jueves, agosto 20, 2015

Cine / Entrevista a Ian McKellen

.
El actor inglés es el protagonista de la nueva película inspirada en el detective, esta vez un anciano con demencia. (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 20 de agosto de 2015. (RanchoNEWS).- Ni Gandalf, ni Magneto. Esta vez Ian McKellen (1939, Burnley, Lancashire, Inglaterra) llega a los cines españoles interpretando a Sherlok Holmes. Un Sherlok Holmes de 93 años, ya jubilado y un tanto senil que lleva una vida tranquila cuidando de sus abejas en Sussex. Junto a Roger (Milo Parker), el hijo preadolescente de su ama de llaves (Laura Linney), decide reabrir un antiguo caso sin resolver antes de que su memoria se desvanezca aún más. Basada en la novela de Mitch Cullin Un sencillo truco mental (editada en España por Viamagna), dirigida por Bill Condon, e incluida en el pasado Festival Internacional de Cine de Berlín, Mr. Holmes (que se estrena el viernes 21 de agosto) supone el regreso a nuestras pantallas de este mayúsculo actor, un clásico de los escenarios británicos y habitual de la Royal Shakespeare Company y del Royal National Theatre. Un par de días después de su estreno berlinés, un McKellen de lo más bromista recibió a EL MUNDO en un céntrico hotel de la capital alemana. La entrevista es de Igor López .

¿Es más complicado meterse en un personaje como Sherlock Holmes, por el que han pasado tantos actores?

He interpretado a muchos personajes reales. El primero fue Lawrence de Arabia, para el que hice un montón de investigaciones, pero el proceso es igual, ya sea un personaje real o uno de ficción. Lo que pasa es que este Sherlock Holmes es un tanto especial, porque aunque más de 130 actores han interpretado al personaje, éste es sin duda el más viejo de todos ellos. Pueden leer algunas de las novelas, ver algunas actuaciones anteriores o intentar hacer un poco de psicoanálisis, cosa que yo no he hecho demasiado, la verdad, porque el guión estaba perfectamente claro para mí.

Después de meterse en la piel de Gandalf en la saga de El Señor de los Anillos y de Magneto en la de X-Men, esto habrá sido como unas vacaciones...

Sí, pero unas cortas. Me gusta mucho participar en películas independientes. El hecho de actuar es básicamente siempre el mismo: lo que cambia es lo que te rodea. ¡Y tu salario, claro! Pero cuando se encienden las cámaras y estás en el plató, da lo mismo que sea una cinta con un presupuesto multimillonario que un filme indie que hay que rodar en unos pocos días.

¿Cómo ha cambiado su vida con toda esa fama y fortuna?

¡Fortuna! ¿Has dicho fortuna? ¡No sé lo que es eso! [ríe] A pesar de que soy uno de los actores más rentables del mundo... Actualmente, mis películas hacen más dinero que las de cualquier otro actor. Pero volviendo a la pregunta, en realidad no ha cambiado nada. Y si lo ha hecho, ha sido a mejor.

Aquí vuelve a trabajar con Bill Condon. Es ya su segunda película con él, tras Dioses y Monstruos (1998). ¿Cuáles fueron sus motivos?

Me encantó la integridad del proyecto. Además Bill es un director con el que es muy sencillo conectar. No da muchas instrucciones durante el rodaje, pero se preocupa mucho por la gente que le rodea, sea delante o detrás de las cámaras.

Hay unas cuantas escenas en las que ha tenido que grabar rodeado de abejas. ¿Cómo fue la experiencia?

Desde el principio le dije al director que no quería tener nada que ver con las abejas. Me dijo que eso estaba muy bien pero, aún así, me envió a un curso de adiestramiento para trabajar con ellas. La verdad es que aprendí mucho. Son unos animales increíbles en los que deberíamos fijarnos más y tomar como modelo colectivamente. Ellas trabajan únicamente para la sociedad. Son individuos y cada uno tiene una tarea, pero actúan sólo en beneficio de la colectividad. Además no son agresivas y no les importan demasiado los seres humanos. Estoy orgulloso de decir que en todas las escenas con abejas era yo mismo y en muchas ni siquiera llevaba guantes. Nunca me picaron ni picaron a nadie del reparto. Tampoco ninguna abeja resultó herida durante el rodaje de la película [risas].

Aunque en esta cinta Watson no aparezca, siempre se ha hablado de la posible relación homosexual entre él y Sherlock Holmes...

Bueno, no creo que Arthur Conan Doyle estuviera escribiendo sobre dos hombres gay. De hecho, no creo que Sherlock Holmes tuviera demasiada empatía por nadie en particular, a no ser que hubiera cometido un asesinato... Lo bueno de esta nueva película, de esta historia, es que muestra a Holmes como un ser humano real, con un corazón que late, pero al que es muy difícil acceder. Pero no creo que tenga nada que ver con ser gay o no.

Usted suele decir que es una persona muy tímida, pero hace años, en 1988, declaró que era gay y desde entonces ha sido un abierto defensor de los derechos de los homosexuales, cuando muy poca gente se atrevía a hacerlo. ¿Fue más complicado para usted dar ese paso?

Este tema no tiene nada que ver con ser tímido. Si entro en una habitación en la que no conozco a nadie, igual me falta cierta confianza y puede que no sepa muy bien cómo comportarme. Pero si estamos hablando de los derechos de los homosexuales sé perfectamente que yo tengo la razón. Hay muy muy pocos temas en los que pueda decir:  «Tengo razón». Pero si hablamos del derecho de las personas homosexuales a ser tratadas de la misma manera que las personas heterosexuales, tengo razón. Podemos discutirlo pero, si no piensas como yo, estás equivocado. Tengo razón. Y punto.

¿Qué significa la actuación para usted?

El mundo entero es un escenario. Y los hombres y mujeres, simples actores, con sus entradas y salidas. Lo único que separa a los seres humanos de los animales es que nosotros actuamos y ellos no. Nosotros somos capaces de confundir a otras personas. Los seres humanos somos interesantes porque tenemos que vivir con lo que exponemos a los demás y lo que no exponemos: la tensión entre la persona pública y la persona privada. Y esto no es algo que incumba sólo a los actores, sino a todo el mundo.


REGRESAR A LA REVISTA