lunes, junio 13, 2016

Libros / México: «La marca del Zorro» de Sergio Ramírez

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El libro está disponible también en la página web del escritor y en la de la brigada encabezada por Paco Ignacio Taibo II. (Foto: Guillermo Sologuren)

C iudad Juárez, Chihuahua. 13 de junio de 2016. (RanchoNEWS).- El tiempo de las revoluciones armadas en América Latina se terminó; ahora vivimos un momento de prueba. De prueba y error. Habla el escritor nicaragüense Sergio Ramírez, quien se encuentra en México para participar en la Feria Internacional del Libro de Azcapotzalco, donde presentó su libro La marca del Zorro, biografía en primera persona del dirigente guerrillero Francisco Rivera Quintero. Ericka Montaño Garfias informa para La Jornada.

La marca del Zorro se publicó por primera vez a finales de la década de los 80 y es el resultado de 17 horas de conversación con Rivera Quintero, quien relata desde su infancia hasta su participación en la guerrilla que derrocó a Anastasio Somoza Debayle. Ahora es coeditado por la Brigada para Leer en Libertad, encabezada por el escritor Paco Ignacio Taibo II y la promotora cultural Paloma Sáiz, y la delegación Azcapotzalco, cuyo titular es Pablo Moctezuma. Este es uno de los tres títulos que se regalarán durante la feria, que se inició el pasado viernes y concluye el día 19 en la explanada delegacional.

Han pasado muchos años desde la publicación de este libro. ¿Por qué era necesario contar la historia de El Zorro en ese momento y por que es necesario que se conozca ahora?

Las revoluciones se tienden a ver como fenómenos abstractos, con pocos protagonistas, los que logran las páginas de los periódicos, las luces de la televisión o de los que se apropian del protagonismo por mañas o por valor personal, lo que sea, pero hay una multitud de personas que participa en una revolución, en un cambio tan profundo como el que una revolución significa, y no los entendemos si no oímos la historia personal que nos tienen que contar. Quiénes eran antes de entrar en esta vorágine de la revolución es algo que me ha fascinando siempre, porque nadie nace con el fusil en la mano.

El encuentro con el guerrillero

Francisco Rivera, quien tuvo muchos seudónimos pero el que destacó fue El Zorro, nació en el norte de Nicaragua, en Estelí. «Muchas veces hablábamos de su vida, de dónde venía, y un día lo convencí de que charláramos; era muy tímido, muy retraído, y como en ese tiempo teníamos de nuestro lado el aparato del poder de gobierno, en la secretaría de prensa de la presidencia armamos un set y grabamos 17 horas en video de tres cuartos. Entonces haciéndolo que saliera desde dentro de su timidez, y que me contara su vida. Después trabajé muchas horas con el borrador, eliminando cosas y reconstruyendo todo».

En Nicaragua «hoy la revolución pasó de moda. Es una minoría la que se ocupa de un tema como éste. Nadie quiere recordar, los héroes de la revolución están olvidados, la nueva generación, los millennials, no saben nada de lo que pasó, ni quién era Somoza. Nadie va a ir a la librería hoy a buscar un libro como éste, porque no se interesan por ese periodo de la historia, y tampoco fuera de Nicaragua. La historia de la revolución no es un asunto de interés internacional hoy día. Es asunto de especialistas y nostálgicos.

«Decidí colgar este libro para que lo baje quien quiera; está en pdf en mi página (sergioramirez.com) y Paco me dijo que quería editarlo; le contesté que encantado y si quería lo colgara también en la página de la brigada. Me parece que es como tirar una botella al mar y que a alguien le llegue este libro, y encuentre algún tipo de preguntas y de respuestas.»

Se lee como una novela de aventuras.

Es que lo es. La primera imagen que me impresionó, que me contó entre muchas cosas, era esta del niño pobrísimo, de la madre pobre lavandera, que está metido en el río con una batita de mujer mientras la madre lava ropa ajena. Como escritor siempre tiendo a ver escenas como si se trataran de películas, si fuera a filmar este libro comenzaría por esa escena. De ahí, de esa imagen, nace su vida heroica.

Hablamos de un momento en que se hacía la revolución con armas, donde participaban los jóvenes, había una forma de pensar. ¿Qué pasó con esas revoluciones? ¿Quién hace una revolución?

El tiempo de las revoluciones armadas en América Latina se terminó, porque se terminaron las condiciones, las formas; no veo ninguna perspectiva. La gran lección de que esto se había terminado la tuvimos con la revolución zapatista, la última de las revoluciones armadas del siglo XX en América Latina. No vamos a hablar del fenómeno colombiano, porque ese es un asunto diferente.

Efímeramente violento

«El último grupo que se levanta en armas en América Latina fue el de los zapatistas, clamando justicia por causas milenarias; se levanta, pero se desarma y pasa a ser un movimiento que clama por la paz, la negociación; es efímeramente armado, efímeramente violento.

«Eso me parece un símbolo importante de que las revoluciones armadas llegaron a su fin. Esto tiene muchos bemoles. En unos países se han abierto oportunidades democráticas, inmensos sectores de la población antes marginados de la política pudieron entrar en la cancha política, como en El Salvador; luego vinieron de Sudamérica la izquierda, la posibilidad de que la izquierda llegara al poder por la vía de las urnas; ese fue un cambio trascendental del siglo XXI».

Sin embargo, se mantienen las condiciones que llevaron a las revoluciones, como la pobreza.

Vivimos un largo periodo de prueba. De prueba y error. Es decir, la democracia era restringida a ciertos sectores de poder económico, militar, político; las elecciones eran un remedo; hoy tenemos elecciones de verdad, como lo que acaba de ocurrir en Perú. Vemos que en América Latina un candidato puede ganar por 20 o 30 mil votos y su triunfo es reconocido como legítimo, porque se confía en el órgano electoral. Hace 20 años por menos hubiera habido un golpe militar, por que el poder se decidiera por .20 por ciento de los electores. Eso me parece una enorme ganancia, aun esquemas de cambio, como el de Evo Morales en Bolivia, que pierde un plebiscito y reconoce que lo perdió. Hay intentos de cambio en Bolivia, Ecuador, se realizan o no se realizan estos cambios, pero hay una dinámica diferente, si esto ha traído progreso económico creo que en algunos casos sí.

El fermento está ahí

¿Cómo enfrentar esta desmemoria, que no es un fenómeno sólo de Nicaragua?

Por el momento me parece que es una labor de hormigas; por ejemplo, que alguien lea este libro y se dé cuenta de lo que pasó y le diga a otro: ‘Lee este libro’. Sí me siento muy desconcertado para decirte: ‘esto es lo que hay que hacer’, porque no tengo la fórmula.

 «Es un momento de gran desmemoria, sobre todo entre los más jóvenes, que están despreocupados del pasado, pero a veces pienso que es todo lo contrario, por lo que ocurrió en Guatemala, donde los jóvenes sacaron a la calle a la gente para derrocar a Pérez Molina; fue un fenómeno inusitado. En Honduras han salido miles a protestar por el asesinato de Berta Cáceres, la defensora de los ríos y de la integridad de la naturaleza; miles han salido a protestar por los desmanes, la corrupción... quizá no ha tenido el efecto político que tuvo en Guatemala, pero ese fermento está ahí y en cualquier momento las cosas pueden cambiar.

«No soy tan optimista como para decir que la literatura va a hacer la revolución. Mientras la literatura cumpla su papel de ver el mundo y de poner sobre el papel lo que debería ser el mundo ya es suficiente».

Sergio Ramírez participó este domingo en la charla Panorama de la literatura latinoamericana. Hoy estará durante la transmisión en vivo de un programa de radio a partir de las 17 horas desde la explanada de la delegación.


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