martes, noviembre 24, 2020

Textos / «Rubem Fonseca y la destreza del trazo literario» por Enrique Héctor González


Portada de La Jornada Semanal. (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 22 de noviembre de 2020. (RanchoNEWS).- Elogio preciso y equilibrado de Rubem Fonseca (Juiz de Fora, 1925-Rio de Janeiro, 2020) y, por lo tanto, una muy buena incitación a la lectura de su obra es el asunto de este ensayo. Merecedor de dos prestigiados premios, el de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (entonces Premio Juan Rulfo) y el más importante en lengua portuguesa, el Luis de Camões, la obra del gran escritor brasileño merece el gusto de leerse, pues, se afirma aquí, «es literatura sin adjetivos, prosa concisa, sin desperdicio».

La muerte del autor no sólo es una teoría literaria sugerida por Barthes y preconizada en detalle por Foucault. También se refiere, en el mundo real, a la desaparición física de una persona que es tan infinita, irremediablemente mortal como todas las demás. En realidad, una defunción no ocurre en literatura, sino raramente, cuando el escritor está activo o en el auge de su carrera, produciendo textos que, a la larga, lo confirmarán en el canon o en la memoria de sus lectores como una voz imprescindible. Con mayor frecuencia sucede que el punto final ya había llegado desde antes y la escritura daba vueltas sobre sí misma, repitiéndose, agotando los mismos recursos, saturando las obras completas sin grandes posibilidades de alcanzar el nivel de sus mejores años. El caso de Rubem Fonseca (Juiz de Fora, 1925-Rio de Janeiro, 2020) es y no es la excepción: vivió casi noventa y cinco años y quizá por ello los mejores en productividad y pericia habían quedado atrás, en los años setenta y ochenta del siglo pasado; pero es tal la intensidad de su narrativa completa y tan injusto que no haya merecido ni la debida atención de la crítica ni un coto de lectores mejor nutrido, que quizá la circunstancia fúnebre pueda dar pie a que se vuelvan a revisar y a leer con atención algunos libros vitales de este autor brasileño. Señalarlos es el motivo de las líneas que siguen.

El texto de Enrique Héctor González es publicado por el suplemento La Jornada Semanal de La Jornada