jueves, junio 07, 2018

Cine / «Basada en hechos reales» de Roman Polanski

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Eva Green protagoniza Basada en hechos reales. (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 1° de junio de 2018. (RanchoNEWS).- Ahora que el irlandés Mark Cousins, cierto gurú de la crítica cinematográfica angloparlante, autor del libro y la serie Historia del Cine, ha decidido dejar de «habitar» las imaginaciones (pongamos, películas) de Woody Allen y Roman Polanski, porque «proceden de mentes perversas» y porque sería tanto «como visitar países con regímenes dictatoriales», ¿en qué posición se coloca el espectador frente al nuevo trabajo del cineasta polaco? Dado que la Cinemateca Francesa tuvo que aplazar sine die su retrospectiva a Jean-Claude Brisseau y dejar de invitar a Polanski para celebrar su cine con otro ciclo integral, ¿somos sospechosos de «complicidad moral» por querer ver Basada en hechos reales, el último thriller erótico-psicológico del autor de Lunas de hiel (1992)? Es más, nos preguntamos, ¿se puede seguir escribiendo sobre el cine de Polanski después del #MeToo? La respuesta, evidentemente, es que sí. Es que debe hacerse. A este cronista al menos le sigue y seguirá interesando su obra como una de las fuentes nucleares para entender el cine moderno y, si queremos, el mundo post-Hiroshima y sus alienaciones.

Juego de suplantaciones 

En un fabuloso artículo publicado en la revista Letras Libres, la crítica y ensayista mexicana Fernanda Solórzano hablaba de la era del consentimiento, esa «epidemia» que empieza a afectar a «intelectos y sensibilidades respetables» y cuyo virus se traduce en una suerte de «puritanismo adquirido» que puede conducir al paciente a «comparar ver vídeos de Dáesh que muestran decapitaciones con aceptar ver obras de ficción concebidas por ciertos cineastas». La última obra de Polanski probablemente no se cuente entre sus conquistas más notables, pero sí se asocia al resto de su trabajo con la solidez que confieren los gestos de un veterano que ha construido una de las poéticas (malsanas) más reconocibles del cine europeo del último medio siglo. De hecho, el propio Polanski ha revelado que se sintió atraído por la novela de Delphine de Vigan en la que está basada por sus correspondencias con su obra anterior, especialmente con Repulsión (1965) y El escritor fantasma (2010).

Carlos Reviriego reseña para El Cultural



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