jueves, febrero 04, 2016

Textos / «Pensar el cine y su crítica» por Mireia Mullor

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François Truffaut, crítico antes que director de cine. (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 3 de febrero de 2016. (RanchoNEWS).- Reproducimos el texto de Mireia Mullor publicado por El Mundo donde hace na reflexión sobre el papel del crítico de cine hoy tras las convulsiones que ha sufrido con la aparición de internet.

En la reciente Birdman (o la inesperada virtud de la ignorancia), el personaje interpretado por Michael Keaton tiene un encontronazo en un bar con una crítica teatral. Ésta, de carácter agrio y con fama de poder destrozar una obra con tan solo una frase, demuestra cómo goza de una superioridad moral ante la pieza que ha de reseñar y representa una visión -o más bien, un estereotipo- del crítico muy extendida en el imaginario colectivo. De igual manera sucede con el crítico gastronómico de Ratatouille, bautizado elocuentemente como Ego, que tiene una reputación de ególatra que no deja títere con cabeza con sus críticas.

Y lo mismo pasa con esta disciplina aplicada al medio cinematográfico. ¿Es justificada esta imagen del crítico? ¿Cuál es la verdadera función de este oficio? «Muchos piensan que, hoy por hoy, el crítico es un eslabón más del engranaje industrial del cine», sentencia Javier Cortijo en su libro No disparen contra el crítico (o apunten entre los ojos). Desde luego, no es el oficio mejor valorado. «Lo que pasa es que no está bien explicado qué es un crítico de cine. La gente piensa que es el emperador romano que ante la posible ejecución de un gladiador levanta el pulgar hacia arriba o hacia abajo», apunta el crítico de Fotogramas y Caimán Cuadernos de Cine, Gerard A. Cassadó.


Michael Keaton en Birdman, cuando se encuentra con una temible crítica teatral.

Pocos saben, o reconocen, que la crítica de cine ha sido un motor para el desarrollo del propio arte de hacer películas, y ha convertido al cine en un objeto de reflexión, contribuyendo así a legitimarlo como arte en sí mismo. Por todo ello, se hace imprescindible sentar unas bases en su trabajo, como ya hicieran André Bazin y sus compañeros de Cahiers du cinéma en los años 50, para asumir la complejidad de definir el género y aceptar que su influencia social sigue vigente.

Con una voluntad de dialogar sobre la profesión y animar a seguir pensando el cine, la Asociación Catalana de Críticos y Escritores Cinematográficos (ACCEC) ha comenzado esta semana por tercer año su Taller de Crítica de Cine. Parten de un concepto claro y honesto: es muy difícil enseñar a alguien a ser crítico. «Nos basamos en dos cosas que desde el curso sólo podemos optimizar pero no podemos instruir, que son escribir bien y haber visto mucho cine», explica Cassadó, coordinador del curso. «En cualquier caso los alumnos aprenderán cuáles son las dinámicas para escribir una crítica, los propios parámetros que requiere o qué la diferencia de un artículo periodístico o informativo», añade. Sobre todo, Cassadó destaca que es imprescindible conocer las reglas «para poder saltárselas» y que cada crítico desarrolle su propia personalidad.

No se puede entender la crítica en 2016 sin la omnipresencia del medio online, sin duda el fenómeno que más ha convulsionado la profesión. Desde el taller no han querido olvidarse de las nuevas formas que ha tomado el género en internet, siendo el videoensayo (o videocrítica) la que más ha captado su atención. «Somos uno de los pocos cursos de esta materia que dedica dos clases al tema, que puede ser el futuro de la crítica», apunta el coordinador. «Es una lástima que, en general, en internet la crítica de cine haya evolucionado tan poco, cuando ofrece tantas herramientas en el lenguaje multimedia. Que animemos a los alumnos a hacer un videoensayo será muy enriquecedor para ellos».

Sobre internet y sus efectos se debatirá de forma transversal durante el mes y medio que dura el taller, con importantes críticos españoles de hoy como Sergi Sánchez, Carlos Losilla y Eulàlia Iglesias, entre otros, y visitas a la Filmoteca de Catalunya y el Arxiu Xcèntric. Práctia y teoría se combinan para dotar al alumno de las herramientas que todo crítico debería poseer. Aunque, al final, la lección maestra es la de entender que la mirada crítica más valiosa es la que se hace desde un sincero ejercicio de humildad.


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