martes, octubre 23, 2018

Libros / « Ni aquí ni allí» de Tommy Orange

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Tommy Orange, autor de Ni aquí ni allí. (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 23 de octubre de 2018. (RanchoNEWS).- Hace mucho tiempo que no hay pieles rojas, ni pipas de la paz, ni recompensas por cortar cabelleras de indio a mayor gloria de vaqueros o rangers intrépidos que se jacten de ello en los saloons. Y, sin embargo, el relato de los indios americanos, de su historia de derrota, asimilación y supervivencia, sigue marcada por la voz de los blancos, los vencedores: desde John Wayne acribillándolos a tiros a Kevin Costner salvándolos. El Día de Acción de Gracias, que reúne a las familias estadounidenses en torno a una leyenda de unidad entre colonos e indios, escondió una realidad de matanzas, envenenamientos y hasta juegos con cabezas rodantes de pequots, por ejemplo, que en Manhattan la gente pateó por las calles «como balones de fútbol». Otras cabezas eran exhibidas en tarros, ensartadas en picas, convertidas en espectáculos por los que había que pagar y, hasta finales de los años setenta, la cabeza de un indio con plumas fue la imagen sobre la diana de una carta de ajuste en los televisores de EE UU.

Lo cuenta Tommy Orange, un indio cheyene nacido en Oakland (California) en 1982, que ha convertido en superventas y finalista del Booker Prize su primera novela, un retrato abrasador de los indios contemporáneos. Ni aquí ni allí (AdN) es un libro rabioso, rápido y contemporáneo donde esas escenas de represión antigua se resumen en el prólogo. El resto es un rocoso esculpido de la realidad de los indios urbanos bajo una represión nueva, la de sus adicciones, sus agujeros y su desarraigo consustancial a su historia de asimilación forzosa. El 70% de los 2,4 millones de nativos estadounidenses viven en ciudades y Orange ha elegido a 12 de ellos para describir una verdad nada autocomplaciente. No hay épica ni reservas más o menos folclóricas de indios, sino ciudadanos convertidos en carne de cañón. Orange se ha propuesto aportar un relato indio de la historia india, y este es el resultado.

Una nota de B. González Harbour para El País



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