martes, mayo 23, 2017

Fotografía / España: La fotografía mortuoria asturiana se muestra en «Revela-T»

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ENRIQUE GÓMEZ
Niña muerta, foto tomada posiblemente en Luarca en 1925. (Foto: Enrique Gómez)

C iudad Juárez, Chihuahua. 23 de mayo de 2017. (RanchoNEWS).- No siempre fueron tenidas por imágenes destinadas a miradas morbosas. Al contrario, la fotografía fúnebre o mortuoria fue un género socialmente muy aceptado durante años. Las familias vestían a sus muertos queridos con alguna de sus mejores ropas y luego llamaban al fotógrafo. Éste captaba ese instante de la muerte detenida, un último retrato con el que preservar el recuerdo de la persona fallecida. Y era una costumbre de todas las clases sociales, muy enraizada además en las católicas España e Italia hasta prácticamente los años sesenta del pasado siglo. El Muséu del Pueblu d'Asturies posee en su importante fototeca notables ejemplos de este tipo de instantáneas. Algunas se pueden ver estos días en «Revela-T», cita que acoge Barcelona. Este festival está considerado como el más importante del mundo de fotografía analógica. J.L. Argüelles reporta para La Nueva España.

El tema de lo oculto, de lo que se aparta de la mirada social, ha sido uno de los asuntos del Día internacional de los museos, que se celebró el pasado día 18. Y es también el eje de las cincuenta exposiciones que vertebran esta edición de «Revela-T». La colección de fotografía «post-mortem» que aporta el Muséu del Pueblu d'Asturies incluye imágenes de distintas épocas. Son obras de cinco fotógrafos asturianos, alguno tan sobresaliente como Valentín Vega. Los otros son: Juan Evangelista Canellada, Benjamín Rodríguez Membiella, Emilio Alonso y Enrique Gómez.

En las instalaciones gijonesas hay más ejemplos de esta fotografía que ha ido ocultándose a la mirada social, quizás porque la muerte ha salido de las casas para quedar confinada en espacios determinado: desde el hospital a los tanatorios. Las fechas de las imágenes captadas por los fotógrafos citados confirman que, en efecto, la costumbre de esta fotografía mortuoria se prolongó durante unas cuantas décadas del siglo XX. Valentín Vega data en 1951, en El Entrego, una tremenda foto de los cadáveres de una madre y su bebé recién nacido.

Según explicaron ayer desde el Muséu del Pueblu d'Asturies, «del valor de esta colección da idea el hecho de que ya en 2013 Isabelle Renaudet, profesora de Historia Contemporánea de la Universidad de Aix-Marsella, publicara un estudio específico sobre estas fotografías 'post-mortem'».

Las instalaciones gijonesas tienen un total de setenta de estas imágenes, fechadas a lo largo de casi un siglo: desde 1870 a 1960. «Prueba de los extendido de esta práctica es el hecho de que, a pesar de que muchas de las fotografías integradas en esta colección son anónimas, abundan los fotógrafos profesionales que la practicaron». La fototeca del Muséu del Pueblu d'Asturies agranda su importancia para el conocimiento en profundidad de la vida y las costumbres de los asturianos.


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