martes, mayo 09, 2017

Libros / México. Liber ediciones; Joyas de librería

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Ilustración: José Luis Fariñas. (Foto: LIBER)

C iudad Juárez, Chihuahua. 7 de mayo de 2017. (RanchoNEWS).- Elaborar un libro requiere tiempo, incluso de años. Liber Ediciones parece de otra época, sus libros surgen sin prisa, con la paciencia del artesano. «Hay ediciones que han tardado 12 años en configurarse completamente», dice Beatriz Urrizola, directora internacional del sello español, surgido en 1989, que conjuga la bibliofilia y el arte, reporta Luis Carlos Sánchez para Excélsior desde la Ciudad de México.

Los libros de Liber son toda una empresa: sus fojas, sin coser, están hechas con papel artesanal que se pide a molinos especiales; en muchos casos utilizan fuentes diseñadas en exclusiva y siempre van protegidos en estuches forrados de piel. Profusamente acompañados de obra original, los tirajes están limitados en su mayoría a sólo 199 ejemplares y en algunas ocasiones se tiran 100 libros más en sepia que se ofrecen sólo a bibliófilos consumados.

«Los libros de bibliofilia son una práctica que en España casi no se hacía en el momento en que surge Liber. Tenían una gran presencia en el centro de Europa: en Francia, Alemania o Italia, pero en España era un género que no se había tocado», dice la editora. Desde su nacimiento, el sello ha conformado un catálogo de casi 50 títulos; 28 años después desembarca en México en busca de coleccionistas e instituciones, públicas y privadas, interesadas en libros raros y curiosos.

El interés por llegar a México nació hace dos años. «En España tenemos un club de bibliófilos importante, que están esperando que surjan las nuevas ediciones, pero necesitábamos salir de allá; sí vendíamos algo en Europa, pero la limitación del idioma fue importante: editamos todo en español; el hecho de venir a Latinoamérica nos abría muchas puertas y elegimos México como plataforma, pues nos parece ideal para llegar a Estados Unidos y a todo el continente», explica Urrizola.

Todo un arte

Todo empezó cuando el editor Juan José Izquierdo visitaba un mercado de pulgas en París; ahí encontró una edición que incluía los dibujos que Pablo Picasso hizo de El entierro del conde de Orgaz. Hasta entonces, si bien Izquierdo era un hombre interesado en los libros, conocía poco de cómo elaborarlos. «Descubrió la forma de hacer libros con obra de artistas, empezó a investigar qué se estaba haciendo en España y en otros lugares», y a partir de ahí comenzó con su aventura, narra Urrizola.

La naciente Liber inició también con su proyecto más ambicioso: la Suite de la Botánica de Lamarck, que tradujo por primera vez del francés al español para hacer una edición de sólo 100 ejemplares que incluyeron 112 láminas originales, iluminadas a mano con la técnica pochoir, por el miniaturista Michel Marty. «Fue toda una odisea, se contó con expertos botánicos y por primera vez se dio color a las láminas, se fueron desarrollando plantillas para cada una de las flores, por cada color había que hacer una plantilla, se hicieron más de 400 mil plantillas para iluminarlas. Tardamos más de 14 años en configurar la obra».

Izquierdo quiso tener su propio sello. Se dio cuenta de que otras editoriales que se dedicaban a hacer libros para bibliófilos, generalmente ponían énfasis en los artistas y artesanos que participaban en la elaboración de los libros. Liber pensó entonces en que cada eslabón en la cadena de fabricación tuviera el mismo peso.

«Nos hemos basado principalmente en los grandes autores de la literatura universal, sobre todo en textos que pueden tener referentes para nuestros días. Hay obras en las que se ha tenido que configurar un texto nuevo, aunque sean temas clásicos. Así nos paso con Las musas. Era una obra gráfica que tenía Perellón, en la que había dibujado las nueve musas y decidimos configurar un libro alrededor de ellas; hubo que encargar a un escritor que completase el libro. En otros casos hemos tomado textos más actuales, tenemos una biografía de Cervantes preciosa que hizo María Teresa León, una escritora del 27, hay obras que se conjugan con poesía», señala.

Las joyas editoriales pueden surgir de dos maneras: ya sea a partir de la obra de un artista plástico o bien de un texto clásico o contemporáneo. «Lo normal es que haya la inquietud de hacer un título en concreto, porque es un referente universal en la literatura. Cuando sucede eso se ve el abanico de posibilidades que hay con los artistas, quiénes pueden encajar más».

Entonces comienzan a embonarse las piezas: se escoge y elabora un papel especial que se hace en un molino de agua, se estudia la tipografía que será usada y, en todo caso, se diseña una nueva y se configura la edición en conjunto: su estuche, los colores, lo que se quiere transmitir con ella.

Otras ediciones parten de la obra del artista o de un proyecto en específico que quiera seguir el creativo. Pero en todos los casos el trabajo avanza despacio, con la intervención de artesanos y especialistas, dependiendo del tema: botánicos, traductores del latín, lingüistas o escritores consumados. Algunas obras incluyen el Fausto, de Goethe, en la versión más actualizada hasta ahora por el artista cubano José Luis Fariñas; José Tomás. Hombre, torero y mito, que incluye una selección de poemas de Mauro Armiño y grabados e ilustraciones de Vicente Arnás.

El catálogo también cuenta con versiones de la biografía de Cervantes: El soldado que nos enseñó a hablar, de Teresa de León, con ilustraciones también de Fariñas; Amantes célebres. Amor más allá de la muerte, de Mauro Armiño, con ilustraciones de Celedonio Perellón; el Codex Calixtinus, de Aymeric Picaud, también con obra de Perellón, o Carmen, de Prosper Mérimée, con once grabados al aguafuerte y aguatinta de Natalio Bayo.

En México, la editorial tendrá disponibles unos 20 títulos que aún quedan en existencia.

Se trata de ediciones que, por su limitado tiraje, son buscadas por coleccionistas o que pueden ser adquiridas por instituciones: sus precios van de los 40 mil a los 60 u 80 mil pesos. Desde que los editores comenzaron a poner los ojos en el país, se han reunido con instituciones educativas y museos; la Universidad Iberoamericana, por ejemplo, adquirió recientemente tres ejemplares para su acervo reservado de la Biblioteca Francisco Xavier Clavijero y, a decir de Urrizola, la editorial está en pláticas con la UNAM para llevar a cabo una versión bibliófila de El príncipe, de Maquiavelo, que podría ser ilustrada y acompañada con obra de Francisco Toledo.

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