domingo, marzo 01, 2020

Textos / «Black Sabbath: Heavy Metal» por Rogelio Garza

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Black Sabbath. (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 28 de febrero de 2020. (RanchoNEWS).- El viernes 13 de febrero de 1970 apareció el disco debut con la canción del grupo que cambió el curso del rock: Black Sabbath. Entonces nadie imaginó la endemoniada influencia que iban a tener. Tras el violento declive de la psicodelia con Charles Manson y Altamont, el rock siguió rodando sobre dos rutas autodestructivas, atascadas y oscuras: el punk de Iggy & The Stooges en Detroit y el heavy metal del cuarteto de Birmingham. Fábricas metálicas en colisión, distorsión, destrucción y drogadicción, porque sin drogas no hay rock.

Se considera fiesta rockera de guardar el día que el guitarrista zurdo Tony Iommi se rebanó las yemas de los dedos medio y anular derechos en la acerera donde trabajaba. Contra la advertencia médica de que no volvería a tocar se hizo unas prótesis de plástico y piel, e inspirado por el guitarrista de jazz Django Reinhardt y su método para tocar con dos dedos después de quemarse en un incendio, aprendió de nuevo. A su Gibson SG le aflojó las cuerdas por la pérdida de sensibilidad y le bajó los famosos tres tonos. En palabras del magazo en I am Ozzy, lo que querían tocar era «blues maligno» para asustar a las chicas «cincobolseras». Pero les salió ese rock demoniaco llamado, con todo el peso de la industria acerera, heavy metal. Y sólo lograron atraer a una fauna satanista que los acosaba. Completaban el cuarteto el bajista Geezer Butler, autor de la mayoría de las letras por su voraz afición a la literatura fantástica y el primer bajista en conectarle un pedal wah al bajo con sus respectivos low tones para densificarlo. Y el baterista Bill Ward, el santo bebedor que le daba sustento jazzero a la locomotora galopante.

El texto de Rogelio Garza es publicado en su columna La canción #6 del suplemento El Cultural de La Razón

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