lunes, abril 23, 2018

Textos / Discurso íntegro de Sergio Ramírez, Premio Cervantes 2017

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El escritor nicaragüense Sergio Ramírez (c), tras recibir de manos del rey Felipe la medalla y la escultura del Premio Cervantes. (Foto: Juan Carlos Hidalgo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 23 de abril de 2018. (RanchoNEWS).- Permítanme dedicar este premio a la memoria de los nicaragüenses que en los últimos días han sido asesinados en las calles por reclamar justicia y democracia, y a los miles de jóvenes que siguen luchando, sin más armas que sus ideales, porque Nicaragua vuelva a ser República. Vengo de un pequeño país que erige su cordillera de volcanes a mitad del ardiente paisaje centroamericano, al que Neruda llamó en una de las estancias del Canto General «la dulce cintura de América». Una cintura explosiva. Balcanes y volcanes puse por título a un ensayo de mis años juveniles donde trataba de explicar la naturaleza cultural de esa región marcada a hierro ardiente en su historia por los cataclismos, las tiranías reiteradas, las rebeliones y las pendencias; pero, en lo que hace a Nicaragua, también por la poesía. Todos somos poetas de nacimiento, salvo prueba en contrario.

«Poeta» es una manera de saludo en las calles, de acera a acera, se trate de farmacéuticos, litigantes judiciales, médicos obstetras, oficinistas o buhoneros; y si no todos mis paisanos escriben poesía, la sienten como propia, gracias, sin duda, a la formidable sombra tutelar de Rubén Darío, quien creó nuestra identidad, no sólo en sentido literario, sino como país: «Madre, que dar pudiste de tu vientre pequeño/tantas rubias bellezas y tropical tesoro/tanto lago de azures, tanta rosa de oro/tanta paloma dulce, tanto tigre zahareño…», escribe al evocar la tierra natal.

El discurso lo publica El País



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