podían asociar al arquitecto alemán se convirtieron en algo viejo y poco atractivo. La arquitectura volvía a consistir en levantar edificios pesados, con mucho sentido de la Historia, enfáticos...

Han pasado 30 años y la ligereza, el sentido de las pieles finas y la fluidez vuelven a estar en nuestro paisaje. El jurado del Pritzker asegura que Frei Otto, con casi 90 años, llegó a tener noticia de su premio. Mejor así.



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