jueves, marzo 10, 2016

Cine / México: Son ya 17 años sin Kubrick y su caleidoscópico despliegue

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«Si puede ser escrito o pensado, puede ser filmado», decía quien pasaba de una película a otra sin que la gente pudiera saber qué tipo de historias crearía a continuación. (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 7 de marzo de 2016. (RanchoNEWS).- Los primeros pensamientos que aparecen cuando escuchamos el nombre Stanley Kubrick son: fotografía, versatilidad -quizá infalibilidad- y después surgen muchos otros. Kubrick murió en 1999, pero su manera de hacer cinematografía, así como las películas por sí mismas, siguen siendo cuestiones de análisis de forma y de comprensión del cine actual, anterior y posterior al suyo, al de Stanley. Una nota de la redacción de Excélsior.

Con un caleidoscópico despliegue de recursos de toda índole, Kubrick pasaba de una película a otra sin que la gente pudiera saber qué tipo de historias crearía a continuación. Y es que, a pesar de que la mayoría de sus filmes eran adaptaciones de libros, siempre se interesó por contar historias muy diversas, sin inclinarse por ningún género específico.

Su particular preocupación por los detalles, su utilización de la música y su manera única de fotografía, entre un sinnúmero de condiciones, lo consolidaron como uno de los imprescindibles en los ya más de 100 años de cine.

Pensar que Lolita (1962), 2001: Una odisea del espacio (1968), The shining (1980) y Full Metal Jacket (1987) hayan sido dirigidas por la misma persona, resulta en extremo difícil (por su fondo y no por su forma, claro está). Influenció a decenas, y decenas lo nombraron el mejor. Directores como Spielberg o Scorsese quizá no habrían hecho las películas de la talla de Toro salvaje o La lista de Schindler.

Kubrick, cuya pasión por la fotografía lo condujo al consecuente fervor cinematográfico, creía -aunque estaba inclinado por la libre interpretación- lo que T.S. Elliot dijo sobre su obra: «Quería decir lo que dije. Si lo hubiera podido decir de cualquier otra manera, lo hubiera hecho». También pensaba que  «Ningún crítico me ha aclarado jamás ningún aspecto de mi trabajo»




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