C iudad Juárez, Chihuahua. 17 de mayo de 2015. (RanchoNEWS).- En cuestión de fotografía, dice Julio César Holm, director del Aula del Centro-Especialización Fotográfica, se sigue pensando que la Ciudad de México es tierra de oportunidades. «La realidad de la disciplina cambia de acuerdo con cada estado. Cada uno tiene su proceso, y ven el Distrito Federal como el lugar de las grandes oportunidades, algo que es falso», afirma. Reporta desde la ciudad de México para Excélsior Luis Carlos Sánchez.
Si bien desde el centro del país surgieron durante décadas proyectos que terminaron por consolidar el nombre de muchos fotógrafos, las periferias también están exigiendo su reconocimiento. A partir de la inquietud de un grupo de alumnos de un taller de retrato, Holm se propuso ampliar las perspectivas que sobre la práctica fotográfica se tienen en Querétaro, una ciudad aparentemente cercana al cuerno de la abundancia que aún sigue representando para muchos el DF.
«Les propuse un programa integral que les permitiera asomarse a la fotografía autoral, género que brilla por su ausencia en Querétaro. Pasaron cinco módulos muy intensos y apretados, hasta que uno de los integrantes de ese programa “clandestino”, me hizo una propuesta formal.
«En las primeras charlas teníamos la intención de crear un espacio en donde estuviéramos más cómodos, pero en tanto más reconocían su condición como fotógrafos, más evidente se hacía también lo que debía hacerse entonces», cuenta Holm.
Así fue naciendo el Aula del Centro-Especialización Fotográfica, que con una sede fija en el centro de la capital queretana, comenzó sus funciones en marzo pasado. «Como su nombre lo dice, es un aula, no una escuela. Tiene lo básico para impartir una clase, un estudio con un tiro decente para hacer buen shooting y laboratorios análogo y digital», dice su creador. También ha comenzado a conformar una plantilla de profesores que incluye nombres como el de Fernando Montiel, Ana Ortega, Olivia Vivanco, Humberto Ríos o el Taller Panóptico.
Una de las misiones es contribuir a la descentralización del aprendizaje de la fotografía; la otra, fortalecer la fotografía autoral. «Querétaro tiene una práctica fotográfica basada en el periodismo. Todo lo demás es trabajo por hacer. Es una ciudad que está en transformación constante, su población es, en su mayoría, de otros estados. La cercanía del DF no es tal, es sólo una interpretación en kilómetros. La distancia real tiene que ver con los accesos a la información, al aprendizaje, entre otros, así que no es referente», dice Holm.
La enseñanza prácticamente es la misma que el resto del país, con «escuelas, instituciones, espacios independientes, fotógrafos con una práctica comercial que siguen enseñando como aprendieron, con la técnica como único territorio. La premisa sustancial del Aula se centra en la enseñanza. El Aula no es un espacio recreativo, sino formativo. El hecho de ser independientes no nos exime de la responsabilidad y el compromiso, primero con la disciplina fotográfica acompañada de la pedagogía».
¿Y qué tanta huella dejaron en las periferias del centro, proyectos como el Consejo Mexicano de la Fotografía o el Centro de la Imagen?, se le pregunta a Holm. «Eso es historia, y como historia, estamos obligados a conocerla, pero justamente es la historia de la centralización. De una época bella, pero que nada tiene que ver con el presente. Los resultados de esos tiempos no se ven fuera del DF. El Centro de la Imagen es un referente importante, pero histórico».
«Las ventajas de “ese” centro fueron que hizo visible a una comunidad y que le dio formación, exposiciones y publicaciones. La desventaja de “ese” centro es que colocó a la comunidad en una comodidad que le costó mucho trabajo perder, pues fue la institución proveedora y legalizadora de la fotografía en México. Hoy en día no provee mucho que digamos, aunque siga queriendo legalizar su fotografía», responde.
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