domingo, febrero 06, 2022

Textos / «Escenarios encantados» por Salvador Novo

Miguel Covarrubias, Rumba, acuarela, gouache y lápiz sobre papel, ca. 1930. (Foto: thunderstruck9.tumblr.com)

C iudad Juárez, Chihuahua. 4 de febrero de 2022. (RanchoNEWS).- En el teatro de la ciudad de México no parece que haya pasado un solo día desde mi infancia, en los tiempos anteriores a la guerra. Los mismos edificios, las mismas butacas tiesas, los mismos acomodadores que rentan los mismos gemelos para las mismas piezas en los mismos jueves y domingos tradicionales. Podría llegar a creerse que en esos teatros le dotan a uno, sin cargo extra, de un par de manos aplaudidoras y de unos ojos llorosos con un aparato hilarante adentro, una vez concluida la temporada, con la parafernalia requerida de la corrección teatral.

El Teatro Hidalgo, por dar un ejemplo, fue gloria de la ciudad al principio de los años ochenta, al ser el primero en usar gas para efectos lumínicos. Lo seguiría usando de no haberse incorporado la electricidad a nuestra joven civilización, y salvo por este cambio permanece como una reliquia histórica, cayéndose a pedazos ante la mirada respetuosa del gobierno, que es su propietario desde hace varios años. En este antiguo lugar vi a las florecientes celebridades de la opereta y el drama al comienzo de la segunda década de este siglo. Obras maestras como Los sobrinos del capitán Grant, La pata de cabra y Margarita de Borgoña o La Torre de Nesle, Amor y orgullo, El modisto parisién y otros especímenes líricos y melodramáticos alternaban con Los tres mosqueteros, Otelo, Flor de un día y Espinas de una flor, y con la historia de San Felipe de Jesús, protomártir mexicano.

El texto de Salvador Novo lo publica el suplemento El Cultural de La Razón