viernes, septiembre 02, 2016

XII Festival Internacional Chihuahua / La Ópera de Pekin o la suprema gracia oriental

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De izq. a der.: Zhang He, Zhu Lingyu y Han Haojun. (Foto: Gabriel Cardona ( GobEd)

C iudad Juárez, Chihuahua. 20 de agosto de 2016. (RMV / RanchoNEWS).- «Hong Niang», una de las obras clásicas de la cultura china, fue representada esta noche de manera espléndida por la compañía Ópera de Pekin en el teatro Víctor Hugo Rascón Banda, dentro de las actividades del XII Festival Internacional Chihuahua, que tuvo en esta puesta su mejor acierto.

El desplante del profesionalismo de la compañía fue portentoso, desde las actuaciones, la música, el maquillaje, el vestuario hasta la escenografía, cada detalle cuidado al extremo.

«Hong Niang», que ha sido traducida como El Romance de la Cámara Occidental o la Historia del ala oeste, es una comedia de asunto amoroso que fue compuesta por Wang Shifu (1250–1337?), un prestigiado dramaturgo de la dinastía Yuan Dynasty, al que se le atribuyen 14 obras y dos que se conservan completas dos, entre ellas ésta, considerada el Romeo y Julieta del país oriental.

La historia cuenta las vicisitudes del amorío entre un joven estudiante (interpretado por Zhang He) y la bella hija del difunto primer Ministro de gobierno (Han Haojun), quienes se conocen en un monasterio budista.

El monasterio se ve acosado por un forajido que promete no atacarlo si le ceden en matrimonio a la joven. La madre, desesperada, anuncia que quien logre salvarla será su esposo.

El estudiante acude a un amigo de la infancia que ahora es un poderoso militar y derrota al forajido; entonces la madre (un personaje muy posesivo y dominante) se desdice de su palabra y gracias a la inteligente intervención de Hong Niang, la sirvienta de la joven, la pareja consigue casarse.

La literatura mundial siempre será una caja de sorpresas. Esta comedia anticipa en cerca de 300 años, con la misma calidad, los mejores logros la comedia del Siglo de Oro español.

La diferencia esencial con aquella dramaturgia es que aquí la figura de Hong Niang (la interpretación de la actriz Zhu Lingyu fue formidable) es deliberadamente protagónica.

El carácter de la ópera china se afirma en el uso del maquillaje (llegan a tardar hora y media en aplicarlo), que produce el efecto de presenciar máscaras dúctiles, el uso de las manos para expresar emociones y de mangas largas como complemento de éstas y que sirven además para dar señales a los músicos (los intrumentos fueron jinghu, yueqin sanxian, zhongruan, daruan, daluo, naobo y xiaoluo); las composiciones están supeditadas al ritmo de la obra. El desplazamiento de los actores con pequeños pasos rápidos también contribuye a la irrealidad de la representación, irrealidad que es sumamente atractiva y embelesante.

Al culminar la escenificación, que tuvo el privilegio de presenciar un teatro casi lleno, los actores principales ofrecieron un diálogo con los asistentes que resultó sumamente ilustrativo y no faltó (dejaríamos de estar en Juárez) quien se dirigió a los actores en mandarín.

Si tuviéramos que elegir una palabra para describir el arte de la compañía sería gracia, y si tuviéramos que dejar un mensaje, repetiríamos las palabras del actor chino Zhang He: El arte traspasa las fronteras.

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