miércoles, agosto 17, 2016

Cine / España: Semblanza de Bela Lugosi, el eterno Drácula

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Dracula (Bela Lugosi) prepares to feast on Mina (Helen Chandler) in this publicity still for Dracula (1931) (Foto: Universal/Annex)

C iudad Juárez, Chihuahua. 15 de agosto de 2016. (RanchoNEWS).- Drá-cu-la, la sóla mención de su nombre nos estremece, el terrorífico Conde creado por Stoker ha sido interpretado por actores variopintos pero el genuino es Bela Lugosi, el transilvano que lo convirtió con su magnífica interpretación en un mito de la historia del cine de terror contemporáneo, escribe Teresa Miguet para La Vanguardia desde Barcelona.

Béla Ferenc Dezs Blasco, conocido como Bela Lugosi había nacido en Lugoj, Transilvania, de la que deriva su nombre artístico en 1884. Hijo de un banquero acomodado, de aristocrática estirpe, Lugosi estudia arte dramático en Budapest debutando a los 20 años en Ro meo y Julieta. Su talento le convirtió en ídolo teatral del país como intérprete de teatro clásico.

Durante la Primera Guerra Mundial, sirve como soldado de infantería en el ejército austrohúngaro (1914-1916) . Allí se eleva al rango de capitán de la patrulla de esquí y es galardonado con una Medalla por las heridas recibidas durante su servicio en el frente ruso.

En 1917 debuta en el cine protagonizando la película de cine mudo,‘ezredes Az’, El Coronel.

Durante la revolución húngara de 1919 se posiciona como izquierdista y funda el sindicato de actores, su militancia provoca su huida del país en 1919 primero a Austria y después a Alemania para recalar finalmente en Estados Unidos en 1920.

En 1921 Bela arriba a la Isla de Ellis, diez años después en 1931 se convertirá en ciudadano estadounidense .

Es en Nueva York, donde Bela topa con el que será el papel de su vida, el Conde Drácula, que interpreta primero en los escenarios de Broadway durante tres años y finalmente en el cine de la mano de Tod Browning, en 1931.

Por su trabajo en la misma, que comporta seis arduas semanas de rodaje, Lugosi cobra tan sólo 3500 dólares , la mitad que el actor secundario. Obcecado en interpretar a Drácula es incapaz de negociar con coherencia. Su obsesión le lleva a identificarse hasta extremos irracionales con su personaje y lejos de huir de su encasillamiento se especializa en su interpretación y lo reinventa durante toda su carrera. Su fuerte acento, se ve obligado a memorizar fragmentos por sus carencias idiomáticas, y su complexión, a la par que su origen y su ascendencia le convierten en el perfecto intérprete. La fama hace de él de nuevo un ídolo, llegando a cobrar grandes sumas por sus trabajos, incluso como actor secundario.

P ese a ello, en una entrevista publicada en La Vanguardia el actor confesaba su intención de huir del cliché de actor de cine de terror sin éxito.

Encumbrado se atreve a rechazar la interpretación de otro histórico protagonista de la literatura de terror, Frankenstein , por ello y por temor a que el maquillaje que requiere su interpretación desagrade a sus fans. Finalmente lo interpreta Boris Karloff, compatriota suyo con el que siempre fue comparado y sobre el que pesan conjeturas de presunta enemistad de por vida.

Acreedor de una siniestra fama que cimentaba en consonancia con su personaje, se dijo que dormía en un ataúd. Se empezaban a vislumbrar indicios de desequilibrios mentales.

Bela interpreta por última vez a Drácula en Bud Abbott and Lou Costello Meet Frankens ein en 1948.

En el ocaso de su vida, vuelve a la gran pantalla requerido por el cineasta Ed Wood, ferviente admirador de su obra.

Considerado “el peor director de la historia’, Wood logra convencer al actor que cuenta ya 72 años, para que intérprete un papel estelar en su film, Plan 9 form Outer Space, corre 1956.

Será la última vez en la que Bela luzca su capa de Drácula.

Adicto a la morfina que había empezado a consumir durante su estancia en el frente, con los brazos acribillados por la aguja y prácticamente en la indigencia, Bela fallece ese mismo año. Su quinta mujer la también actriz Hone Lininger, encuentra su cadáver tendido en el sofá de su domicilio de Los Ángeles.

Su único hijo Bela Jr. y su madre la que fuere cuarta esposa del actor, Lillian Arch, deciden enterrarlo con su capa de vampiro, presumiendo que es lo que él hubiese deseado. Con ella es incinerado.

En contra de la creencia popular que defiende que Frank Sinatra financia su entierro, es la propia Lillian quien cubre la gestión.

El conde al fin descansaba en paz… ¿o no?

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