viernes, marzo 25, 2022

Textos / «Émile Zola: asesinos a granel» por Ricardo Guzmán Wolffer

Édouard Manet, Retrato de Émile Zola, óleo sobre tela, detalle, 1868. (Foto: es.wikipedia.org)

C iudad Juárez, Chihuahua. 18 de marzo de 2022. (RanchoNEWS).- Adelantado a su época, Émile Zola (1840-1902) publica la novela La bestia humana en 1890: en ella muestra a un peculiar asesino serial que se hace amante de una homicida, cuyo esposo —otro delincuente— es llevado a juicio por un crimen que no cometió y que en realidad fue culpa del citado amante. A éste lo desea otra forajida quien, tras matar a decenas de personas al provocar el choque de un tren, se suicida. La descarriladora de trenes es a su vez hija de otra víctima, envenenada por su cónyuge. Encima, el amante es asesinado por su compañero de trabajo, quien deja de ser su amigo por culpa de una buscadora de amores fáciles.

Aunque pareciera que la bestia humana de la que habla el título es el amante, en realidad podría ser cualquiera de los personajes, pues cada uno cree tener razones para matar. Lo más memorable de la novela no es el encuentro de matones ni cómo la sed de sangre se mezcla con el deseo sexual irrefrenable, sino cómo se termina de armar un cubo Rubik hasta la última página de la novela. Otro rasgo extraordinario es que todo ocurre a bordo de trenes que terminan por ser personajes, visto que la vida de casi todos los homicidas gira alrededor de los ferrocarriles, sus vías, sus horarios y la compañía para la que trabajan. En esa empresa se decide la vida de los empleados al resolver si irán a juicio y si serán condenados, todo con tal de esconder los abusos infantiles perpetrados por el primer asesinado, un alto funcionario de la organización.

El texto de Ricardo Guzmán Wolffer es publicado por el suplemento El Cultural de La Razón