jueves, julio 23, 2020

Textos / «Rehabilitar las calles» por Vecka Duncan

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Rehabilitar las calles. (Foto: Ariel  Agüero)

C iudad Juárez, Chihuahua. 17 de julio de 2020. (RanchoNEWS).- «El bulevar», dice Walter Benjamin, «es la morada del flâneur [...] Los muros son el pupitre en el que apoya su cuadernillo de notas. Sus bibliotecas son los kioscos de periódicos, y las terrazas de los cafés [son] balcones desde los que, hecho su trabajo, contempla su vivienda». Después de tantos meses de encierro, extraño ser peatona, experimentar la ciudad como caminante. Hace algunos días hablaba con Luisa Valender, dueña del café El Olvidado en Coyoacán, sobre lo que ella llama los límites de la virtualidad. Uno de ellos, comentábamos, es la convivencia, pues cómo podemos estrechar lazos significativos con otros sin vernos las caras, o entablar conversaciones profundas sin compartir la mesa. Para ello, necesitamos rehabitar el espacio público. Los cafés, históricamente, han sido el lugar desde donde lo experimentamos. Para los flâneurs del siglo XIX, éste era una extensión de la calle, otro espacio desde donde observar y aprehender el mundo. Desde sus sillas, a veces en compañía y otras resguardados tras las páginas de un periódico o libro, los intelectuales, escritores y artistas del París decimonónico inauguraron un nuevo modo de ver la realidad, inspirado por la creación de una urbe moderna, para la cual también era indispensable una mesa de café.

El programa Ciudad al aire libre, que el gobierno de la Ciudad de México ha lanzado como respuesta a la emergencia sanitaria, establece un nuevo reglamento que permite a los restauranteros reabrir sus puertas utilizando las banquetas e incluso facilita extenderse hasta la calle. Esto ha suscitado controversias entre vecinos —particularmente de los míos—, pero ante las recomendaciones de salubridad, como la sana distancia y la buena ventilación, no parece haber otra forma de recuperar la convivencia y el consumo. En este sentido, las nuevas medidas no sólo son de celebrarse desde lo económico, sino porque nos permiten, precisamente, rehabitar el espacio público. Es necesario que los cafés vuelvan a tomar las calles.

El texto de Vecka Duncan es de su columna Al margen publicada en el suplemento El Cultural de La Razón

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