lunes, julio 20, 2015

Teatro / Ciudad Juárez - XXXIII Festival de Teatro de la Ciudad: «Las criadas», en versión de Hybris Teatro

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Aspecto del montaje. (Foto: JMV / RanchoNEWS)

C iudad Juárez, Chihuahua. 19 de julio de 2015. (RanchoNEWS).- Un obrero o un albañil pueden identificarse, hasta con orgullo, con los objetos que producen; pero un sirviente con qué puede identificarse: ¿con su amo?

Esta reflexión que el polémico escritor francés Jean Genet (1910 - 1986) presentara en escena hace 68 años, regresó esta tarde con el montaje de su obra «Las criadas» a cargo de la compañía Hybris Teatro, con la dirección de Marco Martínez.

«Las criadas» narra la historia de las hermanas Clara (Clair) y Solange, atrapadas en el juego sicológico de que una ellas es la Señora (Clara), deciden envenenarla, al no lograrlo, Solange mata a su hermana en calidad de la Señora.

El montaje de Marco Martínez fue muy acertado, con una buena escenografía, vestuario y sobre todo iluminación. Además revertió la tendencia de emplear a hombres en el papel de las hermanas y usó a un hombre en el papel de la Señora.

La obra no corrió tan bien por el nerviosismo de los actores, que usaron micrófonos personales.

Mariana Ruacho (Clara) comenzó diciendo sus parlamentos demasiado rápido y además el volumen de los micrófonos estaba altísimo, al grado de distorsionar la voz.

Jessica Hernández (Solange) estuvo bien y si la intención del director era acentuar un carácter grotesco en la Señora al emplear a un hombre (Gerardo Osnaya), creo que le hubiera convenido que usara peluca y fueran más marcados sus gestos femeninos; porque el uso de actores como las criadas proviene de «un juego de espejos» como dice Sartre, con el cual se asienta más la condición de marginalidad de los personajes al volverlos no sólo sirvientes sino además homosexuales; y es obvio que Genet no se hubiera reflejado con la Señora.

De cualquier manera se le agradece a Hybris Teatro que haya revivido esta obra, ya clásica; por cierto que la última vez aque fue representada en Juárez fue a cargo de Organización Androide, con la dirección de Marcelo Segberg, a principios de la década de los años 90 del siglo pasado.

Dos tercios del Auditorio Benito Juárez soportaron la función abanicándose y sudando, ante el insuficiente servicio de tres grandes ventiladores.


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