miércoles, enero 27, 2016

Literatura / España: El novelista mexicano Emiliano Monge declara que la Iglesia recibe millones de dólares del narcotráfico

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El autor de El cielo árido. (Foto: El Confidencial)

C iudad Juárez, Chihuahua. 24 de enero de 2016. (RanchoNEWS).- Vivir en México y no escribir sobre la violencia es una cuestión imposible para Emiliano Monge (México, 1978), autor de novelas envueltas en ese escenario trágico como 'El cielo árido', ganadora del Premio Jaén de Novela, y reconocido como uno de los mejores autores de su generación. Ahora presenta Las tierras arrasadas (Literatura Random House) en la que se detiene sobre el drama de aquellas personas que intentan cada año cruzar México desde Centroamérica y que son secuestradas, torturadas y en muchos casos, asesinadas. Y lo hace a partir de testimonios reales que actúan como un coro griego y que se mezclan con la pura ficción en una especie de puzle literario, escribe Paula Corroto para El Confidencial.

La presentación de la novela estos días en Madrid ha coincidido también con la que quizá sea una de las más grandes historias del narcotráfico mexicano de los últimos tiempos: la hollywoodiense captura de Joaquín Guzmán, 'El Chapo', capo del cartel de Sinaloa, en la que han aparecido envueltos personajes de todo pelaje como la actriz mexicana Kate del Castillo y el actor norteamericano Sean Penn. Una detención de un tamaño mediático como no se vivía desde la fuga y muerte del capo colombiano Pablo Escobar en los noventa.

De todo ello, también de la cultura popular que rodea al narco, habla en esta entrevista, aunque apunta que no se cree nada de los que nos han contado. La guerra no es contra el narcotráfico. Es otra cosa.

Ha tardado cuatro años en escribir esta novela. Para ello investigó los testimonios de cientos de migrantes que cruzaron México. ¿Cómo fue el proceso?

Estudié Ciencias Políticas y el tema de la migración me ha parecido fundamental para entender las dinámicas del capitalismo y sus grandes contradicciones, pero nunca pensé que volviera mi literatura. Ocurrió porque unos amigos que hacen teatro me pidieron una obra, y me convencieron. Y, de golpe lo que me hizo intentarlo fue el asunto del secuestro de migrantes. A partir de ese momento decido que no será una obra de teatro, sino una novela. Empecé a recolectar testimonios de organizaciones que existían, leí muchos y cuando empecé a escribir me di cuenta de que tenía mucha información y la intenté olvidar para que no quedara nada que volviera singular la historia. Fue un trabajo de mucha investigación y ficción pura.

¿Por qué una novela y no una crónica periodística?

Porque no sé hacer periodismo. La novela es el vehículo que me interesa. El periodismo cuenta historias en singular y persigue la verdad, y yo no quería perseguir la verdad sino la veracidad y construir un universo donde lo que contara fuera la pluralidad de la tragedia. Esa metáfora es sólo posible a través de la ficción.

¿Por qué migran los migrantes?

Nadie se va del lugar en el que está porque se quiera ir. La historia del migrante emprendedor es del siglo XIX, de los irlandeses, los italianos que marcharon a América. Y hoy el migrante de primera clase. Pero no es lo mismo irte sabiendo que puedes volver que abandonándolo todo. Eso no es un viaje sino una renuncia completa. Es el lugar el que te expulsa. Hay que establecer la distinción entre la migración y la diáspora. Y lo que hay en Centroamérica y lugares enteros de México es una diáspora, pueblos enteros que se han ido por supervivencia, expulsados por una guerra que en este caso es económica.

Y muchos centroamericanos, como narra la novela, llegan a México y se encuentran con la violencia ejercida por los mexicanos, quienes curiosamente sufren lo mismo cuando cruzan a EEUU...

Y no sólo los mexicanos. Buena parte de los que ocupan los grupos de tráfico de personas son centroamericanos. Es el migrante al que los secuestradores volvieron secuestrador. También la historia de que el migrante es bueno por naturaleza es absolutamente falsa. Vienen unos hijos de puta redomados que son los primeros que asaltan a los otros migrantes que lo dejan indemnes a la violencia del mexicano. Muchas veces el primer violador es el que venía en el mismo camión con ellos.

Usted ha dicho en alguna ocasión que la violencia en México no viene del narco. ¿Dónde radica entonces?


Tiene que ver con el desarrollo cultural. Si rastreas la literatura latinoamericana, su nacimiento son las crónicas que hacen soldados de la conquista y las crónicas de indias que hacen los sacerdotes que llegan con la misma violencia que los soldados. Todos los grandes libros hasta la actualidad están relacionados con la violencia. Llevamos siglos de retraso en la maduración como país. La violencia es el escenario donde sucede todo, es el lugar y saber cambiar ese escenario es lo que debe aprenderse poco a poco. No estamos condenados por la violencia, la habitamos, pero sí estamos condenados a superarla.

Un sacerdote es unos de los protagonistas que más ejercen la violencia en su libro. ¿Una mención a la conquista mexicana por parte de los religiosos?

Construí la novela a partir de las contradicciones y dualidades. Y quería establecer una diferencia enorme entre la fe de los migrantes y la institución religiosa. Ese divorcio que en América latina es muy claro y tiene mucho que ver con la violencia. Porque si la Iglesia y la fe estuvieran en el mismo recinto ayudarían a atemperar muchas de las violencias. Pero la institución es tan violenta como lo fue en la conquista. La fe es de lo poco que el migrante conserva en el viaje, porque pierde el nombre, la identidad… hasta la posibilidad de ser sujeto.

Eso también se observa en la relación que existe entre el narcotráfico y la religión. Se podría aplicar la máxima «A Dios rogando…»

No es incongruente, lo que es incongruente es que el cura del pueblo les bautice las armas a los narcos. La Iglesia como institución recibe cientos de millones del narcotráfico. Que ahora tengamos que hacer escarnio de una actriz [Kate del Castillo] y apedrearla en la plaza pública para llegar al narco… Pues era tan fácil como que entrevistaran al obispo de México para saber dónde estaba el Chapo [Guzmán]. La institución está absolutamente corrompida, llena de dinero del narcotráfico y muchas veces tienen que ver con el tráfico de la droga. Yo he comprado marihuana en atrios de iglesias.

¿Dónde radica la responsabilidad de los gobiernos, tanto el anterior de Felipe Calderón como el actual de López (sic) Nieto?


El anterior Gobierno disparó la violencia a niveles incomprensibles porque no existió una guerra contra el narco sino por el narco. No había un interés por parte del ejército ni por el gobierno de acabar con el narco, sino por quedárselo. El gran cartel de EE.UU es la DEA y por eso no hay muertes en las calles. Lo que buscaban en México es que el gran cartel fuera el ejército y eso es lo que hizo que hubiera un enfrentamiento tan bestial y que ahora la marina esté enfrentada con el ejército. El narcotráfico se armó mucho más y también México pasó de ser traficante de cocaína y consumidor de marihuana a un país consumidor de cocaína. Y no es sólo que la cocaína genera unos efectos muy diferentes a los de la marihuana sino que genera mucho más dinero. Hay una explosión en el número de armas y todo se vuelve más violento.

La represión no da resultado. Entonces, a su juicio, ¿qué se puede hacer?

El asunto es que en México no quieren acabar con los cárteles. Si quisieran cerrarían los grifos económicos. Se sabe muy bien cuáles son las empresas que lavan el dinero del narco y quiénes son las personas del gobierno, los empresarios de México que están vinculados al lavado de dinero de los cárteles. Y si eso se cierra, no hay tráfico de drogas ni de armas. Y no quieren hacerlo. No sólo la DEA y el ejército sino los lobbys. No vemos que el lobby más importante en contra de la legalización de las drogas en Estados Unidos es que el que está compuesto por los proveedores de servicios de colchones en las cárceles porque el 80% de los presos allí lo son por tráfico de drogas. En México el dinero del narco supone más del 60% de la economía nacional y en EEUU supone el 8%, por tanto si de un día para otro el 8% de la economía de EEUU se desploma eso es una crisis profunda. Lo que sí puedes hacer es desterrar la violencia. Colombia la mandó a México y en México también se apuntaba a tratarlo de echar a Centroamérica. Pero ésa no es la solución.

¿Se cree la historia que se ha contado de Kate del Castillo, Sean Penn y el Chapo Guzmán?

Es todo muy absurdo. Kate del Castillo y Sean Penn no tienen nada que ver con la captura del Chapo. Kate del Castillo me interesa una mierda. Y de Sean Penn pienso que si yo tuviera posibilidad de entrevistar al Chapo lo haría. Julio Sherer dijo que si le dieran una entrevista con el diablo iría al infierno a hacerla. El problema es que ni yo ni Sean Penn somos periodistas. Lo que más me encabrona es que lo que hizo Sean Penn es una puta mierda de entrevista. Al Chapo lo detienen de chiripa porque se les fuga a dos marinos y lo detienen dos judiciales que no saben a quién están deteniendo y que, cuando se dan cuenta de quién es, se encierran aterrados en un hotel, a ver quién llega primero, si la marina o los soldados del Chapo que los hubieran arrasado.

Pablo Escobar se escapó de la propia cárcel que él se había construido.


Claro, hasta dónde llega el narcotráfico en el Gobierno es algo que los mexicanos somos incapaces de responder. ¿Un Gobierno que puede encontrar al capo del cartel no puede encontrar a los 43 de Iguala? ¿No puede encontrar a los culpables de la matanza de estudiantes? ¿Qué es lo que importa y lo que nos creemos?

¿Hubiera escrito un libro sobre el Chapo?

Ese ofrecimiento se lo hicieron a muchos periodistas. Pero como dice Diego Fonseca, yo lo hago si me dejan hacerlo, si me lo van a dictar no. Ni del Chapo ni de nadie. Por supuesto que me interesaría sentarme con el Chapo y escucharlo, pero luego puedo hacer lo que yo quiera. Lo que pasa es que yo creo en la función de la literatura y esa función no es la biográfica.

Usted es de Sinaloa, donde está uno de los carteles más poderosos. ¿Cómo se vive allí?

Es muy extraño. Sinaloa es un lugar muy particular porque no está enquistada la violencia sino que está enquistado el narcotráfico, pero al ser la casa del gran cartel, la violencia que llega es poca porque todos pertenecen al mismo bando. La violencia afecta a las mujeres, la desmesura del poder del narquillo que llegar a un bar, ve a una mujer y dice la quiero, y la mujer no puede decir nada. Llegan dos tipos, la suben a un coche y se la llevan. Es espeluznante pero no es tan violento porque no hay balaceras en las calles como en otros lugares.

¿Qué piensa de toda la cultura popular del narco en canciones, libros o series?

La música y la literatura son muy diferentes. La literatura del narco es mucho más crítica que la música. La música, que es la continuación del corrido revolucionario, es una oda al capo. Y una expresión mucho más profunda, mucho más del pueblo que la literatura. Hay mucha mala literatura del narco que sigue creyendo que es un asunto de novela negra, una historia de policías y ladrones, y hay poca que entiende que la violencia es un escenario donde puede suceder cualquier historia. Eso también ocurrió en Colombia. En los noventa hubo muchas novelas sobre el narcotráfico, de las cuales van a perdurar pocas… Los ejércitos, de Evelio Rosero, La virgen de los sicarios, de Fernando Vallejo… Libros que entendieron que la literatura no tiene que retratar la violencia sino recrearla. En México también hay libros buenos como Trabajos del reino, de Yuri Herrera.

Y, ¿qué le parece lo que se escribe en Estados Unidos sobre el tema?

Se está escribiendo igual que en México, es la misma dualidad. Aparte de los que retratan la violencia como meros policías y ladrones de novela negra, está también la literatura de verdad, que entiende el tema, como la que hace Cormac McCarthy. Y luego está la literatura de informantes como Don Winslow cuya calidad literaria es nula, pero si estás interesado en la DEA como cartel, de algo te enteras leyéndolo. Es como la película Traffic.

Y ahora toca el boom de las series sobre el narcotráfico, como Narcos.
Las que se producen en México son una mierda. Son más parecidas a la música, como hablábamos antes. Y las que he visto de EEUU también son malas. Es verdad que está Narcos, que es muy interesante y está muy bien hecha. Caricaturiza ciertas cosas de Pablo Escobar, pero está bien. Yo creo que es la mejor del tema. Pero de todas maneras, desde The Wire ninguna serie ha expuesto bien el narcotráfico.

¿Cree que nuestra cultura entroniza al narco?

Creo que no. Eso se dice mucho en México y se han prohibido canciones, pero es absurdo. Hay que tratar de conseguir una sociedad que no oiga esas canciones y que no vea esas series, pero el problema es que la postura del mexicano común no es resultado de las series ni de las canciones, sino que éstas son el resultado de lo que piensa el mexicano común. Y lo saben. La música sabe a qué publico se tiene que dirigir y las series malas también. No es al revés. No es que Kate del Castillo vaya a hacer que las muchachas mexicanas quieran tener un romance con un capo, sino que Kate del Castillo quiso un romance con el capo porque trágicamente la inmensa mayoría de las jovencitas mexicanas que no tienen otra salida quieren ese romance.

Por cierto, en su novela hay una historia de amor entre dos secuestradores, Epitafio y Estela, que pese a su relación, no dudan en ejercer todo tipo de violencia. Es chocante esa relación amorosa en ese escenario, como si los sentimientos, pese a todo, se mantuvieran.

Porque la violencia es el escenario donde puede pasar cualquier historia, incluida una historia de amor. Hay gente que me dice que cómo esa gente que hace esas cosas tan horribles puede amar… Primero, porque así es y porque ellos no están pensando algo horrible mientras lo hacen. En la sociedad capitalista, y más concretamente en América Latina, se nace víctima o victimario y, si naces víctima, lo único que puedes hacer es sobrevivir. Ahora, ese amor es inconcluso porque no logra nunca ser concretado, porque en una relación de pareja hay que dejarse ir, ser vulnerable ante otro ser humano. Y en un mundo en el que el temor último a ser vulnerable determina todo. También que secuestren o maten porque están incapacitados para mostrarse más débiles que los demás. En esa debilidad se les va la vida, y eso explica la violencia pero también puedan amar. Por eso yo quería que eso fuera el corazón del libro.

¿Es posible para un escritor en México escapar a lo que sucede?

Yo no hago literatura del narco pero me parecería raro si no se hiciera literatura del narco en México, que no se escribiera sobre los migrantes. Los temas que marcan a una sociedad son los que la literatura reflejará. Yo creo que la literatura tiene que ser una herramienta para hacer visible lo que las sociedades no quieren ver. También creo que el compromiso político de un escritor, el único real, es que puedes contar lo que quieras mientras seas capaz de inventar un lenguaje distinto al del poder hegemónico.

Pese a todo este grado de violencia, ¿México está mejor?

México está mejor que hace cien años, peor que hace 20, pero dentro de poco vamos a estar mejor que ahorita. Las candidaturas ciudadanas pueden cambiarle la cara al país. Está habiendo movimientos que no tienen cabida en el Parlamento ni en los partidos políticos. Porque los partidos políticos son un asco. La Candidatura Ciudadana creo que puede cambiar el rostro al país. Si no, no va a haber democracia. Lo que tenemos es una democracia de chiste, ya ni siquiera el acto de votar es democrático porque aquello que se puede votar está corrompido. Ojalá en México ocurriera lo mismo que ha ocurrido en España. Me gustaría que en México los movimientos ciudadanos pudieran devenir en algo parecido a Podemos. No sé si somos capaces todavía pero me encantaría.


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