lunes, octubre 05, 2015

Libros / México: «Los atacantes» de Alberto Chimal

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Es la primera vez que el autor, en la imagen, desarrolla un material narrativo de esas características. (Foto: Guillermo Sologuren)

C iudad Juárez, Chihuahua. 5 de octubre de 2015. (RanchoNEWS).- Una atmósfera desoladora y ominosa priva en el libro más reciente de Alberto Chimal (Toluca, 1970), Los atacantes, conjunto de siete relatos breves que perturba y confronta, por sus situaciones y personajes extraños, oscuros y tenebrosos. Reporta Ángel Vargas para La Jornada.

Publicado por Colofón, es la primera ocasión que el autor –considerado una de las grandes revelaciones de los años recientes– reúne en un mismo volumen material narrativo de esas características y tonalidades.

También da un vuelco en su escritura y prioriza el fondo en vez de la forma. Es decir, se concentra más en los pormenores de las historias que en las estructuras narrativas, según describe en entrevista.

 «Me interesaba contar historias inquietantes y que éstas, de alguna forma, estuvieran ancladas en la vida actual. Por lo menos ciertas porciones de cada una de ellas incluyen referencias a ciertos aspectos de nuestra época que son perfectamente comprensibles, cercanas y que sirven de puerta de entrada a lo más inquietante, extraño, tenebroso de los textos», explica

Ya en otros libros había historias más o menos en ese tenor, pero éste es el primero con la intención expresa de que todo el conjunto tenga esas atmósferas y ese tono oscuro y fuerte.

Según Chimal, los relatos del libro están lejos de ser literatura de horror en sentido estricto. Su intención, precisa, es provocar en el lector una sensación de inquietud, de desazón, de desasosiego.

Las grandes historias de lo inquietante, de lo ominoso, lo siniestro, producen ese tipo de sensaciones; son al mismo tiempo desagradables y placenteras, porque, de otra manera, no las haríamos ni las buscaríamos; y lo cierto es que las buscamos constantemente, destaca.

 «Me interesa mucho ese efecto. Sin embargo, hasta ahora pude consumarlo en una obra unitaria, porque me había centrado en cuentos con otras intenciones, algunas veces muy experimentales o intrincados; ahora quería hacer un libro distinto. De alguna manera, a pesar o a la mejor por sus temas, creo que éste es uno de los más accesibles que he hecho ».

 «Ya en otros libros había historias más o menos en ese tenor, pero éste es el primero con la intención expresa de que todo el conjunto tenga esas atmósferas y ese tono oscuro y fuerte».

Según Chimal, los relatos del libro están lejos de ser literatura de horror en sentido estricto. Su intención, precisa, es provocar en el lector una sensación de inquietud, de desazón, de desasosiego.

«Las grandes historias de lo inquietante, de lo ominoso, lo siniestro, producen ese tipo de sensaciones; son al mismo tiempo desagradables y placenteras, porque, de otra manera, no las haríamos ni las buscaríamos; y lo cierto es que las buscamos constantemente», destaca.

«Me interesa mucho ese efecto. Sin embargo, hasta ahora pude consumarlo en una obra unitaria, porque me había centrado en cuentos con otras intenciones, algunas veces muy experimentales o intrincados; ahora quería hacer un libro distinto. De alguna manera, a pesar o a la mejor por sus temas, creo que éste es uno de los más accesibles que he hecho ».

 Hombres mutantes, zombis, asesinos potenciales, acosadores cibernéticos, antropófagos y mirreyes provenientes del narco son algunos de los inquietantes seres que pueblan este libro de miedo, que no de horror, aligerado por varios guiños de fino sentido humorístico.

Es un libro que habla del hoy, aunque no lo hace desde el punto de vista de coyunturas como el narcotráfico, la violencia o la corrupción gubernamental.

«Hay muchos elementos que sí provienen de la realidad cotidiana, pero no son el centro de las historias; son parte del escenario. Se puede reconocer que estas historias existen en un mundo que es muy semejante al nuestro, en el cual hay corrupción, impunidad, abuso de poder», destaca el escritor.

 «Me preguntaron quiénes eran los atacantes, y son todas estas criaturas terribles que están aquí haciendo de las suyas y victimizando gente, pero todas ellas tienen en común que actúan desde una posición de superioridad, de soberbia, de abuso de su poder.

 «Si queremos tirar desde ese hilo, los emparenta con muchos de los poderes fácticos de nuestra época; es decir, los gobiernos, las corporaciones, los cárteles. Vivimos un tiempo en el que los individuos experimentamos de forma constante una sensación de desvalimiento, de desazón, porque estamos a merced de una gran cantidad de poderes que nos sobrepasan.»

Nadie se salva ni redime en las historias de Los atacantes. Es algo que, de acuerdo con Chimal, tiene que ver con un ánimo desesperanzado, quizá de su proyecto como individuo, pero que también nos incumbe a todos.


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