jueves, octubre 06, 2022

Literatura / Suecia: La escritora francesa Annie Ernaux, Premio Nobel de Literatura 2022

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La escritora en su juventud. (Foto: Internet)

C iudad Juárez, Chihuahua. 6 de octubre de 2022. (RanchoNEWS).- La escritora francesa Annie Ernaux, autora de una obra esencialmente autobiográfica e intimista que explica la experiencia humana, ha sido reconocida con el Premio Nobel de Literatura 2022 por «el coraje y la agudeza clínica con la que descubre las raíces, los alineamientos y las limitaciones colectivas de la memoria personal». Así lo ha anunciado este jueves en rueda de prensa un portavoz de la Academia Sueca. Según el jurado, la novelista gala «cree en la fuerza liberadora de la escritura» y su obra «intransigente» está escrita en un lenguaje «sencillo» y «raspado hasta la limpieza», informa David Barreira para El Cultural. 

Annie Ernaux (Yvetot, 1940), la 17ª mujer en recibir el Nobel, es autora de numerosas obras como Los armarios vacíos (1974), su primer libro y el que conjuga las claves de toda su literatura y su voz particular, La mujer helada (1981) o Memoria de chica (2016), en donde reconstruye la noche en la que perdió la virginidad para analizar y entender a aquella joven. Escritora de una reconocida trayectoria, ya había sido galardonada con los más prestigiosos premios, entre los que se encuentra el Renaudot (1984), el Marguerite Duras (2008), el Strega Europeo (2016), el Marguerite Yourcenar (2017) y el Premio Formentor (2019).

Ampliamente valorada en Francia y considerada un referente por autores como Emmanuel Carrère, Virginie Despentes o Édouard Louis, su obra literaria es un mapa que recorre temas como las propias experiencias y el pensamiento íntimo y una memoria colectiva que aborda los derechos sociales, el feminismo, lucha de clases y los elementos de la vida, como el amor la enfermedad y la muerte. «Escribo para salvar aquello que nunca volveré a ser. Escribo contra el olvido que todos sufriremos», explicaba en una entrevista con El Cultural a finales de 2019.

Nacida en una pequeña localidad de Normandía e hija de comerciantes humildes, pasó su infancia y adolescencia en la localidad de Yvetot hasta trasladarse a Rouen para cursar estudios universitarios de literatura y gracias al apoyo y empeño de sus padres. Ernaux ha dedicado su vida a la enseñanza como profesora de letras modernas. Entre sus otros títulos más relevantes destacan No he salido de mi noche (1997), Perderse (2001), El uso de la foto (2005) o Los años (2008). Cabaret Voltaire y Tusquets son las dos editoriales españolas que han traducido los libros de la escritora francesa.

A pesar de proyectar un estilo clásico y sencillo, Ernaux se ha definido como «una etnóloga de mí misma» más que como una autora de ficción. Esta característica se desprende, por ejemplo, de las páginas de Una mujer, en la que aborda el duelo por la pérdida de su madre. La autora arma un tipo de escritura que hace del yo literario un personaje colectivo: alguien que con sus palabras dice también las verdades del resto de la humanidad. Ella cree en el poder de la literatura para intervenir en el mundo y darle un sentido.

Ernaux, ha destacado el jurado del Nobel, «revela la agonía de la experiencia de clase» y describe emociones como «la vergüenza, la humillación, los celos o la incapacidad de ver quién eres». Su escritura bebe de experiencias autobiográficas y fusiona la ficción, la sociología y la historia para narrar historias de su familia o sucesos personales como su aborto (El acontecimiento, 2000) o el cáncer de mama, que abordó en El uso de la foto (2005). Y ha dicho en numerosas ocasiones que escribir es un acto político que nos abre los ojos a la desigualdad social.

El libro que marcó un punto de inflexión en su carrera fue El lugar (1983), un desapasionado retrato de su padre en el que indagaba en la dificultad de habitar en un espacio propio dentro de la sociedad. En 1996 publicó La vergüenza, una suerte de continuación de la semblanza interior de su progenitor: la obra trata de explicar por qué en una tarde de junio su padre, en un arrebato de furia, intentó asesinar a su madre. La vivencia personal vuelve a servirle para abordar los códigos sociales y de conducta en los que creció, y brindar lecturas universales.

«Siempre he querido escribir el tipo de libro del que me resulta imposible hablar después, ese tipo de libro que me hace imposible soportar la mirada de los demás», ha explicado Ernaux. Su escritura, además, está subordinada al paso del tiempo. En los años (2008), la autora hace sentir al lector ese proceso, desde la posguerra hasta el presente, a través de fotos y recuerdos dejados por los acontecimientos, las palabras y las cosas. Es su proyecto más ambicioso y ha sido definida como «la primera autobiografía colectiva».

«Escribir no es una elección», confesó Ernaux en otra entrevista reciente con El Cultural. «Tampoco algo fácil, como pensé antes de convertirme en escritora. No es una actividad como cualquier otra. Para escribir un libro, hay que olvidarse de uno mismo, encontrar algo de uno mismo sin que sea uno mismo. La escritura es recoger, restituir. Puertas que se abren y que se cierran». La suya ha sido reconocida con el premio más prestigioso de las letras.





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