jueves, abril 16, 2015

Literatura / Entrevista a James Ellroy

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El maestro de la novela negra americana. (Foto: José Ayma)

C iudad Juárez, Chihuahua. 15 de abril de 2015. (RanchoNEWS).- El maestro de la novela negra americana habla sobre Perfidia, su nueva obra de 800 páginas ambientada en Los Ángeles en 1941, explica por qué se hizo escritor y confiesa que jamás ha utilizado un ordenador ni tiene teléfono móvil, en la entrevista que le hace Pedro García Cuartango para El Mundo.

Es más alto de lo que imaginaba. Aparece de repente y me saluda con una sonrisa. Posa pacientemente para el fotógrafo, lo que supongo que debe representarle un cierto esfuerzo porque, como luego confiesa, no le gustan las fotografías ni tampoco los periodistas. Es James Ellroy, el maestro de la novela negra americana. Nació en Los Ángeles y acaba de cumplir 67 años el mes pasado.

Ha escrito más de una veintena de novelas, entre las que destacan La Dalia Negra, El gran desierto, L. A. Confidencial y América, que forman el llamado Cuarteto de Los Ángeles en el que Ellroy hace una descripción brutal de una sociedad corrupta en la que el sexo, el alcohol, la droga y la ambición dominan a sus protagonistas.

No hay grises en la literatura de un Ellroy que retrata una América racista, autoritaria y ultraconservadora donde para sobrevivir hay que ser fuerte y carecer de escrúpulos. Es un hombre marcado por su pasado, ya que su madre, una enfermera pelirroja que bebía bourbon, fue asesinada cuando él tenía 10 años. El crimen jamás pudo ser esclarecido.

Aunque Ellroy mantiene siempre una imagen de solitario y tipo duro, hay algo en sus ojos que desmiente esa leyenda. Da la impresión de protegerse de los golpes que le ha dado la vida mediante la distancia que un boxeador impone para evitar los puños de su rival.

Dice que ha venido a España a vender Perfidia, la nueva novela que edita Random House, un gran fresco con decenas de personajes reales y de ficción, que arranca en diciembre de 1941 cuando los japoneses atacan Pearl Harbour. Tiene una voz pausada y reflexiona a la hora de responder, midiendo con cuidado sus palabras como lo hace cuando construye sus historias que funcionan como un mecanismo de relojería. He aquí la transcripción de la conversación mantenida ayer en Madrid con él:

Perfidia es una obra muy ambiciosa. Tiene 800 páginas y es un gran retrato de la sociedad americana a principios de los años 40. ¿Considera que es su mejor novela?

Sí, lo creo. Estoy convencido de que es mi libro con mayor riqueza humana. Y pienso que es el que muestra la mayor diversidad de personajes y de motivaciones. Me gustan muchísimo los personajes y la forma en la que está construida esta novela. Me encanta esta narración larga contada en tiempo real. 

Me recuerda a Guerra y paz de León Tolstoi por el gran fresco de personajes y la ambición de narrar la historia a través de ellos... 

Nunca he leído a Tolstoi, nunca he leído Guerra y paz, pero acepto de buen grado la comparación.

Todos los personajes de sus novelas guardan en su interior los demonios interiores del sexo desmedido, el alcohol, la ambición por el poder, la traición, la corrupción. ¿En qué medida refleja ello la sociedad americana?

No tiene nada que ver con la sociedad americana actual. La novela trata en su totalidad de personajes universales, son estereotipos humanos que cualquiera puede reconocer. No los considero víctimas sino que los veo como unos oportunistas. A todos ellos los describo así. Porque yo también soy un oportunista y porque escribir libros de este tamaño es una oportunidad. Este libro era una oportunidad para mí para contar una historia desde el punto de vista de una mujer: Kay Lake, que ya aparecía en La Dalia Negra y que es la protagonista de Perfidia. Hay también un detective homosexual japonés y personajes reales como el capitán William Parker, que se convirtió en el jefe de la Policía de Los Ángeles. La novela transcurre durante 23 días en diciembre de 1941 cuando los japoneses atacan Pearl Harbour.

Me llama la atención su lenguaje. Sus obras -y ésta también- han sido escritas con un lenguaje escueto y cortante, a veces brutal. ¿Intenta usted provocar al lector con las palabras?

Lo que yo pretendo hacer con el idioma es crear una red, una tela de obsesiones. Son libros que yo escribo de forma obsesiva. Yo soy una persona obsesiva por naturaleza. Y quiero que mis textos se lean de forma también obsesiva. Mis libros son muy largos y complejos y quiero que el lector los lea en unos pocos largos fragmentos. Quiero que se meta en la trama y que lea un montón de páginas de golpe, sin descanso. Tanto para leer mis libros como para escribirlos hay que estar obsesionado.

Una de las características de toda su obra es la fijación por el pasado, empezando por La Dalia Negra, su primera novela, relacionada con el asesinato de su madre. ¿Hay una voluntad de redención personal a través de la recuperación del pasado en su literatura?

El concepto es la memoria como inconsciente colectivo. Yo puedo estar apartado en mi vida personal, pero necesito conectar con los demás. Por motivos personales, mis libros son lo que yo le doy al mundo. Una vez que pasen mis días en la Tierra, mi legado serán todos esos libros que he escrito. Eso es lo que yo dejo. La mayor parte de las personas que leen mis trabajos son completamente desconocidos para mí, pero hay mucha gente en EEUU, en España, en Italia, en Alemania, en Sudamérica, en Rusia que leen lo que yo escribo, como le sucede a usted. Y estos libros serán evaluados en el futuro como a mí nunca me van a evaluar o analizar. Esta es la forma con la que yo me relaciono con la comunidad humana.

Yo soy un lector aficionado a la novela negra y me gustan mucho autores como Hammett o Chandler. Me da la impresión de que usted está muy alejado de la forma de escribir de ellos. Por ejemplo, detectives como Dudley Smith o Hopkins, violentos y cínicos, son una especie de réplicas a Marlowe, el personaje de Chandler, que es una buena persona, que tiene principios y sirve al bien...

No pienso mucho en lo que escribió Chandler. Fue uno de los primeros que llegó. Pero para mí no significa demasiado. 

Muchos de sus amigos y sus ex mujeres han sido de izquierdas, aunque usted se considera de derechas. En sus libros hay mucho de denuncia social, de los abusos del poder y de la corrupción. ¿Está de acuerdo?

No voy a hablar de política. Jamás lo hago.

¿Usted cree que el hombre es malo por naturaleza, como afirmaba Hobbes?

No. No creo que la gente sea mala por naturaleza.

Todos sus personajes pagan un alto precio por sus opciones, por su forma de vivir. ¿Cree usted que existe la libertad de elegir?

Sí, lo pienso. Creo que las personas pueden elegir entre el bien y el mal. Todos somos responsables de nuestros propios actos.

Volviendo a Perfidia, ¿su nueva novela es el primer capítulo de un nuevo cuarteto como el de Los Ángeles?

Sí, es el primer volumen del segundo cuarteto de Los Ángeles, que toma personajes del primer cuarteto y de la trilogía protagonizada por Lloyd Hopkins, escrita en los años 80. La acción está ubicada en Los Ángeles durante la II Guerra Mundial y los personajes son más jóvenes.

Creo que usted es un gran lector de Historia. ¿Son sus novelas, su ficción, una manera de contar los hechos del pasado?

Sí, pero me invento las situaciones. No soy un estudioso. Conozco un periodo de la historia de EEUU, pero sólo dispongo de trocitos de información y no contradigo los hechos. Lo que hago es escribir una gran novela como Perfidia a partir de un pequeño trozo. En suma, lo que hago es reescribir la Historia, pero ajustándola a mi conveniencia y sin faltar a lo que ha sucedido en el pasado.

Pienso que a veces sus libros nos ayudan a entender la Historia mejor que los textos de los historiadores...

Muchas gracias y que Dios le bendiga.

¿Cree usted que el poder corrompe?

Sí, sin duda.

¿Es EEUU una sociedad menos hipócrita que Europa?

No sabría decirlo porque no he pasado tiempo suficiente en Europa.

¿Es la primera vez que viene a España?

No. He estado ya cinco o seis veces. Me gusta la gente y su cultura.

Usted es muy aficionado al boxeo. ¿Es el boxeo un elemento esencial de la cultura americana?

Me gusta el boxeo, pero hace tiempo que no lo sigo porque no tengo televisión. Ignoro qué grado de influencia tiene el boxeo en la sociedad de hoy. Sí, fue muy influyente en los años 40 y 50.

¿Qué opina del periodismo de EEUU? ¿Es fiable e independiente?

No lo sé. Lo que sí le puedo decir es que yo no leo periódicos. No me gusta que la gente me mire, que se interese por mi vida, que me haga fotos.

¿Cuáles son sus autores favoritos, los que le han influenciado o inspirado de alguna forma?

En primer lugar, Don DeLillo, que escribió Libra sobre el asesinato de Kennedy. También me gusta John Gregory Dunne, que murió en 2003 y descanse en paz. Escribió True confessions, que tiene una temática parecida a la de La Dalia Negra. Me gusta Joseph Wambaugh, un novelista que también trabajó en el departamento de Policía de Los Ángeles. Y Meyer Levin, autor de Compulsion. Estamos hablando de libros y autores independientes.

¿Qué opina de internet y las redes sociales?

Nunca he utilizado un ordenador. Ni tengo teléfono móvil. Ni tengo iPad ni iPhone ni ninguna de esas estupideces. Hace mucho tiempo que todo eso empezó a molestarme. Era algo que tenía que aprender y no me gustaba. Entonces pensé que podía contratar a alguien para que transcribiera mis escritos.

Eso significa que usted escribe a mano...

Sí, así es. Y tengo un teléfono colgado de la pared que tiene cable y funciona. Y ello me permite trabajar, ganar dinero y pagar a la gente.

¿Por qué eligió el oficio de escritor?

Cuando era pequeño me encantaba leer libros, perderme en una historia. Y quería ser capaz de poder hacer aquello que me divertía tanto. Además, estaba fascinado por la novela como género, por los grandes libros, los grandes volumenes.

En sus novelas es muy importante el contexto. Hay una cuidadosa documentación y preparación de la historia que va a contar. ¿Está de acuerdo?

Sí. El trabajo previo de preparación de Perfidia asciende a unas 700 páginas.

Eso se nota...

Gracias.

He leído que usted es un apasionado de Beethoven...

Me encanta Beethoven. Lo descubrí cuando tenía 12 años. Y si uno quiere identificarse con un gran artista, no hay duda de que Beethoven fue uno de los más grandes. Tengo un buen equipo y me gusta mucho escuchar música.

A usted también le gustan los perros. ¿No es así?

Me encantan, pero no tengo perros.

Me gustaría saber cómo vive usted, si dedica mucho tiempo a la lectura, si detesta la vida social y prefiere quedarse en su casa.

Ya no leo mucho. Pero lo que sí que hago es pensar mucho. Me quedo en la oscuridad, dándole vueltas a todo. Me gusta permanecer en la oscuridad para reflexionar. Eso lo hago con bastante frecuencia. Y también tengo grandes amigos.

¿Piensa escribir sobre filosofía o el sentido de la vida?

He escrito dos libros de memorias.

¿Qué va a hacer en España estos días? ¿Piensa visitar algún monumento o algún sitio histórico?

Quieren que vaya a un recital de piano esta noche con un periodista para que escriba de mí. Para lo que he venido a España en realidad es para vender libros. Ese es mi principal objetivo, la razón de este viaje.


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