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Un cuadro de Paul Durand-Ruel pintado por Pierre-Augusto Renoir en 1910. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 3 de marzo de 2015. (RanchoNEWS).- La alegría de la huerta, la expresión facilona con la que se suele simplificar el movimiento artístico impresionista, se exhibe pletórica en una exposición de la National Gallery de Londres del 4 de marzo al 31 de mayo de 2015. La muestra, bajo el título Inventing Impressionism Paul Durand-Ruel and the Modern Art Market (Inventando el impresionismo Paul Durand-Ruel y el mercado del arte moderno) reúne unos 85 cuadros de primera fila de este tipo de arte, que topó con la indiferencia cuando surgió en Francia a caballo entre el siglo XIX y XX. Un marchante francés, Paul Durand-Ruel (1831-1922), apostó por los impresionistas y los modernos arriesgando en ocasiones el dinero que no tenía. El tiempo le ha dado la razón: son los que más se cotizan en el mercado. Reporta desde Londres Conxa Rodíguez para El Mundo.
Pablo Picasso, que no figura en la muestra de Londres aunque se benefició y fue amigo del marchante, retrató en la primera década del siglo XX a Paul Durand-Ruel con un saco en el que metía monedas y una inscripción que rezaba: «Durand-Ruel contando los calés». Además de comprar cuadros a diestro y siniestro, el marchante, cuidaba de los artistas que a él le gustaban aunque en aquellos momentos no parecían gustar a nadie más. Claude Monet, del que se presentan numerosas obras, llegó a decir: «Sin él [Durand-Ruel] no hubiésemos sobrevivido». El marchante, por su parte, escribió: «Sin América, estaría perdido, arruinado». El segundo mercado de obra impresionista para el aventurero mercader fue Alemania.
Paul Durand-Ruel venía de familia de marchantes de arte en Francia e inculcó el oficio a sus cinco hijos. Adquirió unas 12.000 obras de arte, incluidos 1.000 monets, y en varias ocasiones estuvo al borde de la quiebra económica. Su única riqueza eran pinacotecas repletas de lienzos que sólo él valoraba. El comisario de la exposición, Christopher Riopelle, considera que «Durand-Ruel compraba obras impresionistas de forma frenética y fanática, y lidiaba cómo podía las estrecheces económicas hasta que empezó a vender en América, lo cual supuso un triunfo internacional para el marchante y para los artistas, pero antes de triunfar en América pasaron verdaderas penurias».
La exposición no se limita a la alegría de la huerta o los paisajes exteriores compuestos de trazo de pincel simple y/o meticuloso, sino que incluye todo el arte que se creaba alrededor de Claude Monet, Pierre-Auguste Renoir o Edouard Manet, los tres nombres por los que pisó fuerte el marchante.
Los espontáneos trazos de pincel con los que teóricamente compone el impresionismo generan, además de los típicos paisajes hortelanos y retratos de mujeres con voluminosos vestidos, intrigantes ambientes como Luz de luna en el puerto de Bouglogne, de Manet, o claustrofóbicos interiores como Interior de un convento dominicano en Madrid, de Eugène Delcroix. Junto a los nombres citados, otros de los artistas expuestos en la muestra de Londres, cuyo hilo conductor son las compras de Durand-Ruel, son Auguste Rodin, Théodore Rousseau, Gustave Coubert, Jean-Baptiste-Camille Corot, Jean-François Millet, Camille Pissarro, Charles-François Daubigny, Alfred Sisley, Edgar Degas, Berthe Morisot, Mary Cassatt y Eugène Boudin. El impresionismo, impresionante.
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