jueves, marzo 12, 2015

Arquitectura / España: Tensión y levedad en Frei Otto

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El arquitecto, muestra el sistema de cubiertas del estadio olímpico para Múnich'72. (Foto: CORBIS)

C iudad Juárez, Chihuahua. 12 de marzo de 2015. (RanchoNEWS).- El fallecimiento del arquitecto alemán Frei Otto ha desvelado su elección como Premio Pritzker del presente año 2015, que debía darse a conocer el próximo día 23 de marzo. La gloria pública del premio es póstuma, pero el autor conoció la noticia con antelación, de manera que murió sabiendo que su nombre quedaría para siempre entre los elegidos por la Fundación Hyatt para pasar a la posteridad por los valores indiscutibles de su aportación a la historia de la arquitectura. Informa Enrique Domínguez Uceta para El Mundo.

El jurado no escogió a Frei Otto por sus últimos trabajos. Lo hizo en reconocimiento de un talento innovador de raíces tecnológicas que supuso una revolución en el campo ideológico y formal hace más de medio siglo, y a su continuidad en la misma línea de investigación durante su largo ejercicio de la profesión y de la docencia. Su original aportación quedó plasmada en dos obras singulares de gran visibilidad, el pabellón de Alemania en la Expo de Montreal de 1967 y la cubrición de diferentes edificios deportivos para los Juegos Olímpicos de 1972 en Múnich.

Las estructuras tensadas realizadas con cables metálicos que cubrieron el estadio olímpico de Múnich con una cadena de elementos con forma de copas invertidas causaron sensación. Frei Otto había desarrollado desde su Instituto de Estructuras Ligeras de la universidad de Stuttgart un método eficaz para cobijar grandes superficies, situando los apoyos en el exterior del perímetro del edificio, empleando una pequeña cantidad de material y soportes de escaso volumen. Inspiradas en las construcciones de la naturaleza y en las carpas y toldos que habían empleado durante siglos las arquitecturas de los nómadas, el proyectista alemán empleó nuevos materiales de alta resistencia, cables y puntales de acero, y membranas plásticas. Frei Otto generó grandes cubiertas livianas que parecían levitar en el aire sobre las construcciones olímpicas, sobrevolando tribunas y estadios.

Su trabajo pertenece al grupo de los arquitectos experimentales que logran nuevas formas a partir de innovaciones tecnológicas, de la misma manera que hizo el gótico respecto al románico, o la construcción de hierro frente a las estructuras masivas. No todos los arquitectos han luchado por conseguir mayores alturas en sus edificios, muchos han desplegado su talento para cubrir grandes superficies sin apoyos intermedios.

A ellos debemos obras tan asombrosas como las bóvedas tabicadas de Rafael Guastavino a finales del siglo XIX, las delgadas láminas de hormigón armado de los paraboloides hiperbólicos de Félix Candela que asombraron al mundo en los años 50 y 60 del pasado siglo, y las cubiertas textiles de Frei Otto de los años setenta. Todos ellos han empujado los límites de la arquitectura por el camino de la eficiencia y de la ligereza, generando superficies de doble curvatura de sencilla construcción y formas inusuales.

No deja de llamar la atención el paralelismo del proyecto de Frei Otto para el estadio olímpico de Munich 1972 con el del arquitecto español Félix Candela para el estadio olímpico de México en los anteriores Juegos Olímpicos, los de 1968. Candela con hormigón armado y Otto con mallas textiles resolvieron las cubiertas de manera semejante, con paraboloides hiperbólicos colgados de estructuras exteriores.

Frei Otto impulsó el empleo de sistemas sustentantes cada vez menos pesados, y contribuyó a la economía de materiales de construcción, sumándose a la línea que atraviesa la historia completa de la arquitectura hacia la anorexia. A los conceptos y diseños de Frei Otto responden otras obras singulares como el Multihalle (1975) de Manheim, el Aviario para el Zoo de Múnich (1980), o el Tuwaiq Palace (1985) en Riad, en Arabia Saudita. Sus estructuras guardan relación con las cúpulas geodésicas de Richard Buckminster Fuller, y también con los armazones de tubos de cartón de Shigeru Ban, con quien colaboró en la construcción del pabellón de Japón en la Expo 2000 en la ciudad alemana de Hannover, la mayor construcción del mundo levantada con este método.

Si Buckminster Fuller fue uno de los primeros activistas medioambientales, Frei Otto compartió el ideal de encontrar soluciones constructivas respetuosas con el medio ambiente, de menor impacto en la naturaleza, integrando en sus equipos a ingenieros, arquitectos, físicos, biólogos y filósofos. Su trabajo no sólo poseía calidad técnica, también implicaba una reflexión sobre la manera de afrontar el futuro por parte de la Humanidad. Sus ideas quedaron en un segundo plano durante las décadas siguientes, hasta que los desafíos de la escasez de recursos y del calentamiento global han devuelto el debate al punto en que había quedado interrumpido.

Con la elección de Frei Otto para el premio Pritzker de 2015, el jurado se mantiene en la línea de apoyo a la modestia y a la sostenibilidad que ha venido mostrando en los años posteriores a la llegada de la crisis, en los que han destacado las trayectorias reflexivas y socialmente responsables de autores como Zumthor, Sejima y Nishizawa, Souto de Moura, Wang Shu, Toyo Ito y, el pasado año, de Shigeru Ban, uno de los admiradores de la obra y el pensamiento del arquitecto alemán fallecido el pasado nueve de marzo a los 90 años de edad. Su presencia en la lista de premiados por la Fundación Hyatt que otorga el Pritzker sería comparable a la de Oscar Niemeyer, galardonado en 1988, con más de 80 años, y a la de Jørn Utzon en 2003, poco antes de cumplir 85, todos reconocidos tardíamente por contribuciones determinantes en décadas pasadas y por la presencia de sus ideas en el pensamiento de generaciones posteriores.



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