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ABRE LA MAYOR FERIA DEL LIBRO
Francfort lucha contra la crisis
La edición alemana recurre a los libros de deportistas y autores “mediáticos”
SERGIO VILA-SANJUÁN - 03:46 horas - 08/10/2003 / La Vanguardia
Los tiempos son malos para el negocio del libro, pero el horizonte empieza a despejarse. Eso al menos es lo que esperan, cargados de buena voluntad, los responsables de la Feria de Francfort, la mayor concentración anual de profesionales del sector, que abrió ayer sus puertas con la participación de más de 6.400 expositores provenientes de 104 países, y que espera una asistencia de público superior a las 300.000 personas.
Los tiempos son malos porque las consecuencias económicas del 11-S han afectado negativamente en estos dos últimos años tanto a editores como a libreros. En el 2002 “la crisis” fue el tema dominante de la feria, y este año sigue coleando. Lo reconoció en su parlamento inaugural Dieter Schorman, presidente de la poderosa Börseverein (Asociación de Editores y Libreros alemanes, que organiza la feria). Tan sólo en el primer semestre del 2003 el sector ha registrado en Alemania una caída del 4,9% de ventas respecto al mismo periodo del año anterior. Encuestados por la Asociación, el 50% de los libreros alemanes ha reconocido que sus ventas habían caído en este periodo.
“Sin embargo, Alemania está leyendo”, enfatizó con optimismo Schorman. Lo demuestran fenómenos como el último libro de Harry Potter, que tan sólo en su versión inglesa ha vendido ya medio millón de ejemplares en el país. Y aunque muchas grandes editoriales han registrado pérdidas en estos dos últimos años, también han reaccionando reduciendo sus tiradas, hasta un 7,3% de descenso total anual en Alemania.
Junto a J. K. Rowling, hay otro motivo de optimismo para el presidente de la Börseverein, un motivo que muchos amantes del libro contemplarán sin duda con razonable escepticismo o temor, y es el éxito de los autores mediáticos. “Nunca antes en Alemania se había visto que tantas celebridades comercializaran sus vidas con autobiografías.” El futbolista Stefan Effenberg, las presentadoras de televisión Verona Feldsbuch y Uschi Glas o la estrella pop Dieter Bohlen son algunas de las figuras locales que se han convertido recientemente en best-séllers. Esta tendencia refleja, en opinión de Schorman, “los cambios en el mercado dentro de un mundo cada vez más dominado por los medios de comunicación, y en el que la relación entre la industria del libro y la televisión, la radio y la prensa escrita es cada vez más importante para la comercialización de los libros”.
Por suerte, Francfort no es sólo edición mediática. Este año la Feria ha cerrado un importante acuerdo con el land de Hessen, al que la ciudad pertenece, para celebrar durante la semana del encuentro un amplio festival literario que incluye 200 actos con 125 autores en trece localidades, con lecturas en las escuelas, veladas literario-musicales, sesiones de jazz y poesía y noches de novela policiaca.
El recinto del certamen, a su vez, albergará debates sobre un amplio número de temas, desde la especifidad de la literatura europea hasta los resultados culturales de la globalización en África. Y, como cada año, en un momento u otro estarán presentes en la Buchmesse grandes figuras de la literatura internacional, como el premio Nobel alemán Gunter Grass, que presentará el libro de poemas y dibujos “Ultimas danzas”, o la ensayista estadounidense Susan Sontag, que este año recibirá el premio de la Paz de los editores y libreros alemanes.
Escritores de cariz más popular como Jostein Gaarder o Paulo Coelho serán objeto de fiestas homenaje con motivo de la aparición en alemán de sus últimas obras (“El vendedor de naranjas” y “Once minutos”, respectivamente), mientras algunos libros especiales darán pie al show correspondiente, como un álbum sobre el boxeador Cassius Clay que lanza editorial Taschen y para cuya promoción se ha dispuesto un ring de boxeo en el espacio de los editores alemanes.
En el capítulo de los déficit, hay que contar la ausencia de la representación cubana, en respuesta a la negativa alemana a acudir a la Feria de La Habana.
“Last but not least”, en la organización de la feria se advierte un sentimiento de alivio: la convocatoria seguirá celebrándose en su tradicional enclave de Francfort, donde se celebra desde hace más de medio siglo, contra los rumores de que la Börseverein pensaba trasladarla a Munich o Berlín, harta de los aumentos de precio por parte del recinto ferial que la acoge y de los reiterados abusos perpetrados por los hoteles de la ciudad, acostumbrados a duplicar tranquilamente el precio de sus habitaciones durante el certamen y a exigir al cliente que se hospede un mínimo de seis noches durante estos días, una práctica reiteradamente denunciada como discriminatoria por los profesionales de países económicamente más débiles.
Volker Neumann, actual presidente de la Feria, se congratuló ayer de haber negociado con las autoridades municipales y feriales la continuación del certamen y aseguró que a partir del año próximo los principales hoteles de la ciudad desarrollarán un trato al cliente más flexible y razonable, es decir, menos próximo al atraco.
Presencias –y ausencias– rusas
A sus veintidós años, Irina Denezkina es una de las estrellas emergentes de la literatura rusa actual, tras haber publicado una serie de narraciones en las que delata la experiencia de crecer en su San Petersburgo natal. Denezkina, de quien la editorial Fischer acaba de publicar un libro de relatos traducido al alemán, es una de las autoras que participarán en la feria dentro del programa organizado en torno a la presencia de Rusia como invitada de honor. Con ella, escritoras consagradas como Tatiana Tolsaia, figuras de la nueva Rusia –como V. Yerofeev o V. Palevin– y algún que otro representante de la literatura “negra”, como Anna Malisheva, pondrán de manifiesto el nivel literario del país.
Dos pabellones –uno de ellos con maquetas de la plaza Isakiebskaya de San Petersburgo– y un programa de 120 actos pertrechan esta participación, complementada en la ciudad de Francfort con sendas exposiciones sobre iconos de Novgorod y sobre chamanismo siberiano.
Más dudosa parece la presencia en el certamen de la periodista Anna Politskovskaia, especializada en la denuncia de crímenes de guerra contra la población chechena, que debía participar en la presentación de un libro sobre el tema, fuera del programa oficial ruso. La periodista ha denunciado que por presiones del Gobierno de su país sobre la organización de la feria se ha anulado su invitación. Un portavoz del certamen explicó ayer que la feria no está ni a favor ni en contra de su presencia.