C iudad Juárez, Chihuahua. 3 de septiembre de 2016. (RanchoNEWS).- A Jostein Gaarder, el autor noruego más internacional (con permiso de Ibsen y aún por delante de Karl Ove Knausgard), El mundo de Sofia le cambió la vida. Aquella larga novela para jóvenes sobre la historia de la filosofía, que el entonces profesor de religión no creía que vendiera más de unos cientos de ejemplares, traspasó los muros de su país y conquistó el mundo tras ser aclamada en Alemania. Era 1991, escribe J.M. Plaza para El Mundo.
Ha pasado un cuarto de siglo, y la Feria del Libro de Fráncfort (19-23 de octubre) homenajeará al escritor noruego al cumplirse los 25 años de El mundo de Sofia, libro que tuvo un éxito inmediato.
Pero, ¿qué tenía esta novela, la primera de un autor desconocido, para impactar de ese modo y convertirse en un fenómeno, no sólo literario?
Gaarder, con la perspectiva que le da el tiempo, trata de entenderlo: «Dos años antes había caído el muro de Berlín. Estábamos cambiando de época. Se buscaban cosas nuevas. El mundo se abrió a otras ideas. También, la mente... La filosofía empezó a interesar a todos. La gente se preguntaba: ¿cuáles son los valores? ¿cómo funciona una democracia?... La sociedad se estaba haciendo más laica y la Iglesia perdió el monopolio de dar las respuestas a las grandes preguntas universales».
Éstas son algunas de las explicaciones que se le ocurren a Jostein Gaarder, y que las enumera en Madrid, por donde pasó para festejar los 25 años de Siruela, la editorial que ha publicado toda su obra y que tiene una colección entera dedicada al escritor noruego.
En España, El mundo de Sofia ha superado la cuota de los 1,2 millones de ejemplares vendidos y sigue despachándose a buen ritmo todos los años.
El argumento de este clásico del siglo XX es muy simple: Sofia, una chica que está a punto de cumplir 15 años, recibe un día, en el buzón de su casa, una carta con dos preguntas. ¿Quién eres? ¿De dónde vienes? A partir de ese momento, la adolescente se replanteará su vida. que irá cambiando a medida que sigue recibiendo cartas en las que se le explica la historia de la filosofía y las ideas de los grandes pensadores occidentales. Estas misivas servirán para que la joven reflexione y vaya desarrollando su identidad.
El enorme éxito de El mundo de Sofía (traducida a 61 lenguas y con cerca de 50 millones de ejemplares vendidos) ha ensombrecido el resto de la obra de Gaarder, que lleva más de 20 títulos. Entre ellos, el noruego destaca La Tierra de Ana, quizás su novela favorita, ya que trata sobre un asunto con el que se siente muy comprometido: el (negro) futuro del planeta.
La novela tiene un claro mensaje ecologista, de alarma y prevención sobre los peligros de no respetar la naturaleza. «Es una fábula sobre el medio ambiente, un libro que tenía que escribir, aunque reconozco que literariamente no es mi mejor obra». Al margen de El mundo de Sofía, que se puede considerar un libro de iniciación, si tuviera que recomendar uno de sus títulos a un lector que no conociese su obra, Jostein Gaarder dudaría entre El misterio del solitario, «una de mis mejores historias», asegura, «Vita brevis, El enigma y el espejo o La joven de las naranjas».
Una parte de esta última novela sucede en Sevilla, en la Plaza de la Alianza del barrio de Santa Cruz, bajo los naranjos. Ahí se fraguará esa historia de amor, que se había iniciado como enamoramiento, enigma y persecución, años atrás por las calles de Oslo. Y ésta es la historia que le cuenta el padre (fallecido) a su hijo en una larga carta, donde le formula la gran pregunta que él mismo se había hecho años antes: «¿Hubiera elegido vivir una vida en la Tierra sabiendo que un día me sería arrebatada, tal vez en medio de una gran felicidad?»
Otra de sus novelas con paisaje español es Maya. Gaarder es un enamorado de Andalucía y viaja al sur siempre que puede. «Hay algo que me une a esta tierra y hace que me sienta muy cómodo entre su gente».
El autor noruego reconoce que sus libros persiguen que el lector se acostumbre a pensar de forma crítica. ¿Y que es pensar? «Plantearse preguntas». Quizás por esa razón, a Gaarder se le conoce como el hombre de las preguntas. Y señala: «El mundo de Sofia sirvió para derrumbar los viejos prejuicios de que la filosofía es algo académico, aburrido, difícil, y se pudo colocar en el mercado, hacerla accesible a todos; porque el ser humano, asombrado ante el mundo, tiende a hacerse preguntas».
La novela lleva como subtítulo Un viaje por la historia de la filosofía. Gaarder opina ahora que se debería matizar y añadir «occidental».
«Cuando la escribí, no pude imaginarme la repercusión mundial que ha tenido, y básicamente me limité a reflejar en sus páginas la filosofía europea. Se quedaron al margen los pensadores orientales, a los que rescato, en cierto modo, en El libro de las religiones. Por eso no voy a escribir una versión ampliada de El mundo de Sofía».
Si tuviera que elegir a un filósofo, o más exactamente, a alguien con quien irse a tomar un café y conversar, Gaarder se quedaría con tres nombres que, curiosamente, no escribieron ni una sola línea. Cada uno de ellos puede considerarse un enigma: Sócrates, Jesucristo, «el mayor filósofo moral de la Historia», y Buda, que fue también «un gran psicólogo». Entre los filósofos académicos, se siente atraído por el personaje de Spinoza.
Con el dinero de El mundo de Sofía, Gaarder se compró una gran casa y creó una fundación que concede anualmente un cuantioso premio al mejor proyecto en defensa de la naturaleza. Es su gran preocupación: el mundo que vamos a dejar a nuestros nietos, y no se siente muy optimista al respecto.
En cuanto al presente opina: «Los tres grandes problemas con los que nos enfrentamos son los ambientales, la yihad y el terrorismo y la opresión de la mujer. Y los tres están interrelacionados».
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