martes, julio 21, 2015

Artes Plásticas / México: Exponen «Cuestión de Seguridad Nacional» de Antonio Luquín en la Galería de Arte Artdicré

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El pintor y muralista Antonio Luquín presenta un cuerpo de obra que reflexiona sobre los cambios en la urbe a causa de la inseguridad. (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 21 de julio de 2015. (RanchoNEWS).- «La ciudad actual es muy estimulante, pero insegura», afirma el pintor y muralista mexicano Antonio Luquín (Guadalajara, Jalisco, 1959) quien expondrá su obra reciente en la exposición Cuestión de Seguridad Nacional en la Galería de Arte Artdicré, con 15 piezas de mediano y gran formato cuya temática va de la ciudad violenta y los territorios derruidos, a mundos fantásticos que alimentan la contemplación y recrean la bitácora de vida de un pintor. Reporta desde la ciudad de México Juan Carlos Talavera para Excélsior.

«En esta serie encuentro una ciudad más insegura y reducida que hace 15 años cuando las personas salían a caminar», dice Luquín en entrevista con Excélsior. Pero sobre todo me refiero a esa ciudad que por algún motivo sólo puede verse desde un lugar muy alto, un árbol quizá, como una manera de poner distancia entre la realidad y la imaginación».

La muestra, que será inaugurada el 27 de agosto y contará con un texto introductorio del narrador y colaborador de Excélsior, René Avilés Fabila, itinerará por otras sedes de Aguascalientes y Guadalajara, mientras el creador prepara una exposición retrospectiva que podría ser expuesta en 2016, por sus 30 años como artista, que le gustaría llevar al Museo de Arte Moderno.

«En el fondo el artista es un contemplador, una persona que lo observa todo. Quizá más de lo permitido. Pero cuando llego a la tela trazo un testimonio de nuestro tiempo, y entonces imagino como será nuestra ciudad en el año 2100 y me alegra pensar que quizá uno de estos cuadros podría ser el testimonio de nuestro tiempo», expresa.

Dicha muestra nació de un sueño cuando el artista y su esposa caminaban por los alrededores del Popocatépetl y el Iztaccíhuatl. De pronto se hizo de noche y una sensación de peligro los invadió.

«Ya no sé si uno se siente amenazado por todo lo que ve en la televisión o porque realmente existe una amenaza», acepta. Entonces se pregunta si es posible permanecer todo el tiempo en la civilización. «Esto me lleva a otro punto de la muestra: la seguridad del nido», que en este caso se traduce en la familia y en la escuela, factores de aprendizaje que pierden su vocación.

«Por eso la muestra transcurre del nido al fin de nuestra vida, donde pasamos del nido a esa especie de caja fuerte donde somos valores, números de cuenta, matrículas… todo con el poder de su firma».

Sin embargo, la problemática comienza en el nido, como aparece en estos cuadros, con esos helicópteros que supuestamente los protegen, pero en realidad se convierten en esos seres que inundan la ciudad con esas máquinas de ornato que sustituyen a los pájaros libres y salvajes que deberían representar al ser humano.

«Porque en realidad siempre que hay un helicóptero surge una señal de alarma en el cielo, es casi obvio que algo va a suceder o ya sucedió… quizá están cuidando la seguridad nacional», señala.

Entre los cuadros que Luquín expondrá se encuentra: Cuestión de Seguridad Nacional 1, donde se aprecia un par de árboles con nidos derruidos, mientras al fondo se alza esa ciudad que de día y de noche respira como el sonido de un moscardón.

Cuestión de Seguridad Nacional 2, que confronta la naturaleza que crece al margen, con la famosa Torre Bancomer que representa el progreso, la tecnología y uno de los puntos más altos de la ciudad sobre el emblemático Paseo de la Reforma.

Le sigue Por la libre, una crítica al sistema educativo nacional, donde se arremolina una serie de esferas azules, que representan a los niños que hoy parecieran no ser responsabilidad de alguien.

Y Reforma formateada, donde un buque fantástico lanza paraguas imaginarios sobre una frase del escritor Ítalo Calvino: «El intelectual debe participar estando sobre los árboles».

Pintor de canciones

Sobre la obra de Luquín, René Avilés Fabila comenta que es magia pura, la cual no oculta sus escuelas ni influencias. Y lo define como un artista «que vive dentro de un mundo pleno de magia y en el que todo es posible».

Un artista cuyos «demonios son creativos, le aconsejan y conducen por laberintos especiales, por rutas diversas que lo transportan a escenarios que parecen premonitorios. Puertas añosas que al abrirse le dejan a uno observar la modernidad, ventanas que nos permiten ver escenas antiguas o tragedias recientes, como la destrucción de las torres gemelas que toleran el derrumbe con un verso de Octavio Paz», escribe.

¿Qué tan tranquilo se siente el pintor en esta ciudad?, se le pregunta al pintor tapatío. «En realidad me sentía más tranquilo en mi primera juventud, en los años 20; en los 90 sentí un cambio, pero en el año 2000 fue peor. Entonces a mi esposa y a mí nos gustaba caminar por la ciudad… pero ya hemos dejado de hacerlo».

¿Significa que se ha restringido el contacto del artista con la ciudad?  « No quiero perder contacto con la ciudad. Sí se ha restringido mi contacto con ella, pero ya es un poco más contemplativo, un poco más desde una ventana o desde un cuarto piso, desde un árbol como los que ves aquí».


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